Por: Andrés Quishpe
Hablar de la formación universitaria en el campo de la salud en nuestro país, es trasladarnos al siglo XVII. En efecto, en 1693 se creó una cátedra de Medicina en Quito, en la entonces Universidad Santo Tomás de Aquino. De ese proceso, un aspecto importante es el grado obtenido por Eugenio Francisco Xavier de Santa Cruz y Espejo. En 1794, se establece en forma explícita que el grado de Bachiller en Medicina se otorgará tras 2 años de práctica. Pero respecto al desarrollo de elementos, habilidades, aptitudes y actitudes prácticas en el ejercicio profesional, prioritariamente en el nivel hospitalario para las y los estudiantes, se remonta a 1800 donde deben asistir al hospital para, entre otras cosas, “aprender a tomar el pulso”. En 1850, se dicta un Decreto en el que se obliga a la asistencia diaria de los estudiantes al hospital y a llevar un extracto diario de los enfermos. En 1926 surge la Ley de Sanidad: “Los estudiantes de Medicina de todas las Universidades del país estarán obligados durante los 2 últimos períodos de vacaciones a realizar estudios prácticos sobre el tratamiento, profilaxis y epidemiología”.
Varios médicos de Guayaquil coinciden que en 1968 se abrió el internado rotativo para todos las y los estudiantes en esta ciudad, posteriormente se alcanzó el estipendio justo, fruto de la lucha estudiantil. Podemos colegir que el internado rotativo es producto de la demanda y la evolución de la medicina; es la parte teórica – práctica de un médico (a) necesaria para que la sociedad cuente con profesionales de la salud en condiciones óptimas y científicas.
Es menester entender que el modo en que se forman los médicos está articulado a las características de la práctica médica y lo menos que puede hacer el Gobierno es brindar garantías básicas y, en esto los ecuatorianos necesitamos romper el silencio y demandar se respete a los internos rotativos, quienes son trabajadores de la salud.
El internado dura 12 meses y por esta actividad reciben un “estipendio”, el cual, mediante acuerdo interministerial MDT-MSP-2019, determina una reducción, conculcando el derecho de un estipendio justo, pues se ha rebajado de $ 591 a $ 394 en Medicina y Obstetricia, Enfermería a $ 295, Nutrición a $ 197, pese a que el tiempo de la jornada laboral se mantiene, he ahí un ejemplo más de precarización laboral.
Todos, en algún momento de nuestra vida, asistimos a una casa de salud pública y, de seguro, identificamos a las y los internos rotativos, aquellos muchachos llenos de calidez, profesionalismo y responsabilidad, quienes realizan actividades que van desde el trabajo técnico y administrativo; de las 3.000 horas programadas en la malla curricular 1.000 son de teoría y 2.000 de práctica. Varios estudiantes han señalado que, en los hechos, hacen 90 turnos nocturnos de mínimo 24 horas, lo que suma 2 160 horas al año. A la mayoría les exigen a trabajar posturno. Según varios estudios, el síndrome de desgaste profesional es un mal que aqueja a la mayoría de estudiantes de medicina; el agotamiento emocional es el síntoma más frecuente. El Congreso de la European Psychiatric Association (EPA) 2018, determinó mediante sus investigadores, que existe “una necesidad urgente de desarrollar estrategias preventivas para mejorar el bienestar y la salud mental de los estudiantes de medicina”.
La medida adoptada por el Ministerio de Salud y de Trabajo, no aporta para nada a enfrentar esta realidad, al contrario podría recrudecerla. No es justo recortar el estipendio, más aun cuando los internos lo usan para enfrentar gastos de alimentación, salud, movilización, vivienda, pues un buen número realizan su rotación fuera de sus provincias natales y donde sus necesidades y gastos crecen. Ensañarse con este sector de la juventud, es afectar a los presentes y futuros galenos, es afectar al país.
No se puede buscar “estabilización” fiscal violentando derechos y cuando muy poco se hace por recuperar lo robado de la década correísta o cuando se prefiere seguir condonando deudas tributarias a los que más tienen. Presidente, usted dijo: “Nada de las universidades sin las universidades”, es hora de cumplir con su palabra, escuche y respete a los internos rotativos, esto a la vez es salvaguardar la salud pública.