Por Marcelo Rivera T
A todos nos conmovió las crudas escenas del último motín en el Centro de Rehabilitación Social Regional del Guayas, lo acontecido está lejos de ser una simple “guerra entre bandas delincuenciales”, se trata de un fenómeno más profundo, es sin duda un reflejo de la crisis general del sistema, ésta es una verdad de Perogrullo.
El debate sobre el sistema de rehabilitación y sus alternativas viene de años, y tuvo su punto más alto mediante la expedición del Acuerdo Ministerial Nro. 748 de junio del 2015, cuando el entonces Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos estableció varias políticas públicas para el impulso del “nuevo modelo” de rehabilitación en el país, han transcurrido 6 años y las evidencias demuestran que ese modelo fracasó.
Se construyeron 3 “megacárceles” con el que se pretendía reducir el hacinamiento, sin embargo, esto no ocurrió, el número de PPL (Personas Privadas de Libertad) al momento bordea los 40 mil, y continúa creciendo, se invirtió 200 millones en infraestructura, tecnología, capacitación al personal, se implementaron nuevos procesos, pero el problema sigue sin resolverse.
El “nuevo modelo” lejos de mejorar los procesos de rehabilitación, se volvió más represivo: se redujeron los días de visitas de 3 días a 1 día bajo agentamiento, después de hacer un largo trámite; los talleres, cursos y otras actividades se limitaron; las cárceles continuaron llenándose por la aplicación de la figura de la prisión preventiva como regla general, y no como medida excepcional, situación que provoca que el 42% de los PPL se encuentren sin sentencia, según datos oficiales.
Un dato que debe llevarnos a reflexionar es que del total de PPL en los 37 Cetros de Privación de Libertad, el 27% está detenido por delitos relacionados con drogas y el 26% por delitos contra la propiedad, es decir, más de la mitad de los PPL están en prisión por delitos directamente relacionados con problemas socioeconómicos, entonces mientras los niveles de pobreza y desempleo, la falta de acceso a la educación y salud, los casos de corrupción en las altas esferas crecen en el país, es claro que los niveles de delincuencia van a continuar creciendo, entonces no solo de trata de mayor represión, se trata indudablemente del impulso de políticas públicas que resuelvan los graves problemas que enfrenta la sociedad entera; por eso una frase que se repite en los mal llamados centros de rehabilitación es que: “Las cáceles esconden lo que la sociedad no quiere ver, ni entender”.