Cierto ha sido
¡La reencarnación existe!
Por Francisco Garzón Valarezo
No es cuento. El espíritu de Sebastián de Benalcázar o cualquier otro conquistador está reencarnado en el bulto de un tal Fabo Villamar que ha sido asambleísta y tiene un cronicón sobre su contumaz empeño de andar de partido en partido. De unos se larga porque lo berrean y de otros se va él mismo cuando lo embisten centelleos se lucidez y se da cuenta que no comparte doctrina.
Hizo una pedante bufonada en un programa de televisión donde soberbio y fatuo, habló disparate tras disparate haciendo gala de una colosal ignorancia sobre los conceptos de nación, nacionalidad y pueblos, una ignorancia digna de sus antecesores blancos.
Arrogante, usó el tuteo y el voseo para decir que los indígenas son tan ecuatorianos como cualquier otro, sí, igual que cualquier otro que ha sufrido pérdida de sus territorios, migraciones forzosas, aculturación, extrañas conversiones religiosas, brutales cambios socioeconómicos y políticos.
Durante más de doce mil años los habitantes de estas tierras vivieron el comunismo primitivo, pero en los últimos 500 años, conocieron el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo. El ADN de los indígenas debe estar “pensando” que aún vive en la comunidad primitiva, pero los blancos como Villamar los ponen al mismo nivel de todos sin considerar el trayecto de su dolorosa y traumática historia.
Si, los indígenas son como cualquier ecuatoriano que tenemos que aprender un nuevo y extraño idioma para integrarnos a la cultura de la nación. A los indígenas el Estado les cerró cientos de escuelas bilingües, los condenó a la pobreza, a la exclusión, al atraso, pero Villamar cree que tienen los mismos derechos de todos.
Los españoles que llegaron a América eran asquerosos, no se bañaban nunca y despedían un olor inmundo. Tal era su pestilencia que cuando Hernán Cortés y su grupo propusieron hablar con Moctezuma, el rey Azteca, la corte ordenó a los pajes que quemaran incienso para disimular la hediondez, pero los españoles creyeron que les rendían homenaje. Así apesta el racismo de Villamar que reclama las pérdidas económicas de algunos comerciantes, pero no dice nada de las dolorosas muertes y heridos ocurridas en las protestas de octubre.
Al plantear Montalvo su conocida frase: “si mi pluma tuviera don de lágrimas, escribiría una obra sobre el indio y haría llorar al mundo” , reconoció que no estaba apto para comprender y escribir sobre el tema. El peruano Carlos Mariátegui estudio por años los problemas del indio, escribió mucho, pero no presentó una opción para resolver sus conflictos. Don Pablo Miranda en la última revista política del PCMLE dice que recién a partir del levantamiento indígena de 1990, su partido entiende de “manera integral la naturaleza del movimiento indígena,” pero Villamar lo ha comprendido en un tris, para él la solución es meter a la cárcel a los indios. Por eso denunció al prefecto del Azuay Yaku Pérez por el delito de “rebelión.”
El discurso de este ignorantón es parte del rollo de los burgueses que busca criminalizar la protesta social, invalidar y aislar a los referentes de la lucha, en ellos subyace la misma ignorancia de los colonizadores de hace 500 años.