Redacción Opción
El Día Internacional de las Mujeres Rurales, fue establecido por Naciones Unidas en diciembre de 2007 y se celebró por primera vez el 15 de octubre de 2008 tiene como objetivo el reconocimiento al papel decisivo de la mujeres en el desarrollo, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza.
Luis Pilalot, presidente de la Federación Única Nacional de Afiliados al Seguro Social campesino, en un comunicado de prensa expresó su saludo un saludo a la Mujer Rural, a las mujeres campesinas, madres y trabajadoras. Expresó la aspiración de cambiar este sistema injusto de dominación capitalista y terminar con las desigualdades sociales y económicas… “Un saludo especial para las mujeres feunacistas, para el personal operativo del seguro social campesino, médicos, odontólogos, auxiliares de enfermería, trabajadoras sociales, maestras rurales y todas las profesionales mujeres que tienen su actividad en el entorno rural que conocen y sienten la situación de pobreza y marginación que viven nuestras mujeres rurales… Cambiar esta realidad es nuestro compromiso como FEUNASCC y como Unidad Popular listas 2…” señaló el dirigente campesino
Las mujeres en las zonas rurales representan, una cuarta parte de la población mundial y trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Sin embargo, menos del 20% de los propietarios de tierras en todo el mundo son mujeres. En las zonas rurales, la brecha salarial de género llega al 40%
Reducir la brecha en las tasas de participación de la fuerza laboral entre hombres y mujeres en un 25% para el año 2025 podría aumentar el PIB mundial en un 3,9%. Si las mujeres de las zonas rurales tuvieran el mismo acceso a los activos agrícolas, la educación y los mercados que los hombres, se podría aumentar la producción agrícola y reducir el número de personas que padecen hambre en 100-150 millones.
Luego de la pandemia la situación de las mujeres en el campo es muy precaria, la ONU señala que “…Las inversiones con perspectiva de género en las zonas rurales nunca han sido más críticas”. Es por ello que el tema de este Día Internacional de las Mujeres Rurales es «Construir la resiliencia de las mujeres rurales a raíz del COVID-19», para crear conciencia sobre las luchas de estas mujeres, sus necesidades y su papel fundamental y clave en nuestra sociedad.
Silvia Bravo, vice prefecta del GAD provincial de Cotopaxi, señala que la Mujer Rural en el mundo mueve la economía del cuidado, ella se encarga de las parcelas, de las niñas y niños, de los adultos mayores, en sí del hogar y por ello debemos retribuir con el trabajo mancomunado entre instituciones de los tres niveles de gobierno para mejorar su calidad de vida. Somos y seremos de la tierra, volveremos algún día a ella, por lo tanto nuestra vida debe ir en pos de dejar un legado y una herencia de equidad, igualdad y justicia, señaló
Según ONU Mujeres, las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.
Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Su labor es invisible y no remunerada, a pesar de que las tareas aumentan y se endurecen debido a la migración de los hombres. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.
Cristina Cachaguay, de Mujeres por el Cambio, señala que en Ecuador las condiciones de vida del pueblo indígena han empeorado en medio de la crisis y la pandemia; hasta fin de año el 60,3% de esa población puede incorporarse a la pobreza, en el que a mujeres y niñas indígenas llevaran la peor parte.