Por Edgar Isch L. *
Escribir un ensayo es un reto intelectual muy serio, que para ser superado requiere, en primer lugar, de un profundo cono[1]cimiento de lo que se analiza. Oswaldo Báez Tobar tiene esa cualidad, se trata de un investigador infatigable, serio, que recoge en los textos aquí presentados años de teorización y práctica.
Pero el ensayo, además plantea un punto de vista con la que el autor se compromete, ya sea frente a las teorías científicas o frente a la sociedad. En este terreno, el autor una vez más supera la prueba con creces. Sostiene sus perspectivas con argumentos de fondo, con una lógica interna destacable y con compromiso científico. Esto último porque quien menciona el nombre del doctor Báez hace referencia a una ética y a un don de gentes que ganan el respeto y el cariño de sus interlocutores.
Seguro pasará eso también en lectores y lectoras atentos que consideren estos textos. Las seis grandes áreas temáticas, aunque de temas difíciles, de aquellos que para justificar su alejamiento del lector común suelen llamarse «académicos», son tratados con un lenguaje y con explicaciones que pueden acercar la ciencia al pensamiento de quien no es especialista, pero que se interesa en comprender el mundo. Lenguaje accesible y rigor científico es una dupla difícil.
Y la labor de divulgación científica, aquí realizada, no es común en quien hace ciencia, como es el caso del autor, que tiene las dos facetas. Sin embargo, aquí son solo partes de una continuidad permanente en su obra, con conocimiento y compromiso que le ha permitido igualmente ser proponente de una nueva y social gestión del ambiente.
La primera temática que se aborda, siempre difícil, se refiere a la ciencia y el carácter del pensamiento científico. Se complementa con consideraciones sobre la validez del ensayo como instrumento para su difusión. Se destaca que, considerando a la ciencia en un proceso y resultados siempre perfectibles, deben ser defendidos ante momentos en los cuales abunda la seudociencia y su influencia daña a la vida de la gente y a su salud física y mental.
Además, en este y los demás apartados, nos encontramos con una alta valoración a científicos y ensayistas ecuatorianos, cuyo hacer no es siempre reconocido y destacado. En las páginas de este libro se lo hace dando el valor necesario a lo que en ciencias naturales se hace en nuestro país. Revisión alejada a cualquier tipo de prejuicios o doble intención, sino que es, nuevamente, parte del rigor y la honestidad presentadas.
Tras esa discusión profunda sobre la ciencia en general, el autor entra a discutir la relación entre ciencia y sociedad. Aquí se plantea una exigencia educativa: acercar a las nuevas generaciones al conocimiento de la ciencia, a la adopción de una manera científica de pensar, coincidiendo con autores altamente reconocidos como Carl Sagan en cuanto a que la ciencia es la forma superior de adquisición de los conocimientos, pero que estos deben llegar a cada persona como parte de su formación ciudadana.
Ecuador es un país megadiverso. La frase se la dice fácil, sin embargo, es más difícil comprender su significación para la vida del planeta, así como para la existencia de cada uno de nosotros. Nuevamente, se rescata el trabajo científico ecuatoriano en sus laboratorios, museos y herbarios, como una invitación a conocerlos y acercarnos a la maravilla de la evolución natural.
La historia natural del Ecuador se encuentra allí expuesta y al alcance, para conocernos conociéndola, para nuevamente ligar naturaleza y sociedad. Por ello se encuentra también un artículo sobre el Museo Antropológico de la Universidad Central. Pero también porque las nuevas áreas de investigación en la etnobiología merecen ser fortalecidas. Junto a la megadiversidad biológica tenemos una importante diversidad cultural y las dos caminan juntas, inseparables, en una historia que llama a la admiración.
A continuación, vienen artículos relacionados con la ecología. El primero de ellos ya anuncia la perspectiva del autor: «Nuevo pensamiento ambiental: visión desde la ecología y las ciencias sociales». Esta manera de pensar se aplica luego en temas de interés permanente, pero aportan[1]do aspectos nuevos, ideas provocadoras y conocimiento de lo realmente importante: Humboldt, Galápagos, desglaciación en los Andes, incidencia del cambio climático en mares, la ecología de Florida a Yucatán.
Tal vez la última antología de artículos, bajo el nombre de Ciencias Biológicas y Sociedad, sea el que tiene títulos más actuales, de esos que llaman a la curiosidad, a la duda, y por tanto al arranque de la Ciencia. Discutirá el determinismo biológico, la influencia del evolucionismo o sencillamente el desarrollo de las manos humanas, con la calidad de un maestro que conduce al análisis y a la toma de posición en temas cuyo debate solo confirma su importancia.
Finalmente, la última sección, referida a la biología y genética mole[1]cular, igualmente topa temas urgentes como la llamada ingeniería genética, sus avances, riesgos y potencialidades. Dentro de ello, la activación de genes o su edición, así como la producción de nuevas vacunas de ARN mensajero. Poner al «genoma bajo lupa», como se señala en uno de esos artículos, es de interés de expertos, estudiantes y público en general.
Como puede verse, son textos para todos, sin importar los estudios anteriores o la especialización. Lo que se trata aquí debería contribuir a un mayor nivel de conocimiento y al logro de un nivel de cultura general más alto que el actual. Por último, se lo hace en textos cortos, lo que facilita su lectura y relectura, su comprensión y discusión.
Nuestro reconocimiento y agradecimiento a Oswaldo Báez por su nuevo aporte a la difusión de la ciencia en el Ecuador y a la promoción del pensamiento crítico, tan necesario en nuestros días. Gracias adelantadas porque seguro nos seguirá sorprendiendo con más textos que el lector disfruta y de cuya lectura sale con un pensamiento más claro, con mejor conocimiento de la realidad.
*Docente de la Universidad Central, ex ministro de Ambiente
foto principal: Portada del libro/ Ediciones Opción