Votar por lo nuevo

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Por: Andrés Quishpe

Sin duda alguna, la aplicación de la “muerte cruzada” ubica al Ecuador en un momento único y particular; varios sectores de la sociedad señalan que un importante porcentaje de los 13 millones de sufragantes asume este nuevo proceso electoral 2023 en medio del “cansancio e indignación frente a la política, a los políticos y sus partidos”.

Sin embargo, es necesario preguntarnos. ¿Es indignación o divorcio con la política? Pues en términos generales la política es el arte de gobernar o el arte de cómo llevar adelante fines, objetivos y proyectos. Varios análisis sustentan que el ser humano por esencia es un ser político, porque toma posición y expresa su opinión frente a todos los acontecimientos de la vida. Todos los actos de las sociedades y los pueblos están normados por el quehacer político. El precio de los víveres, el monto de los salarios, el contenido de las asignaturas que se imparten en los establecimientos educativos, el destino de nuestro país y todo, absolutamente todo, está determinado por decisiones y orientaciones políticas. Pero la política no es imparcial, responde, según el caso, a los intereses de las distintas clases sociales. Cada una de ellas tiene intereses económicos y políticos particulares y busca imponer sus concepciones al conjunto de la sociedad.  Por eso, la política no es una sola; hay una política que hacen los sectores pudientes (dominantes) para precautelar su estatus y poder, y otra que realizan los sectores sociales para poner fin a la desigualdad social.

Otro elemento para considerar es que, cuando llegamos a coyunturas de carácter electoral, desde los espacios de opinión y comunicación se presenta a los candidatos o partidos de izquierda y derecha. Y bueno, el vocablo izquierda y derecha data de la Revolución Francesa quienes estaban con lo nuevo (cambios) se ubicaban en la parte izquierda, mientras quienes estaban con las ideas, valores caducos de ese momento, se ubicaban en la parte derecha de la asamblea nacional francesa de agosto-septiembre de 1789. Es así, en el ámbito de la política, el vocablo izquierda, sirve para identificar a aquellas personas y organizaciones que orientan su acción hacia la conquista de cambios sociales, mientras que el vocablo derecha alude a las fuerzas que, por lo general, buscan mantener su estatus.

Con el pasar del tiempo, varias de estas ideas y conceptos, han sido distorsionados. Es así que se habla de que el correísmo es supuestamente de “izquierda”. Es menester señalar que, cuando se habla de izquierda, y sobre todo revolucionaria, se hace referencia a la posición política que busca el cambio estructural de una sociedad, razón por lo cual se ubica como antiimperialista y anticapitalista. En el año 2010, Hillary Clinton, llegó al Palacio de Carondelet y Correa la recibió, señalando en su discurso central que: «La nueva izquierda a la que represento no es antinada, no es anticapitalista, antinorteamericana, antiimperialista». Una izquierda que no es anticapitalista y antiimperialista no es izquierda, puede ser cualquier otra cosa: socialdemocracia, desarrollismo, keynesianismo, reformismo, populismo, pero no izquierda. Al correísmo por su política y concepción desarrollada durante su gobierno le queda las dos últimas señaladas (reformismo y populismo) a más de ser uno de los regímenes más corruptos.  

Ahora bien, el próximo 20 de agosto, las/os ecuatorianos iremos a las urnas, en un proceso electoral inédito que, dependiendo de sus resultados, puede abrir las puertas para un futuro de bienestar y progreso, o puede significar la continuación de corrupción, prepotencia, criminalización, desempleo, pobreza… Para evitar estás u otras realidades, hay quienes llaman a sufragar con responsabilidad con el presente y el futuro. Y tienen razón, ya que el voto es como tener en nuestras manos las llaves para abrir ese futuro, y debemos saber utilizarlo.

En estas elecciones van a estar presentes los partidos de derecha y la izquierda con sus debidos representantes (candidatos a la Presidencia y Asamblea). De los cinco posibles candidatos a la presidencia, hasta el momento, dos representan a partidos políticos que ya tuvieron la oportunidad de estar en Carondelet (Correísmo y PSC que apoya a Topic). Están también el exasambleísta Noboa, hijo del magnate empresario Álvaro Noboa, Otto Sonnenholzner que fue vicepresidente del gobierno de Moreno y, Fernando Villavicencio, defensor a ultranza de la gestión de Guillermo Lasso.

Por otro lado, está Yaku, que cuenta con el apoyo de movimientos sociales y partidos como Unidad Popular, Partido Socialista, Democracia Si, que no han llegado a Carondelet y hasta el momento es el único candidato de la tendencia democrática y de izquierda.

Una vez establecido algunas ideas, usted tiene la última palabra amiga/o elector. Leer, reflexionar, cuestionar y recordar. No cuesta nada. En tiempos como estos, está permitido todo, menos perder la memoria y, mucho menos, apoyar aquella frase: «roba, pero hace obras». Que el supuesto colerín a la política que no es otra cosa que un divorcio con la misma no ciegue nuestra decisión.

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