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La desaparición del Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez puso fin a la elaboración de vacunas y de productos médicos.
Durante 71 años, el Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez se convirtió en un referente de la investigación científica en la región, dicen quienes conocieron de cerca el trabajo de la institución.
“Desde su fundación, en 1941, el Izquieta Pérez fue un espacio que impulsó el desarrollo de vacunas, la fabricación de productos médicos, la vigilancia epidemiológica y la lucha contra las enfermedades que llegaban al país”, dice el escritor y exministro de Salud, Rodrigo Fierro.
Estas son las propuestas presidenciales en seguridad, economía y bienestar Por eso, hasta ahora Fierro no comprende la decisión que tomó el Gobierno del ex presidente Rafael Correa de eliminar el Instituto en 2012, a través del Decreto Ejecutivo No. 1290.
Con esa medida, el Izquieta Pérez se dividió en dos El Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi) La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia (Arcsa) La idea era que el Inspi se dedicara, exclusivamente, a la investigación científica; mientras que la Arcsa debía ocuparse de la vigilancia sanitaria. Algo que no se cumplió, según el exministro.
El exdirector del Izquieta Pérez, Luiggi Martini, cree que “el Instituto hubiera evitado miles de muertes y de contagios de Covid-19 porque contaba con una red de más de 38 laboratorios en todo el país que daban la voz de alerta sobre posibles enfermedades”.
El médico no descarta la posibilidad de que el desaparecido Instituto hubiera aportado con conocimientos para la elaboración de una posible vacuna contra el coronavirus. Según Martini, desde 1945 -apenas cuatro años después de su inauguración- el Izquieta Pérez tuvo la capacidad y experiencia para fabricar vacunas. Ese año, por ejemplo, desarrolló la vacuna contra la tifoidea.
“También elaboró la vacuna contra la rabia humana y canina, y contra la viruela. Además de suero antiofídico, uno de los mejores de la región”, dice.
Pero, esa producción se paralizó en 2012 cuando el Izquieta Pérez desapareció. Ocurrió, a pesar de que los estudios clínicos habían sido positivos para la elaboración de la vacuna pentavalente. Esta vacuna protege a los niños de enfermedades como la difteria, la tosferina, el tétanos, la poliomielitis y de las infecciones producidas por Haemophilus Influenza tipo B.
Alta cobertura Mientras el Instituto Izquieta Pérez funcionó, la cobertura de vacunación en Ecuador sobrepasaba el 95% de la población infantil.
El exdirector del Instituto, Marcelo Aguilar, quien estuvo al frente de la entidad meses antes de su desaparición, dice que “llegamos a producir más de un millón de vacunas contra la difteria y el tétanos y 800.000 contra la tuberculosis. También pudimos hacer 75.000 vacunas antirrábicas humanas y caninas, además de 1.800 frascos trimestrales de suero antiofídico”. Para él, la decisión de eliminar el Izquieta Pérez obedeció a intereses políticos. “Me fui porque llegaron personas que no tenían ninguna experiencia y solo obedecían al Gobierno”.
Y asegura que hubo incluso pérdidas económicas: “Hay una planta, valorada en USD 5 millones, embodegada se debía utilizar para la fabricación de la vacuna pentavalente. Pero todo quedó en la nada”. Una investigadora del Inspi -que habló con PRIMICIAS, pero prefirió la reserva de su nombre- dijo que “precisamente la pentavalente fue el último intento del Izquieta Pérez de fabricar una vacuna y mantener su tradición de aporte científico al país”.
Ahora, con la pandemia por Covid, el exministro de Salud, Rodrigo Fierro; y los exdirectores del Izquieta Pérez, Luiggi Martini y Marcelo Aguilar creen que es indispensable que el Instituto retome sus funciones.
Fierro agrega que el Izquieta Pérez “sería de gran aporte ante la posible aparición de nuevos virus y enfermedades”.
Un intento fallido
La desaparición del Izquieta Pérez también dio paso a la creación de la Empresa Pública de Fármacos (Enfarma), el 30 de diciembre de 2009.
El expresidente Rafael Correa apuntaba, con una inversión de USD 300.000, a que esta empresa se dedicara a la producción y venta de fármacos.
El objetivo no se cumplió y el propio Correa decretó su liquidación en junio de 2016. Un proceso que aún sigue en camino.
El exdirector del Izquieta Pérez, Marcelo Aguilar, califica de un error la creación de Enfarma: “En el tiempo que Enfarma operó no desarrolló ninguna vacuna. Tampoco hubo un aporte importante a la investigación”. Es más, dice Aguilar, el país ahora requiere importar vacunas para niños, adultos y personas de la tercera edad. El médico sostiene que la investigación del sector de la salud debe estar en manos de científicos y alejada de la política.
Fuente: Primicias
Primicias.ec: https://www.primicias.ec/noticias/sociedad/izquieta-perez-vacuna-ecuador-covid/