Por Ricardo Naranjo*
Tras el anuncio de iniciar operaciones militares en territorio ucraniano; este miércoles, empezaron ataques directos por parte de Rusia. Este es un nuevo episodio de un conflicto en el que, por un lado, la Unión Europea y los Estados Unidos (con su brazo armado la OTAN), y, por otro lado, el imperialismo ruso, se disputan una región que tiene una gran importancia geoestratégica (control del mar Negro) y económica (gas natural, mercurio, uranio, manganeso, hierro, carbón, etc.).
Tras la disolución de la URSS, Ucrania jugó el papel de aliado de la Rusia capitalista y, en tal sentido, aprovechando la base e infraestructura de la etapa soviética y los abundantes recursos naturales, creó una economía medianamente fuerte y sirvió a los intereses rusos, manteniendo relaciones comerciales con otros países como Polonia, Alemania, etc.
Esto cambió con el anuncio de la intención de Ucrania de unirse a la Unión Europea (cosa muy conveniente para los europeos, pues así podrían negociar, de mejor manera la venta de gas y otros minerales vitales para ellos), lo cual no fue del agrado de Moscú e, imperialista, al igual que gringos y europeos, impuso sanciones y amenazas que hizo retroceder al gobierno. Esto desató, por un lado, enormes protestas «proeuropeas» en Kiev y otras ciudades y, el surgimiento de grupos separatistas prorrusos en la zona de Crimea.
El presidente Yanukovich fue destituido tras el «euromaidan» en 2014 y, el nuevo régimen se mostró afín a la idea de aliarse con el resto de Europa, recibiendo apoyo de la UE y la OTAN. En la zona del suroeste se ha producido de todo: Referéndums para anexarse a Rusia, choques militares entre grupos paramilitares prorrusos, declaración de «Repúblicas independientes», etc. Todo esto con el beneplácito de las potencias que, a la final, miran en el conflicto, la posibilidad de saldar cuentas entre ellos y hacerse de grandes recursos, sin dejar de lado el jugoso negocio de la guerra.
Cuando la guerra se produce entre imperialistas, no se puede esperar nada bueno, pero en cambio sí era de esperarse que el pueblo pague las consecuencias. Ahora mismo, mientras la OTAN y Rusia, con sus respectivos aliados, juegan a sanciones económicas, operaciones militares a blancos civiles y militares, mientras ellos calculan en dinero los efectos de la guerra, Miles de personas están siendo desplazadas y lo han perdido todo.
Gane quien gane, el pueblo de Ucrania pierde y las empresas imperialistas rusas, gringos o europeas se llenarán más los bolsillos. Por ello, desde la JRE Ecuador rechazamos el ataque ruso contra Ucrania, pero denunciamos que, este es solo un episodio en la guerra entre el imperialismo gringo, europeo, ruso y sus aliados para ganar recursos, poder y ventaja militar. Se trata de una guerra injusta, imperialista y, la solidaridad de los pueblos del mundo debe reclamar que cese el apetito voraz de los países imperialistas y se respete la autodeterminación de los pueblos.
*Presidente de la Juventud Revolucionaria del Ecuador y vicepresidente del Frente Popular