Por Jaime Chuchuca Serrano
El gobierno de Noboa representa el fracaso del modelo neoliberal oligárquico, por el que han atravesado también los presidentes Moreno y Lasso. Este modelo se instauró para generar ganancias extraordinarias de los monopolios agroexportadores, financieros, importadores, en suma, de los más ricos del país. Estos presidentes han desfinanciado a las empresas públicas, para abrir las puertas al saqueo de los recursos estatales, y crear mercados para los sectores oligárquicos. Al bajar las condiciones de vida de la ciudadanía, se incrementan las ganancias de los capitalistas oligárquicos; por un lado, crecen las utilidades financieras, y por el otro, se liquidan los ingresos familiares, se suben los intereses de los créditos, se despide gente y disminuyen los salarios.
El modelo oligárquico, actualizado por Noboa, quiere traspasar los mecanismos hacendatarios a las instituciones estatales; así como el patrón manda en su hacienda, quiere que su equipo mande dentro del gobierno y del Estado. Se han convertido en gritones latifundistas: Mónica Palencia, Esteban Torres, Diana Jácome, Arturo Wong y otros. El gobierno no ha respetado ni siquiera a su vicepresidenta, Verónica Abad. Todo el aparato estatal se ha puesto en marcha para legalizar los negocios más turbios: se despoja a Petroecuador de los pozos petroleros, para entregarlos a grupos familiares y empresas extranjeras; no se da mantenimiento a las refinerías de Esmeraldas y La Libertad, para beneficiar a los importadores de combustibles. El gobierno de Noboa concentra ilegalmente el dinero del Estado para pagar la deuda externa, como cuando sacó 1900 millones de dólares de Petroecuador y 400 millones de CELEC, en plena crisis energética.
Han pasado cuatro ministros de Energía, todos con discursos incoherentes, la última, Inés Manzano, que dice que en 6 meses se podrán construir nuevas térmicas, pero el gobierno ya tiene un año y no lo ha hecho. El modelo oligárquico neoliberal, se diferencia de las modernizaciones capitalistas que incentivan la productividad y el Estado de Bienestar; este modelo oligárquico ubica al país, a la cola de los países capitalistas del mundo. Las clases dominantes de la oposición, le han concedido un período de gracia a Noboa, por ser un gobierno de transición y estar cerca el proceso electoral de 2025, por lo que las pugnas legislativas e institucionales han bajado de tono. Como en el oscurantismo medioeval, se obstruye la difusión de la información, pero comprando la consciencia de los dueños de los medios de comunicación y ofreciéndoles nuevas frecuencias. ¡Cuánta falta hace la luz y la cultura en Ecuador!