Las mujeres del Ecuador vemos con absoluta preocupación una escalada de violencia intencionada desde las fuerzas represivas del Estado, cuyo uso desproporcionado de la fuerza ha arrebatado vidas y ojos a lo largo de nuestros territorios y ha sido ya condenado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Todos los días nos preocupamos por nuestras vidas y ahora, además, nos preocupamos por la promoción intencionada de enfrentar población civil, instigada por grupos de ultraderecha, a conveniencia del Estado, que hace pasar por terrorismo la protesta social, el hambre, el desempleo, la falta de sistema de salud, la precarización de la vida.
Medios de comunicación hegemónicos (desde caricaturistas hasta editorialistas) han logrado formar un frente que promueve el racismo y la securitización de los espacios públicos como respuesta a una crisis económica brutal que ha beneficiado a los grandes grupos económicos en desmedro de las vidas dignas de millones de ecuatorianos y ecuatorianas.
Mujeres llevadas a la desesperación porque no tienen para pagar el arriendo, intentan saltar de puentes, mujeres endeudadas, precarizadas; mientras el discurso que impera en el cotidiano es que el reclamar por esos derechos (a la vivienda, a la educación pública, a la alimentación, a la seguridad social, al trabajo, a una vida libre de violencias) se equipara con vandalismo, y aún más con terrorismo.
¿Cuándo el pronunciarse por nuestros derechos se volvió un acto terrorista? ¿Cuándo los levantamientos y las protestas masivas en las calles se equipararon con vandalismo? ¿Cómo es que reaccionar frente al hambre de nuestros hijos e hijas es violencia?
Escribimos esta carta por la urgencia de decirles que: ¡no queremos guerra! Las mujeres siempre nos hemos opuesto a las guerras, a perder vidas en una maquinaria sangrienta que beneficia la acumulación de riqueza del complejo industrial militar, que da más poder a la policía, que enfrenta al pueblo con el pueblo.
Por las vidas de nuestras hermanas, compañeras, hijas, familiares ya estamos en las calles exigiendo justicia. Seguiremos en las calles gritando: #NuestrasVidasImportan.
Hacemos un llamado a la Defensoría del Pueblo, a los organismos de Derechos Humanos (CIDH), a las organizaciones aliadas en la región a permanecer vigilantes e impedir la escalada de ODIO promocionada deliberadamente por los gobiernos de América Latina y su estrategia de integración con EEUU.
Queremos un mundo justo y por ello seguiremos caminando juntas, sabiéndonos cuidadas por nuestras hermanas en todo el continente. Estamos juntas y con quienes buscan una sociedad más justa, y no aceptamos ser llamadas terroristas por ello.
Nuestra lucha es por vida digna, nuestro centro el cuidado.
No pasarán. Ni ustedes ni sus palabras divisivas, cargadas de odio, racismo y misoginia. No pasarán.
#PueblosContraElOdio #NuestrasVidasImportan #VidasDignas
Quito, 22 de octubre de 2020.