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10 años un pequeño tramo por las tablas
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Cuando llegué al arte nadie dijo que sería fácil, tampoco dijeron que sería difícil, pero es algo implícito que para quienes hacemos esta labor es de arduo trabajo y en muchos sentido pocas veces valorado como realmente se debe.
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Mi paso por el arte siempre fue por casualidad, alguien me invito alguna vez a trabajar con unos mariachis como utilero y ese fue mi encuentro con la música y logre apasionarme aprendí lo que pude; tiempo después me invitaron a una organización de artistas, me acerque a ellos con la esperanza de aprender más de lo que ya sabía en música, pero en ese tiempo así como ahora los grupos de música son cerrados (casi como captas) y nuevamente por casualidad nos encontramos con un grupo de teatro, en el que ocurría todo lo contrario a lo que pasa con los grupos de música, era un grupo abierto y cualquier persona con un poco de curiosidad podría entrar a practicar las artes escénicas, yo andaba con una amiga que había conocido en el mariachi y otro compañero quien nos hizo la invitación y aunque temeroso, como suelo ser, accedí a participar en el grupo de teatro “Mascaras” del Frente de Artistas Populares, dirigido nada más y nada menos que por la actriz más destacada de nuestro país Libia Lidia Mora también conocida como Azucena Mora, ese fue mi primer encuentro con las tablas como decimos los actores y el motivo del porqué escribo este artículo.
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Diez años de trayectoria realmente no parece nada, es un poco efímero, pero en el arte y más en el teatro no se cuantifica cuánto sabes o cuánto no, el valor humanista que tiene para enseñar las artes escénicas es infinito, puedo decir en este punto que he conocido a personas maravillosas muchos de ellos actores y actrices como Raquel González, Virgilio Valero, Bernardo Menéndez, Carmen Menéndez con una gran calidad humana de los cuales pude aprender mucho, no puedo dejar de decir que en todo este trayecto muchos de los que iniciamos tomaron otros rumbos en el arte y otros desistieron del camino, pero pasado diez años aún falta mucho que aprender y arriesgar, vernos a la cara con los que pese a las vicisitudes continuamos en la trinchera del arte.
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Es ahí que nos preguntamos con una gran amiga, Luisa Pita ¿Qué más haremos? Y emprendimos un nuevo reto en nuestras vidas, para celebrar que somos sobrevivientes en el arte teatral en un medio donde parece extinguirse cada día y como digo siempre el arte suma, fue lo que ocurrió cuando se sumó al proyecto mi mentora y querida amiga Azucena Mora que accedió a dirigir nuestra obra, eso fue como el regalo más grande que se recibe en un aniversario, su gesto fue acogido con gran cariño, como tres mosqueteros nos aventuramos en este sendero lleno de obstáculos, hoy puedo decir que no fue fácil, pero cumplimos la meta.
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«Encuentro en el parque peligroso”, es una obra escrita en 1988 por Rodolfo Santana, aun hoy tiene mucha vigencia, ya que desnuda lo decadente de una sociedad capitalista que deshumaniza a quien se encuentra en ella, eso motivo hacer una adaptación de la obra en mención ya que como actores es nuestra obligación decir, denunciar, discrepar con lo ya establecido con un sentido del arte popular, pero ese arte no como un panfleto sino como un buen arte visible irreverente.
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Hoy puedo decir que me siento más artista que antes, que superamos un pequeño trecho del largo camino que es el arte, hoy mostramos que es posible hacer teatro del bueno, que solo hace falta un poco de voluntad y mucho compromiso. Hoy nos enamoramos nuevamente de las artes escénicas, en este tiempo hemos dado la vida porque nuestro arte se escuche y se reproduzca como una alternativa de vida para quienes viven como esclavos de sus destinos inciertos, hoy digo que ser artista es lo mejor que me pudo pasar en toda mi vida y no lo cambiaría por nada en el mundo.
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