Por Constanza Astorga* Chile
Colaboración para Opción
Han pasado un par de semanas desde que el pueblo de Chile, con un amplio margen, decidió rechazar la propuesta de nueva constitución que emergió de una convención constitucional elegida democráticamente, paritaria y con escaños reservados de pueblos indígenas. Las razones que más han resonado desde los sectores que apoyamos al apruebo son varias; la gran caja de resonancia que tuvieron las mentiras y noticias falsas orquestada por la derecha, que el plebiscito se convirtió en una forma de evaluar al gobierno, que el proceso no estuvo a la altura y así muchas razones que evidentemente pueden tener más o menos peso explicativo para el resultado, pese a todo eso algo se puede concluir, la propuesta de constitución no logró llegar a todos los sectores de la sociedad ni logró hacer sentido a las mayorías del país.
Uno puede remontarse tiempo atrás acerca de cómo Chile llega a un proceso constituyente y a una segunda vuelta presidencial anómala desde nuestro retorno a la democracia. Entre los hitos que edifican este derrotero lo protagonizan los movimientos y organizaciones sociales, sobre todo los educacionales, del que proviene el presidente Gabriel Boric, los socioambientales y el feminismo. Quisiera profundizar en el rol que tiene este último en los años anteriores, el 2018 -año anterior del estallido- muchas casas de estudio de educación superior y liceos fueron tomadas denunciando casos de violencia que se vivían en sus espacios, el 8 de marzo del año 2020, se da la marcha más masiva que se tenía registro y era feminista, está en el contexto de la revuelta, ¿por qué estos antecedentes son tan relevantes? porque pese a la derrota electoral vivida el 4 de septiembre, el feminismo movió un cerco que difícilmente puede retornar, la paridad y la propuesta de la creación de un sistema nacional de cuidados ya genera amplio consenso, tanto así que hoy hasta sectores de la derecha tradicional del país también la plantean para continuar el nuevo proceso, los derechos sexuales y reproductivos y el fin de la violencia de género también se ha tomado la agenda política y se tomará en la discusión constitucional.
Somos autocríticas, pero entendemos que hay que sacar lecciones y no repetir los errores, que el adversario político utilizará todas las herramientas necesarias para que la agenda que hemos levantado feministas no alcancen la profundidad que demandamos, también somos conscientes que la conquista por nuestros derechos nunca ha sido progresivo y cada paso que damos, y que por cierto hemos dado, se levantan con fuerza expresiones políticas reaccionarias. Hoy tenemos un desafío importante, cambiar nuestras estrategias y elaborar trabajo sobre nuevas bases, poder disputar y hacer sentido de urgencia en la gran mayoría del país la necesaria vida libre de violencias, derechos sociales, el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados y una educación sexual y afectiva integral en todos los niveles.
*integrante del Frente Feminista de Comunes