Por Francisco Escandón Guevara
Horas antes de iniciar el feriado de carnaval, Noboa decretó la convocatoria a Consulta Popular y Referéndum. Después de un champús sin orden, del cual el gobierno tuvo que retirar la pregunta del retorno de los casinos, la Corte Constitucional calificó los cuestionarios entregados para finalmente aprobar once preguntas: diez corresponden a la iniciativa del hijo del magnate bananero y una adicional que la tramitó Lasso antes de terminar su mandato.
Desde 1978, año del retorno a la democracia formal, en trece oportunidades los ecuatorianos sufragaron para tratar temas de democracia directa; por lo general, esa continua convocatoria a las urnas es un espejismo de participación popular, pues prima el interés megalómano del inquilino de Carondelet para medir su popularidad y acelerar medidas legales a través de atajos que evaden al legislativo.
El propósito central de esta Consulta es la legitimación de la popularidad presidencial para convertirla en trampolín de las elecciones del 2025 y afinar su reelección. Noboa parte con relativa ventaja, pero corre el riesgo de desacumular vertiginosamente el apoyo que goza si continúan las políticas neoliberales (incremento del IVA, eliminación del subsidio a los combustibles, explotación del Yasuní, desfinanciamiento de los servicios públicos de salud y educación, etc.).
La Consulta se puede convertir en un tiro en el pie si el gobierno continúa con el paquetazo gradualista para financiar el déficit fiscal; la visión neoliberal de la economía es el flanco más débil de Noboa que se pondrá a prueba durante la campaña electoral. La estrategia del régimen se montará sobre la narrativa de la guerra y la reducción de los índices de muertes violentas, desde el discurso oficial se construirá el fantasma del opositor equivalente a delincuente, mafioso y hasta terrorista.
La Consulta no es exclusiva al combate de la inseguridad y a las reformas del Código Penal, hay dos preguntas trascendentales que buscan impulsar un nuevo proceso de acumulación monopólica de capital: el trabajo por horas y el retorno del país a los centros de arbitraje internacional amenazan los derechos laborales y la soberanía nacional en beneficio de élites criollas y transnacionales. Otra vez, desde el poder, se intenta beneficiar a los mismos de siempre.
Faltan más de dos meses para el día de las elecciones, queda mucha tela por cortar. Todo puede suceder.