Autor: Juan Carlos Zapata / México
Ucrania y Palestina, siguen su destrucción a favor del imperialismo, hasta que los monopolios o los pueblos lo definan.
Después de la reciente incursión de tropas ucranianas a Rusia, misma que no fue tan exitosa y más bien fua un acto defensivo desesperado de la OTAN; Rusia ha respondido obteniendo ventajas militares por encima de pretendido por sus rivales, bombardeando áreas estratégicas que afectaron el complejo militar industrial y el suministro de energía del país.
Rusia está desarrollando una ofensiva militar superior a la acciones ucranianas, porque ha contado además con un abastecimiento militar de equipo moderno, proporcionado por Irán y Corea del Norte que no sólo ha replegado al ejército ucraniano y de la OTAN, sino que ha pasado a la ocupación de nuevo territorio de Ucrania.
La economía de Ucrania se muestra muy desgastada y regateada en los “apoyos” económicos y militares desde Europa, que hasta Black Rock ya está exigiendo el pago sus préstamos o la requisa de las tierras.
En tanto en Palestina los criminales sionistas israelís siguen bombardeando lo que queda de hospitales, escuelas, ambulancias ayuda humanitaria, campamentos de sobrevivientes y todo lo que sobrevive del pueblo palestino; ampliando sus ataques a Líbano, particularmente a Hezbolá, mismo que ha respondido con misiles y drones que han vulnerado nuevamente su llamado Domo de hierro.
Los sionistas han obligado a replegarse a la ONU para seguir dando ayuda humanitaria a los palestinos, suspendiendo sus acciones por los ataques a los centros de ayuda y asesinatos de su personal.
El Gobierno de Netanyahu está presionado por el pueblo israelí porque continúa sangrando su economía, no ha rescatado a sus rehenes, no ha “derrotado a Hamas” y su ejército está forzando sus reservas sin que se vea el final sus acciones criminales contra Palestina, por eso ha recurrido al “apoyo” financiero y urgente de EE.UU.; además en Israel siguen pidiendo la cabeza de Netanyahu, quien además enfrenta un proceso judicial por corrupción.
Tanto la guerra en Ucrania como el genocidio en Palestina, en parte están dependiendo del resultado electoral estadounidense en noviembre, su uso político en este proceso electoral harán girar un poco el curso de los acontecimientos.
Si gana Kamala Harris la guerra en Ucrania podría mantenerse por poco tiempo una vez definidos los territorio que le corresponderían a EE.UU., en los que Biden, Black Rock y otros han invertido para hacer la guerra. Y en Palestina el genocidio podría continuar cambiando a Netanyahu y con la posibilidad de detener el genocidio -temporalmente- en tanto el gas es arrebatado y se instala el Gobierno sionista que asegurará la ocupación total de Palestina, con los pocos sobrevivientes que dejen.
Si gana Trump la guerra en Ucrania terminaría desplazando a Biden del gas y a los otros, instalando a las Aple, Amazón y demás empresas tecnológicas. En Palestina los monopolios que “apoyan” a Trump serían los nuevos ocupantes de esta feroz y criminal colonización imperialista. Mientras los pueblos debemos seguir en las calles hasta vencer al imperialismo mediante revolución proletaria.