Por Francisco Escandón Guevara
Un año atrás, casi el 59% de ecuatorianos votaron a favor de mantener indefinidamente el petróleo bajo tierra en el Parque Nacional Yasuní. Esa Consulta Popular ordenó el retiro progresivo y ordenado de las tareas extractivistas del crudo en el bloque 43, pero el Estado incumple este mandato.
Es necesario recordar, durante la campaña electoral, que coincidió con las elecciones anticipadas, Daniel Noboa se disfrazó de ambientalista, prometió defender la pachamama, pero ahora defeca sobre el valor de su palabra empeñada en esta y otras ofertas de campaña.
Desde tiempo del correísmo la defensa del Yasuní sólo sirvió para la manipulación del votante y luego para la traición de los mandantes, el discurso del candidato que ganó las elecciones siempre fue contradictorio con el mandatario que ejerció el poder. Todos, sin excepción, el prófugo Rafael, Moreno, Lasso y ahora el presidente de cartón hicieron gala de su demagogia ecologista y antagónicamente ampliaron la frontera minera y petrolera que compromete derechos humanos y de la naturaleza.
Es evidente que la agenda extractivista está por encima de la soberanía nacional, el looby de las transnacionales tienen secuestrados los intereses del país. Para las élites es un cuento la tan manoseada democracia, cuando en las urnas sus intereses son derrotados, cualquier argucia descompone al mandato del pueblo.
El cronograma que Noboa entregó a la Corte Constitucional para ampliar la explotación petrolera en el Yasuní, al menos, hasta finales del año 2029 es prueba de ello. A cuenta a gotas dice que cerrará los 261 pozos existentes, alardea que ya clausuró el primero, aunque estuviera abandonado hace rato, y usa malabares tecnocráticos para eludir el resultado de la Consulta Popular cuyo cumplimiento, según la Constitución, debería ser inmediato y obligatorio.
La huella extractivista es evidente en los pasivos sociales y ambientales, pero también lo es en el autoritarismo que desacata la decisión de los ecuatorianos. A las élites y las transnacionales les importa tres rábanos los resultados de las Consultas Populares (del Yasuní, Chocó Andino, Kimsacoha, Cuenca, etc.), son más importantes sus negocios y el Estado es promotor de esos intereses privados.
El incumplimiento de Noboa abre la puerta a una posible destitución, a una nueva crisis política en la cercanía de las elecciones. ¿Se hará justicia o volverán a disfrazarse de ecologistas esos demagogos que deberían ser castigados en las urnas?