Por: Karla Arellano*
La sexualidad no solo es un tema biológico, sino también político, y está vinculado a las condiciones de poder, al desarrollo histórico de la sociedad y a la psicología. La OMS define a la sexualidad como “un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual”. Se expresa en el pensamiento y la conducta; así como en la interacción social, política, cultural, etc.
En una parte del desarrollo de la sociedad, la mujer se constituyó en una propiedad, necesaria para transmitir la herencia, por lo que surge el matrimonio, como una forma de apropiación de la mujer, como un objeto de reproducción y de dar placer sin derecho al placer. El surgimiento del Estado viene con una organización política, económica y religiosa; y con ello, la dominación del hombre sobre la mujer en lo jurídico, familiar, excluyéndola de la producción social y por su puesto la subordinación sexual de la mujer, llegando al punto de su cosificación, convirtiéndola en sirvienta y en objeto de reproducción. Mientras que los hombres tenían derecho al placer, a las relaciones sexuales con varias mujeres. Se construyen los géneros y se les asignan roles en una sociedad de carácter patriarcal.
Producto de este desarrollo histórico, al surgimiento del Estado, las clases sociales, una de las primeras formas de dominación se da en la reciente familia, con el sometimiento del hombre sobre la mujer, su apropiación y sentimiento de poder sobre la misma, formándose en torno a la sexualidad femenina y masculina, una serie de estereotipos, mitos y tabúes, que iremos analizando en cada segmento, por medio del abordaje de temas como: el amor romántico, la masturbación femenina, la sexualidad masculina, el orgasmo femenino, la orientación sexual, la “pasividad erótica” de la mujer, el desarrollo sexual en las diferentes etapas de la vida, la ablación femenina, la maternidad, la incidencia religiosa y del Estado en la sexualidad. A medida que la mujer se incorpora a la producción, a la lucha por sus derechos y adquiere conciencia de su propia historia, camina hacia la verdadera emancipación.
- Guayaquileña, Psicóloga en Rehabilitación; Magíster en Docencia y Gerencia en Educación Superior.