Por Francisco Escandón Guevara
Previo a la posesión del nuevo presidente, Guillermo Lasso, se instalará un nuevo período legislativo que en la sesión inaugural elegirá a sus autoridades y reestructurará las doce comisiones permanentes que constituyen la Asamblea Nacional.
Estas cuotas de poder en el Estado son trascendentes, pues de ellas depende la prioridad en el tratamiento de las leyes, la viabilidad de fiscalización a los funcionarios públicos y otros asuntos legislativos; por eso el interés de captarlas.
Pero ninguno de los partidos, movimientos políticos o bloques parlamentarios, por sí solos, tienen los suficientes asambleístas para imponerse en esa elección. Es evidente la necesidad de acuerdos que permitan alcanzar una mayoría, aunque hay veces que esos compromisos trascienden las funciones del legislativo y se enturbian en actos tramposos.
Ese es el caso del pacto que acaban de celebrar CREO, los socialcristianos, el correísmo camuflado bajo la etiqueta UNES y algunos independientes. Detrás del reparto del Consejo Administrativo de la Legislatura y las comisiones, la dupla Lasso-Nebot logró hacerse de la dirección de la Asamblea que le facilitará aprobar leyes neoliberales exigidas por el Fondo Monetario Internacional; en tanto que el correísmo, al ceder la presidencia y vicepresidencias del Parlamento, alcanzó el compromiso de conformar una Comisión de la Verdad para analizar y juzgar la actuación de jueces y fiscales.
Esta es una maniobra maquiavélica: el fin es imponer las privatizaciones y un eventual paquetazo al pueblo, a cambio de la impunidad para los corruptos. El Ecuador del Encuentro, ofrecido por el banquero, es el país que le tiende la mano al correísmo para perdonar sus delitos, es un acuerdo de gobernabilidad burguesa.
La metida de mano en la justicia, en su versión 2.0., reedita el viejo pacto de la regalada gana otrora acordado por Febres Cordero y Bucaram. En adelante, les será difícil amagar sus aparentes contradicciones irreconciliables, está claro que no tienen reparos en juntarse a la hora de defender sus intereses, es evidente que cogobernaron durante estos catorce años e incluso que pactaron el fraude que dejó fuera de la segunda vuelta a Yaku Pérez.
Son las mismas sucias prácticas de la legislatura anterior. Los beneficiarios son las élites, incluidos los llamados independientes que trafican votos por cargos, mientras los perjudicados son los trabajadores y el pueblo a quienes se les agota la paciencia.