Por Remo Cornejo Luque
A Noboa cada día se le complica dirigir el gobierno y con eso se aleja el sueño de permanecer como presidente hasta el 2029.
A la crisis de inseguridad y energética, se suma la crisis económica. Un 63 % de ecuatorianos cree que la situación del país se encuentra peor que hace un año.
El BCE señaló que el comportamiento de la economía del país en el segundo trimestre de este año muestra un decrecimiento del -2,2%.
Como muestra veamos la reducción por sectores: el 17 % en construcción; 10 % en manufactura de productos no alimenticios; 7 % en alojamiento, 9 % en refinación de petróleo. No hay capacidad de compra o consumo de la población. Estos datos demuestran el fracaso de la política del FMI.
En este «vía crucis», el gobierno busca reposicionarse y lo hace torpemente, intensifica su propaganda con declaraciones altisonantes. Fustiga a «opositores» que fueron buenos colaboradores a inicio de su mandato y sigue lanzando decretos y proyectos de leyes.
Así, vemos la ampliación del decreto de estado de excepción con toque de queda, que regirá por 60 días más en cantones de seis provincias. Esta medida, en los hechos, es un reconocimiento del fracaso del «Plan Fénix» que el gobierno experimenta en el combate a la delincuencia y que esta va tomando niveles alarmantes en otras ciudades.
De igual manera ha presentado con el carácter económico urgente, un proyecto de ley (Ley de Competitividad Energética), que busca entregar al sector privado la generación y la compra de energía. Esta ley garantiza los negocios del sector privado ya que el Estado les pagaría 35 cts. el kWh y estaría obligado a comprar. Mientras esto ocurre los apagones seguirán por mucho tiempo y las privatizaciones solo benefician a los ricos inversionistas y no al pueblo.
Estas medidas parches no resuelven el origen de los problemas estructurales que sufre el Ecuador. Se requiere una visión diferente de gobernar, humana, solidaria, incluyente y participativa de trabajadores y pueblos. ¡Todos los que ya han gobernado han fracasado!