Felipe Annunziata*
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés). Es la fachada de un nuevo mecanismo de asesinato en masa contra el pueblo palestino. La organización fue contratada por EEUU y por Israel para, supuestamente, entregar ayuda humanitaria a la población de Gaza. Pero en realidad, son mercenarios estadounidenses y militares sionistas confinando palestinos en campos de concentración mejor de lo que hacían los nazis alemanes de hace un siglo.
Mientras “distribuyen ayuda humanitaria”, los soldados nazi-sionistas disparan y matan a los palestinos hambrientos. Decenas de palestinos ya han sido asesinados de esta forma. Con el pretexto de asegurar alimentos, encierran a la gente en vallas mientras realizan reconocimiento facial a todos los ciudadanos palestinos. El objetivo es cumplir las órdenes del dictador Benjamin Netanyahu: «A nuestra manera, crearemos ‘zonas seguras’ para entregar ayuda humanitaria y garantizar que los civiles abandonen [la Franja de Gaza]».
Todo esto está en línea con la propuesta que el presidente fascista de los Estados Unidos, Donald Trump, defendió en febrero: transformar Gaza en un balneario para la burguesía, sin palestinos.
Masacre diaria
El genocidio continúa con los bombardeos. En un solo ataque, Israel asesinó a nueve hijos de una pareja de médicos. La Dra. Alaa al-Najjar logró salvar solo a su hijo de 11 años. Su esposo, y padre de los niños, no sobrevivió y murió el 2 de junio. «Alaa al-Najjar vio con sus propios ojos los cuerpos carbonizados de siete de sus hijos siendo sacados de los escombros (…), todo mientras estaba de guardia en el complejo médico de Nasser», dijo Mohammed Saqeer, jefe de la sala del hospital local de Khan Younis en el sur de Gaza.
En Cisjordania, la situación también es grave. Allí, la táctica israelí consiste en impedir la circulación de la población palestina. Existen alrededor de 850 bloqueos, donde los palestinos son humillados y se les prohíbe el derecho a circular. El objetivo es perjudicar e impedir el funcionamiento de la economía palestina, así como expandir el régimen de discriminación y apartheid impuesto por Israel desde 1967. En algunas ciudades, colonos judíos, con el apoyo del Ejército Sionista, obligan a los palestinos a abandonar sus hogares y tierra
La ciudad palestina de Tulkarem, sitiada durante más de cuatro meses, ya ha obligado a 25.000 residentes a abandonar sus hogares a petición de los colonos israelíes. Solo en este lugar, los soldados israelíes han destruido, total o parcialmente, más de tres mil viviendas.
Crisis política en Israel.
Mientras tanto, la oposición al gobierno de Netanyahu crece. Incluso bajo un régimen autoritario, donde cualquier oposición antisionista es perseguida, hay quienes se movilizan para poner fin a la masacre. Cientos de israelíes ocuparon la sede del partido de Netanyahu exigiendo el fin del genocidio, para asegurar la liberación de los prisioneros de guerra israelíes retenidos por la resistencia palestina. Las familias de los prisioneros han realizado constantes manifestaciones en las principales ciudades de Israel.
En otro frente, se han multiplicado las manifestaciones de artistas e intelectuales, incluidos israelíes, contra el genocidio. Unos 1.300 académicos israelíes han denunciado en una carta el «sadismo y el colapso moral» del Estado de Israel. Más de 300 escritores franceses, entre ellos dos ganadores del Premio Nobel, han denunciado el genocidio y exigido sanciones contra Israel a la Unión Europea. En La Haya, Países Bajos, más de 100.000 personas marcharon en defensa del pueblo palestino.
Mientras crece la presión popular internacional, los gobiernos capitalistas e imperialistas siguen guardando silencio o apoyando el genocidio. La presión popular continua es esencial para garantizar la liberación de Palestina y el fin del genocidio.
*Periódico /A Verdade -PCR Brasil