Redacción Opción.
Para un acercamiento mejor a la compleja situación de Bolivia: la renuncia del presidente Evo Morales, las grandes movilizaciones, el rol de la policía y ejército, la sucesión del poder y sobretodo las alternativas, reproducimos este importante análisis realizado por del PCR de Bolivia, que llegó a nuestra redacción.
¡Abajo el golpismo fascistoide, abajo el doble discurso del masismo represor y violento… a luchar por una alternativa patriótica, democrática y popular!
La crisis desatada en Bolivia es producto del desgaste del modelo del ‘proceso de cambio’ que hace 13 años asumió el poder en aras de transformación profunda de nuestro país; el discurso anti-neoliberal y anti-imperialista y la promesa de recuperar la soberanía nacional posibilitó a Evo Morales una victoria electoral, luego de la crisis 2000-2003 cuya cúspide fueron las fatales represiones del gobierno Goni-Mesa (Octubre Negro). Al asumir la presidencia en 2006, el gobierno del MAS se encontró con una oposición oligárquica atrincherada en la media luna quienes llevaron al país al borde de un golpe cívico-prefectural entre 2008-2009.
Este conflicto fue apaciguado por una serie de pactos entre el gobierno del MAS y la oligarquía financiera-terrateniente en el marco de la nueva Constitución Política del Estado, que permitió una convivencia relativamente pacífica de la oligarquía con el MAS durante casi una década. Las legislaciones favorables (Ley de Servicios Financieros, Ley de Seguros, Ley de Inversiones, Ley del Etanol, Decretos para el desmonte y la quema ‘controlada’) y los jugosos contratos estatales fueron características del trabajo conjunto entre la oligarquía tradicional y el gobierno del MAS.
El descontento se ha acumulado en sectores populares y clase media urbana por la escalada de políticas del MAS que iban de la mano con una elevada represión a los movimientos de protesta: el TIPNIS, los discapacitados, el magisterio, los universitarios, los cocaleros de ADEPCOCA, los niños trabajadores, Tariquía, Potosí, Achacachi y muchos otros sectores fueron víctimas del gobierno y sus políticas de extractivismo y desarrollismo alineados al bloque chino-ruso del imperialismo; sumado a este el conglomerado de colectivos fundamentalmente de clase media movilizados en torno al desconocimiento de los resultados del referéndum del 21/02/2016 que inhabilitaban a Morales como candidato. Este descontento ha desembocado en una serie de cabildos masivos y protestas, cuya cúspide y punto de unidad fue la ‘defensa del voto’, el rechazo al fraude electoral del 20/10 y la exigencia de nuevas elecciones. En medio de estas protestas se han potenciado los dirigentes cívicos oligárquicos (fundamentalmente de Santa Cruz) montándose sobre las protestas con consignas de fanatismo religioso y con rasgos fascistoides, el principal representante de este grupo es Fernando Camacho del Grupo Nacional Vida (cuyo padre fue aliado político de Banzer en tiempos de dictadura).
Desde el MAS, las organizaciones sociales protagonizaron jornadas de protesta en ‘defensa del voto’ que habría dado supuestamente como vencedor en primera vuelta a Morales, estas movilizaciones concluyeron en choques violentos entre los dos bandos movilizados. Muchas de las organizaciones cooptadas por el MAS mediante prebendas, entre ellas la misma Central Obrera Boliviana, dieron la espalda al Evo en el transcurso de la tarde. El ‘proceso de cambio’ en lugar de fortalecer la conciencia de clase y promover la organización combativa ha dado cátedra en el prebendalismo y la desorganización de las clases trabajadoras, hoy sin una voz representativa en el conflicto nacional. Se han registrado al menos tres muertos y más de 150 heridos en los 19 días de paro, y el país vive una escalada de violencia y enfrentamientos, con persecución política, quema y saqueo de sedes sindicales y casas, denigración, racismo, discriminación, abuso sexual, humillación y odio.
El día viernes la Policia Boliviana empezó a amotinarse en los distintos departamentos del país sumándose a las demandas opositoras; el día domingo el Comandante de las Fuerzas Armadas solicitó que renunciara el Presidente. El aparato represivo se ha prestado al servicio del mejor postor, su posición no representa un apoyo ‘al pueblo y a la democracia’ como de forma demagógica proclaman, sino acuerdos arribados con la oligarquía financiera más rancia y servil al imperialismo yanqui.
El informe de la OEA que se presentó en horas de la mañana del domingo, indica que hubieron irregularidades en actas, servidores y sistemas de software empleados por el Tribunal Supremo Electoral, recomendando la convocatoria de nuevas elecciones con un nuevo Tribunal. A las pocas horas Morales convocó a conferencia de prensa para anunciar nuevas elecciones y un nuevo Tribunal. Ante una escalada de enfrentamiento y violencia, después de 13 años de gobierno, en el transcurso de la tarde del 10 de noviembre de 2019 presentaron sus renuncias Evo Morales Ayma y Alvaro García Linera a la Presidencia y Vicepresidencia del Estado, asimismo dimitieron de sus cargos los presidentes de ambas cámaras de la Asamblea Legislativa Plurinacional y otras autoridades del Estado. El hecho de haber derrotado luego de 13 años al gobierno del MAS, en medio de protestas masivas muestra que no hay gobierno invencible y debe servir de lección para el pueblo boliviano; sin embargo quienes se han montado sobre las protestas son la alianza cívico-militar junto a los partidos de derecha.
Los altos representantes cívicos entraron al Palacio Quemado a arrodillarse con la bandera tricolor y la biblia señalando el inicio del fanatismo religioso propiciado desde el Estado, y bajaron la wiphala (símbolo nacional reconocida por la CPE, que representa las luchas indígenas del país) del estrado de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Estos dos actos esclarecen el pensamiento de quienes hoy por hoy encabezan el movimiento ‘cívico-militar’ para ‘recuperar la democracia’ en desmedro del pueblo movilizado.
El pueblo boliviano en este momento vive un estado de guerra psicológica con cadenas de whatsapp y redes sociales que difunden sin parar fake news, pandillas armadas que asaltan barrios populares y zonas comerciales, quemas de casas de políticos y dirigentes, agresiones callejeras, dinamitazos, quemas de buses públicos, cortes de agua y luz, que generan un estado de caos, ante la inexistencia de un gobierno formalmente constituido. Esta situación abre las puertas al ascenso de las tendencias fascistoides en representación directa de la oligarquía que busca volver a ejercer el control directo del aparato estatal.
Desde la izquierda toca hoy más que nunca reflexionar acerca de nuestros errores y aciertos durante los últimos 13 años, la necesidad urgente de construir una verdadera alternativa patriótica y popular. Desde el PCR llamamos a la unidad de las clases trabajadoras, los campesinos, los estudiantes, la juventud, los profesionales, los pueblos indígenas, las mujeres, la comunidad LGBT y todos los bolivianos que aspiran a un futuro más justo, a luchar de forma independiente para consolidar una alternativa patriótica y popular ante esta crisis que vive el país, para que los cívicos fascistoides y militares no se monten sobre las movilizaciones con sus pretensiones golpistas y por una verdadera profundización de la democracia en el país.
La Paz, 10 de noviembre de 2019 /Secretariado del Comité Central/Partido Comunista Revolucionario