Algunos aspectos olvidados del turismo

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Por PhD Enrique Cabanilla*

Es muy frecuente observar la caricatura de una persona que barre y, para agilizar su trabajo, levanta una esquina de la alfombra y esconde algunas basuritas debajo de esta. Esta metáfora bien aplica a muchos sectores productivos, desde la agronomía y su impacto al cambio climático por la producción de gas metano, hasta aquellas como la llamada industria sin chimeneas, más conocido como turismo. Desde esta mira presento algunos aspectos olvidados en su real dimensión y en la política pública que los cobija.

Iniciaré por la falta de información, con datos duros y concluyentes, sobre el impacto del turismo en el desarrollo local. Si bien, el turismo tiene poca resistencia en la población, no identifica fácilmente respuestas sobre la misión del turismo en el desarrollo territorial, mostrando que es un sector apéndice, sin trascendencia en la propuesta local, con baja incidencia en la planificación y utilizada más como un discurso politizado que con acciones pragmáticas. Sin una estrategia que priorice al turismo en la agenda territorial, no tendrá relevancia, especialmente en la construcción de un Estado que mire más allá de la explotación y venta de recursos no renovables o materias primas. 

Otros olvidos son la inclusión, el primero, la necesidad de una transformación radical de la oferta turística: atractivos, infraestructura y servicios, de forma que toda persona con alguna discapacidad pueda ser usuario de esta. Si bien, en algunas ciudades del Ecuador, como Baños, hay alguna intención y acciones sobre este punto, lejos estamos de garantizar este derecho a los ecuatorianos. El segundo, es una inclusión según estratos económicos, donde las inacciones van desde una nula propuesta sobre el turismo social, hasta la ausencia de programas o proyectos que acerquen a los sectores menos favorecidos al disfrute de actividades de ocio enmarcadas en el excursionismo o el turismo. No debería quedar un solo ecuatoriano, sin la oportunidad de visitar el mar, la selva, la capital ecuatoriana e inclusive, las Galápagos. Esto es tan paradójico que, en muchas campañas o programas de sensibilización, instan al ciudadano a ser un buen anfitrión turístico, cuando esta misma persona nunca ha podido disfrutar de ser turista, al menos por una vez en su vida.

En estas reflexiones acerca del turismo, deseo enfatizar que hay una excesiva concentración de la oferta. Es momento que regresemos a los mapas, para demandar políticas que contrarresten dos hechos. El primero, es la desproporción de la oferta urbana de los servicios turísticos, sobre lo rural. Apenas una de cada veinte empresas del país se ha podido localizar en lo rural, creando una oferta de servicios urbanizada y lejana de quienes son guardianes del patrimonio natural y cultural, que se expone como promesa de venta del sector. El segundo, la hiper concentración en pocos cantones de los servicios turísticos, Quito y Guayaquil, absorben aproximadamente el 40% de los servicios turísticos del país.  Es más, tan solo 20 de los 221 cantones superan el 70% de los servicios registrados en el catastro turístico del ministerio. 201 cantones se deben repartir el 30% de las empresas turísticas, que son base primordial y directa para hacer turismo como son: lugares de alojamiento, de alimentos y bebidas, transportes turísticos, centros de turismo comunitario, entre otros. Completamente erróneo ha sido el enfocar la oferta en tan pocos lugares, pues perdemos la oportunidad de ofertar productos innovadores, de proximidad, y con características únicas que alimenten el disfrute del hecho turístico.

Día a día, desde mi cátedra y mis investigaciones, propongo al turismo como un eje innovador contra el subdesarrollo que vivimos. Como un elemento a considerar en el cambio en la matriz exportadora y en los sectores productivos que lleguen, donde las grandes empresas no lo harán. Por ello, también me comprometo a exponer estos “olvidos” que se encuentran debajo de la alfombra, para que entren al debate sobre cómo hacer un país más justo, solidario y equitativo.

*Subdecano de la Facultad de Agronomía de la UCE

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