Jaime Chuchuca Serrano
Parece irreversible la victoria de Joe Biden (264), del Partido Demócrata, contra Trump (214), del Partido Republicano, por alcanzar la presidencia de EEUU; aunque se espera contar la totalidad de los votos hasta mediados de noviembre, Trump moviliza partidarios y denuncia fraude. Los demócratas llevan estrecha ventaja también en la Cámara de Representantes y en los Senadores.
EEUU sigue siendo la principal potencia mundial y es desplazado en varios asuntos estratégicos por China quien se disputa la hegemonía mundial. De 1944 a 1991, EEUU consolidó el imperialismo financiero y venció a la URSS en la guerra fría. El capitalismo tiene varias fracturas irreparables y desde 2008 ha caído en una crisis hasta ahora insuperable. En la pandemia varios mercados fueron bloqueados y se contrajo la producción. Las movilizaciones mundiales se reactivaron desde agosto y entraron al corazón de EEUU con el asesinato de George Floyd.
El gobierno de Trump ha sido desolador. Amenazó con construir un “muro” entre EEUU y México, fortaleció las medidas antimigrantes y violó derechos humanos de adultos y niños; acusó al sistema de salud de ser un desperdicio de recursos y lo destruyó creando el peor escenario para la pandemia; renegoció los acuerdos y tratados de librecomercio bajando los impuestos para los ricos; dejó de lado los tratados que defienden el medioambiente y suspendió los impuestos verdes; inauguró una guerra comercial contra China generando gran inestabilidad económica; continúo las guerras de invasión y de rapiña contra una decena de países (en los 100 primeros días, Trump envío misiles contra Siria); interfirió frecuentemente en la políticas de los países Latinoamericanos y violó su soberanía. Con la pandemia arrancó la mayor crisis registrada en dos siglos y al mismo tiempo Trump permitió la mayor concentración de capital en pocas manos. La tozudez de Trump de 2016 le sirvió para defender a su élite blanca de la élite del establishment gubernamental, ahora en 2020 le valió para irse contra la élite de los intelectuales. Trump reposicionó a la extrema derecha y el fascismo internacional, fortaleció la carrera armamentista y el militarismo.
La estrategia usada por Trump, aunque es una total incoherencia, le dio resultados: tildó de comunistas (¡y castrochavistas!) a los Demócratas. Los Republicanos y Demócratas son dos grupos de la burguesía estadounidense, de la jerarquía del poder, detrás de los cuales están los grandes emporios y corporaciones económicas. La memepolítica ha dibujado bien la pelea entre Trump y Biden: la lucha entre Godzilla y King Kong. Los Republicanos y Demócratas defienden el mismo modelo colonial, extractivista, industrial, comercial y financiero. Sin embargo, Biden y los demócratas se muestran más moderados frente al fascismo y el conflicto civil estadounidense; Trump, al contrario, lo acelera. El estadounidense medio que votó por Biden lo mira como moderado y a Trump como un desquiciado. Los estadounidenses (y latinos) que votaron por Trump lo respaldan por su demagogia anti status quo. Biden hace política electoral desde 1973, además de ya haber sido vicepresidente. Trump está en los negocios y el espectáculo toda su vida. Biden tiene 78 años y Trump 74. Los dos representan a la burguesía más influyente. El modelo colonial, autoritario, conservador y racista no será cambiado ni por los Demócratas ni por los Republicanos. Lo que intentará Biden es regresar a la apertura económica y terminar con el aventurismo y la locura política de cuatro años de trumpismo.