Despeñadero

Periódico Opción
4 Minutos de lectura

Por Ab. Juan Pablo Sansur Ode

El Ecuador se ha transformado en un Estado fallido, ha perdido la capacidad de cumplir sus funciones básicas: como garantizar seguridad, orden, servicios esenciales y control efectivo sobre su territorio, otra característica del Estado fallido es el vacío de poder donde el gobierno formal existe, pero carece de autoridad real, convirtiéndose permanentemente en un instrumento de depredación o anarquía, ante ello resulta triste, deprimente a la vez de que nuestro país esté en el puesto número 6 entre los países más violentos del mundo, ningún otro país ha sufrido tanta degradación en cuanto al capítulo de la violencia  como el nuestro.

Según La Organización no Gubernamental Proyecto de Ubicación y Datos de Eventos de Conflictos Armados (ACELED), nuestro país ha escalado 36 posiciones respecto al 2024, ACELED advierte que la pelea entre los Lobos y los Choneros sumada a la fragmentación de bandas y el rol del país en el tráfico internacional de drogas ha sido un factor para que estemos posicionados de esta manera, la mexicanización del Ecuador impulsada por la disputa de puertos para la salida de cocaína hacia Europa y Asia nos ha transformado en un país que solía ser una isla de paz en un escenario más peligroso que Haití o Pakistán, Este dato es devastador para la economía ecuatoriana, estamos azotados por el crimen organizado, hay una fragmentación de la violencia en el país, hay múltiples organizaciones que están combatiéndose entre sí por ocupar el territorio, hacerse con el negocio de las rentas ilegales de la minería, del narcotráfico, del tráfico de armas, produciendo la letalidad de los enfrentamientos, Ecuador tiene 50 grupos armados y 40 pandillas. Retornando con la fragmentación, esto significa que ya no hay grandes organizaciones criminales, sino que estas se han dividido por la reacción de las acciones del gobierno y estas subcontratan debiendo demostrar capacidad de control de los territorios, de las rutas logísticas y la capacidad de cumplir con los ofrecimientos que hacen a sus contrapartes internacionales, tienen que demostrar eficiencia y capacidad de su letalidad.

Hay un proceso de desinstitucionalización en el Ecuador, debemos reinstitucionalizarlo depurando la administración de justicia, de ciertos  jueces inescrupulosos, bribones, gandallas, sátrapas que abundan desgraciadamente,  mientras no tengamos una justicia libérrima no tendremos futuro, razón por la cual estamos como estamos como sociedad y por eso me atrevo a decir que somos un Estado Fallido donde la desesperanza ha ganado terreno, hay ausencia de Estado: razón por la cual nuestros jóvenes son producto del reclutamiento por parte de los grupos de delincuencia organizada. Por otra parte, a causado estupor, escandaloso y espeluznante de que se haya confirmado que Dolores Vintimilla, esposa del presidente de la judicatura Mario Godoy, haya sido abogada defensora del serbio Jezdimir Srdan sentenciado por lavado de activos.

 El caso estalló tras la renuncia del juez anticorrupción Carlos Serrano quien reveló haber recibido amenazas y presiones de un funcionario de la judicatura para favorecer a Srdan, poco después le retiraron la custodia policial, situación que lo llevó a presentar su renuncia por temor a represalias contra su vida y su familia, esta es la demostración más notoria, más cruda, más desnuda de que estamos sumergidos en un Estado fallido, todo lo suscitado marca un pésimo precedente para la vida institucional del Ecuador.

Comparte este artículo
No hay comentarios