Por Remo Cornejo Luque
Una vez más, el desgobierno y la antidemocracia enquistada en el Alma Mater babahoyense vuelve a hacer de las suyas. El rector Marcos Oviedo, figura muy cuestionada entre los diversos estamentos universitarios y ante la comunidad fluminense, sigue haciendo y deshaciendo, a su antojo, lo que le interesa y conviene para permanecer en su cargo.
Recordemos que las elecciones del rectorado se realizaron en forma amañada, el 14 de agosto de 2023, proceso cuestionado ante el Consejo de Educación Superior (CES), ente que dio la razón a la lista no oficialista “Rescate de la UTB”, que encabeza la Dra. Betthy Mazacón. La audacia y prevalido del poder, de quien se cree dueño y amo de la universidad, pese a que públicamente manifestara de que acogía el pronunciamiento del CES, osó contrarrestar la decisión del mismo que anulaba dicho proceso electoral, y presentó una acción de protección con medidas cautelares, primero en Quito, lo cual fue rechazada, y luego en Babahoyo, donde tuvo eco, en forma turbia y obscura. Esta última decisión que, puso en el sillón del rectorado a Marcos Oviedo, diría en forma temporal, desnuda la conducta y parcialidad de la jueza Inés Mejía Alvarado, y envalentona a quienes no comulgan con las irregularidades oviedistas y persisten en la pugna jurídica para que se realice, con transparencia y respeto, nuevamente, dichas elecciones.
A la par de que el proceso electoral del rectorado se dilucide, afloran las garras y manos sucias de quienes administran la UTB como su feudo, y lanzan, a través del Tribunal Electoral Universitario (TEU) designado por el Consejo Superior Universitario (CSU), la convocatoria para renovar las representaciones estudiantiles a FEUE, AFU, LDU, Consejo Superior Universitario y Consejos Directivos por facultades, arrogándose las funciones que le compete al Tribunal Electoral Estudiantil que debió ser designado por la FEUE saliente. Es decir, el proceso electoral estudiantil está en manos del mismo Tribunal electoral que manipuló y enlodó las elecciones del rectorado.
Dicha convocatoria, hecha con resquemores y desbordante de miedo -por el crecimiento de la tendencia antioviedo-, se hace al culminar el período académico, momento de proyectos finales y exámenes, para evitar la dinámica de participación y debate estudiantil, y violentando el “Reglamento para elegir representantes estudiantiles FEUE, AFU, LDU de la UTB y de las asociaciones estudiantiles de facultades” donde dice que el tiempo para inscribir listas a las elecciones es de 15 días y la reducen a solo ocho días.
A esto se suma la maquinaria administrativa y de docentes al servicio del oficialismo, que obstaculizan al no entregar a tiempo los documentos habilitantes, solicitados, para poder inscribirse; limitan, amenazan y hasta chantajean, con puntos y pase de año, a los estudiantes para que no se inclinen por la propuesta alternativa estudiantil de “Rescate de la UTB”.
Es evidente, entonces, que los detractores de la UTB siguen muñequeando, siguen encaramelados con la administración, entontecidos por el poder, y buscan por todos los medios impedir la participación e irrupción del movimiento estudiantil pensante, crítico de las irregularidades y la corrupción, ansioso de que la universidad mejore en su calidad académica, proponente de las reformas a la LOES donde se incremente el presupuesto para las universidades y se enarbole la defensa de los derechos de los estudiantes y de todos los estamentos universitarios.
La corriente de cambio, de transformación universitaria, de Rescate de la UTB, avanza incontenible. Ningún poder corrupto, represivo-tiránico, ni antidemocrático, carente de principios y valores, podrá contener el avance impetuoso, irreverente, por la consecución de la nueva universidad donde reine la excelencia académica, la transparencia y la verdadera democracia.
¡La lucha continúa!
¡Los estudiantes no oficialistas harán prevalecer sus derechos de participación!
¡Es hora de despertar y hacer temblar al tirano!