Campo Sacha: otra traición a la patria

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Por Jaime Chuchuca Serrano

En una total turbiedad, Noboa pacta la entrega del Campo Sacha a empresas extranjeras. Según Inés Manzano, Ministra de Energía, faltan algunas firmas. En números conservadores, el contrato de participación es una pérdida para el país de 7 163 millones de dólares. Sin concesionar, Sacha produciría cerca de 11 154 millones, descontados los gastos. El campo petrolero ha pasado ha producir de 64 mil barriles en 2021, a 77 mil barriles diarios, actualmente; por lo que es notoria la capacidad técnica, financiera, de inversión y recursos de Petroecuador; entonces, no es la “corona oxidada”. Si se multiplica cada barril de petróleo a 71,1 dólares —se ha calculado también a 70 dólares—, por los 77 mil barriles diarios, significa un ingreso bruto de más de 1 998 millones anuales; el gasto de producción para cada barril es de 7 dólares, lo que suma 196 millones al año; así tenemos, un ingreso neto anual, de 1802 millones al año. La producción petrolera de Sacha, corresponde a la quinta parte de la producción nacional (374 mil barriles diarios). El 60% del petróleo de Sacha, de 22 y 24 grados Api, va a las refinerías nacionales de combustible.

Si la producción es totalmente beneficiosa para el país, ¿por qué el gobierno de Noboa quiere regalarla a las empresas extranjeras? Hay varias hipótesis, que se resumen en beneficios directos o indirectos para el grupo Noboa. El presidente y sus funcionarios han realizado una selección a dedo, decidiéndose por el Consorcio Sinopetrol, que está constituida por Amodaimi-Oil Company S. L. (de Sinopec) y Petrolia Ecuador S. A. (de New Stratus Energy). Para más datos, Petrolia es una empresa en crisis. El contrato de participación, según el viceministro Guillermo Ferreyra, beneficia al consorcio entre el 81% al 87,5% del petróleo, salvo si el barril llega a 120 USD (cuestión casi imposible), cuando sería de 74%. Por lo tanto, Ecuador en lugar de tener como ahora el 100%, tendría lo restante, un robo total. Además de la participación, están las regalías, impuestos, renta y otras, que también se negocian. Sin embargo, no hay documentos oficiales con cifras claras, como un neoliberalismo autoritario.

Noboa habla de una prima de 1500 millones, inyección menor a la producción anual de Sacha. Se habla también de inversión en el país, pero es poco probable porque las dos compañías tienen su capital en paraísos fiscales, y además se despediría a la planta laboral de Sacha. Toda la contratación ha estado llena de irregularidades, como el Acuerdo 40, del Ministerio de Energía, firmado el 26 de noviembre de 2024, pero que señala informes del 27 de noviembre. Nunca se ha entregado el informe de imposibilidad técnica, financiera, de recursos, y no pueden hacerlo, sin falsificar datos, porque el Campo Sacha tiene el 85% de eficiencia. La Superintendencia de Compañías ya borró el número de teléfono de El Ordeño, sociedad en la que participa Isabel Noboa, y que constaba en la cuenta de Amodaimi. En la página web de la Superintendencia, no constan los accionistas de las empresas, por lo que da oportunidad a especulaciones. Además, Noboa ha actuado de modo desesperado por la entrega de Sacha, la joya de la corona, en medio de la segunda vuelta electoral. Por su parte, las organizaciones sociales forman un frente por la defensa del Campo Sacha y la soberanía, lo que incentivara mayor oposición al régimen.

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