Francisco Escandón Guevara
Un poco antes de que el Consenso de Washington (1989) emitiera su decálogo neoliberal, ya la clase dirigente del Estado burgués buscó flexibilizar la actividad productiva para concentrar más la riqueza social en pocas manos.
Desde entonces, dicha flexibilización busca un conjunto de reformas legales que no sólo pretenden precarizar las nuevas formas de contratación laboral y el mismo trabajo, sino también los despidos y hasta la jubilación de los trabajadores. Esa es la lógica de los gobiernos de Alianza País, de Correa y de Moreno, aunque el primero maquilló su práctica política con un falso discurso.
Dicha precarización se refleja en la situación de incertidumbre en la que se encuentran miles de servidores públicos, que por más de una década laboran como contratados o con nombramientos provisionales, sin garantías de estabilidad. Además está presente en el incumplimiento de pago del incentivo monetario a 22.000 maestros jubilados, perjudicados por cerca de $350 millones.
Esa deuda acumulada es el resultado de al menos diez años de perversidad capitalista. Por ello los docentes retirados no asumen que el gobierno les pague en bonos y que los banqueros se enriquezcan comprando esos papeles, de deuda estatal, por menos del 50% de su valor nominal.
Los jubilados demandan del Estado sus incentivos en efectivo, por eso su huelga de hambre arriba al día quince y continúa, aunque esté en riesgo la integridad física de los participantes.
Para resolver la controversia el gobierno insiste en el pago mediante bonos y hasta propuso incrementar impuestos al pueblo para cubrir su irresponsabilidad, pero la negativa de los educadores se eleva a una clase magistral de dignidad.
Así es la calidad humana de los maestros que defienden sus intereses sin afectar al pueblo. Tan distinta a la del ministro, empresario, Richard Martínez y la del propio presidente Moreno que prefieren pactar con el FMI e incluso perdonar las deudas a los monopolios morosos.
El gobierno juega con fuego y está cavando su propia tumba.