Elecciones 2023, entre el pasado y lo nuevo

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Por Francisco Escandón Guevara

Finalmente, ocho binomios estarán en la papeleta. Los sufragios de agosto próximo definirán una nueva correlación de fuerzas y probablemente un proyecto político gobernante que busque reelegirse.

En estas elecciones, tres de los cuatro partidos que más votos obtuvieron en el 2021 no tendrán opción presidencial propia en la papeleta. El partido de Lasso se abstuvo de presentar candidatos para evitar el rechazo a la gestión presidencial, la Izquierda Democrática languidece tras su oportunismo político y Pachacutik tambalea frente a los coqueteos, de unos cuantos que pactan con el banquero y otros con Correa, mientras su base reclama sanción a esos avivatos.

Cinco de los binomios inscritos y los partidos auspiciantes de derecha tienen relación con los dos últimos gobiernos. Otto fue vicepresidente de Moreno, responsable de anticipar el pago de la deuda externa durante la pandemia, mientras la gente moría y se quedaba sin trabajo. Villavicencio, el defensor de Lasso en la legislatura cesada, es candidato por Construye, el partido de María Paula Romo, la repartidora de los hospitales y represora del pueblo en las movilizaciones de 2020. En tanto, Tópic quien mantiene negociados con el Estado desde la época del corrupto correísmo, casi fue ministro de seguridad del actual banquero y su partido auspiciante, el socialcristianismo, estuvo aliado a Lasso en la anterior elección.

En la tendencia correísta se sitúan otros dos binomios que forman parte del pasado. Luego del examen de lealtad al prófugo, Rafael optó por la candidatura de Luisa González a sabiendas de su deficitario músculo electoral y de la insatisfacción de una parte de sus seguidores. Por su parte, el movimiento Amigo inscribió a Bolívar Armijos investigado por enriquecimiento ilícito.

Yaku Pérez es quien más respaldos logró para inscribirse, su proyecto político es una verdadera minga popular independiente de las élites. Sin competidor en la tendencia democrática y de izquierda, tiene altas probabilidades de cosechar el descontento social. Para instalarse en la segunda vuelta electoral, Yaku debe capitalizar el hartazgo de la corrupción y prepotencia correísta, así como el rechazo contra el neoliberalismo criminal. Además, él es el único candidato que explícitamente llama a votar sí en la Consulta Popular por el Yasuní.

La carrera presidencial está en marcha.

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