Por Jaime Chuchuca Serrano
100 años después que Benito Mussolini marchara sobre Roma, Georgia Meloni llega a ser Primera Ministra de Italia. Meloni encabeza el partido de extrema derecha, Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), una coalición con las fuerzas de los grandes capitalistas: Silvio Berlusconi (expresidente) y Matteo Salvini (populista de derecha); Meloni apoya a Ucrania, estos dos últimos siguen con Rusia. Este fascismo, como el de Mussolini, sigue siendo ecléctico y contradictorio. La extrema derecha remasterizada, tiene banderas políticas antimigrante, a favor de subir la natalidad (Italia tiene una de las más bajas de Europa), de disminuir impuestos a los ricos, ampliar su influencia a otros países y la defensa del blanco cristiano. Esto lo han resumido en un antiguo slogan: “Dios, patria, familia”.
Aunque este fascismo se presenta como más sutil, sigue siendo autoritario contra las ideologías diferentes y los grupos minoritarios; se ha regodeado de ser antimigrante aunque siempre ha gozado de las colonias en otros países. A pesar de que se diga, que en Italia el fascismo es endémico, hay en realidad una gran polarización de fuerzas; en 1922 surgió contra los comunistas, ahora en 2022 surge contra las movilizaciones masivas. Esta remontada del ultraderechismo, ocurre en toda Europa, con la Reagrupación Nacional de Marie Lepen en Francia, Vox de España, Víctor Orbán en Hungría, en medio de la guerra Rusia-Ucrania, que tiene en los dos bandos un nacionalismo absurdo; Zelenski incluso cita al hitleriano Stephan Bandera.
De esta nueva posición política de la extrema derecha, Inglaterra, EEUU, la OTAN, no critican mayor cosa; a los medios internacionales incluso parece gustarles. Pero el cuestionamiento se ha enfilado contra Irán. La movilización de las melenas al aire en Irán, en contra de la burka, es un gran grito por los derechos de las mujeres, que sin duda es apoyado mundialmente. Sin embargo, en tiempos de escasez de hidrocarburos para Europa, por el conflicto con Rusia, EEUU y la OTAN ha empezado a fregarse las manos. Desde 1979, y el triunfo del nacionalismo iraní, EEUU e Inglaterra han mantenido una lucha antagónica con el pueblo persa. En varias oportunidades, 1988, 2002, 2011, EEUU ha querido recuperar el poder que tenía sobre este territorio. Ahora, en medio de la situación internacional candente, una nueva guerra de invasión circula por los papeles del gobierno yanqui, mientras la extrema derecha se fortalece en toda Europa.