El movimiento zapatista nunca planteó la lucha por el socialismo, pero las demandas agrarias del Ejército Libertador del Sur desafiaban la propiedad terrateniente, pilar de la acumulación capitalista en México. El gobierno de Madero reprimió al Ejército, pero sus tácticas guerrilleras resistieron con éxito. Los zapatistas se adaptaban entre soldados y campesinos según la situación.
Las fuerzas federales emplearon métodos violentos para combatir a los zapatistas, pero sin éxito debido a que todos los campesinos se identificaban con la causa zapatista, incluyendo hombres, mujeres, niños y ancianos que participaban en el Ejército Libertador del Sur.
En respuesta a la represión gubernamental en 1911, los líderes zapatistas firmaron el Plan de Ayala, programa político del zapatismo que desconocía la autoridad de Madero y planteaba su derrocamiento.
1. Los pueblos o ciudadanos con títulos de tierras, bosques y aguas usurpadas por hacendados y caciques tomarían posesión inmediata de estas posesiones, defendiéndolas armados.
2. Se expropiaría, con previa indemnización, un tercio de las tierras y propiedades concentradas en manos de poderosos dueños, para que fueran trabajadas por los habitantes de México.
3. Se nacionalizarían no solo un tercio, sino todas las posesiones de hacendados, científicos o caciques que se opusieran directa o indirectamente al plan.
Aunque directo y claro, este plan abordaba aspectos cruciales, desafiando directamente la propiedad privada de la burguesía nacional y extranjera, la lucha contra el capitalismo e imperialismo en México se centraba en la tenencia de tierras, pero no abordaba la toma del poder político y económico. Faltaba una alianza entre sectores rurales y urbanos y un partido revolucionario para guiar a las masas hacia la toma del poder.
El Plan de Ayala otorgó autonomía legal a los campesinos, extendiéndose las fuerzas zapatistas por varios estados. Aplicaban el plan en zonas bajo su control, presionando hacendados en otras áreas. Esto causaba preocupación en la burguesía y el gobierno de Madero, incapaz de contener a Zapata. La prensa y sectores económicos buscaban sofocar la rebelión campesina.
Con la ayuda del gobierno de EE. UU. y el embajador Henry Lane Wilson en México, se organizó un golpe contra Madero en febrero de 1913. Tras la decena trágica y el asesinato de Madero, Huerta fue designado presidente provisional, desencadenando nuevas insurrecciones lideradas por Villa y la División del Norte. En medio del conflicto, surgieron los ejércitos constitucionalistas liderados por Venustiano Carranza con apoyo de la División del Norte. A pesar del respaldo campesino, representaban a la burguesía nacional, lo que causó tensiones con los ejércitos de Villa y Zapata. En 1914, los zapatistas propusieron reformas sociales y la elección de un presidente interino por una asamblea de líderes y representantes del pueblo armado, conforme al Plan de Ayala. Zapata intentó aliarse con los obreros al invitar a Flores Magón a imprimir su periódico en el territorio zapatista, pero la postura política de Magón impidió la colaboración. La falta de madurez del movimiento obrero en México dificultaba la formación de alianzas durante la revolución.
El 10 de octubre de 1914, la Convención Militar de Aguascalientes unió a carrancistas, villistas y zapatistas bajo el Plan de Ayala. Villa y Zapata avanzaron hacia la Ciudad de México, con los zapatistas entrando primero para garantizar la paz. La División del Norte tomó la capital el 3 de diciembre, marcando un cambio de poder. Surgió el Pacto de Xochimilco entre Zapata y Villa para redistribuir la tierra. La falta de un programa político claro limitó la lucha de clases a entregar el poder a una fracción de la burguesía.
El debilitamiento de las fuerzas campesinas llevó a la traición de la burguesía. Villa y Zapata dividieron sus fuerzas al continuar la lucha desde sus territorios. El ejército constitucionalista se centró en derrotar a la División del Norte, permitiendo un respiro para los zapatistas y la Comuna de Morelosen 1915.
La Comuna de Morelos en 1915 mostró la capacidad de organización colectiva de los mexicanos. Los zapatistas promovieron la revolución agraria mejorando la producción al expropiar y distribuir las tierras a los campesinos.
Se establecieron iniciativas como el Banco Nacional de Crédito Rural, escuelas regionales de agricultura y una fábrica de herramientas. Además, se nacionalizaron ingenios y destilerías controladas por obreros, para financiar gastos de guerra.
El anticapitalismo práctico de Emiliano Zapata se manifestaba en la Comuna de Morelos, donde los campesinos establecieron su propio gobierno, crearon sus propias leyes y demostraron su gran capacidad colectiva.
Los zapatistas lucharon contra el aislamiento y la represión del gobierno burgués de Carranza. A pesar de la derrota inicial, resistieron y recuperaron Morelos en 1916. La Constitución de 1917 abordó la tierra y los derechos laborales, debilitando a los zapatistas, pero la lucha campesina persistió en 1917 y 1918.
Después de luchar y buscar alianzas, Zapata fue traicionado y asesinado por Jesús Guajardo en 1919 en la Hacienda Chinameca. Tras su muerte, el Ejército Libertador del Sur se rindió ante Carranza liderado por Gildardo Magaña.
Del movimiento zapatista se extraen importantes lecciones, como la necesidad de no ceder el poder político a la burguesía y la importancia de aliarse con la clase obrera para defender los derechos de los campesinos. El sectarismo y el regionalismo obstaculizan la unidad necesaria para enfrentar a los opresores. Zapata, un luchador incansable contra el capitalismo e imperialismo, abogaba por una sociedad igualitaria y libre, donde la tierra y la libertad fueran inseparables. A pesar de su ausencia física, su legado inspira a las nuevas generaciones a continuar la lucha, evitando errores pasados y promoviendo la organización de los trabajadores y campesinos explotados.
Ahora en medio del fermento electoral, las nuevas generaciones tenemos el deber de continuar las tareas inconclusas de la revolución, estamos en el mejor momento de analizar y evitar los errores del pasado, es tiempo de fomentar la organización de los trabajadores y campesinos explotados, es tiempo de luchar y derrocar al capitalismo, es hora de ir por esa revolución que alguna vez soñó Zapata: una revolución de igualdad, colectividad y libertad. Una revolución socialista.
Texto extraído del Educación Popular, órgano informativo y de educación política de la Unión de Trabajadores de la Educación.