Por Jaime Chuchuca Serrano
La influencia de los ciclos progresistas latinoamericanos en Europa es grande y el Nuevo Frente Popular es muestra de esto. En Francia, las oleadas de movilizaciones han sido continuas: el Levantamiento de los Chalecos Amarillos en 2018, las protestas por las pensiones en 2019 y 2020, y la seguridad social y carestía de la vida en 2022 y 2023. Este ambiente social ha sido una condicionante para los programas políticos de las izquierdas francesas contra la desigualdad, el desposeimiento, el racismo, por la defensa de los derechos sociales y la naturaleza. La ebullición social contribuyó también para que Macron adelante las elecciones legislativas.
La victoria electoral del NFP, coalición de las izquierdas, marca un límite en la expansión de la extrema derecha de Le Pen. Previamente, las fuerzas de Le Pen ganaron el parlamento europeo y, más tarde, la primera vuelta parlamentaria el 30 de junio: la Reagrupación Nacional de Le Pen obtuvo 33,15%, el NFP, 27,99%, y Ensemble de Macron 20,04%. Con estos antecedentes, parecía que la extrema derecha se iba a imponer. No obstante, en la segunda vuelta del domingo 7 de julio ganó la unidad de las fuerzas de izquierda del Nuevo Frente Popular con 182 escaños; el Ensemble de Macron conquistó 168 sillas, y la Reagrupación Nacional consiguió 143 lugares. El dirigente visible del NFP, Jean Luc Melenchon, ha sido candidato presidencial, y desde 2017 no ha bajado del 19%, en 2022 llegó al 21,95%. Tras la victoria, los cánticos de La Internacional de Eugène Pottier inundaron París.
En la segunda vuelta legislativa, Macron y el NFP, llegaron al acuerdo de retirar a sus respectivos candidatos, que hayan quedado en tercer lugar, en las distintas circunscripciones, para cerrarle el paso a la extrema derecha. Semanas antes, en Inglaterra, el Partido Laborista ganaba con mayoría absoluta el parlamento y fue nombrado primer ministro, Klein Starmer. Ahora, con el triunfo del NFP cambia el escenario político de Europa, con un programa que quiere reconocer a Palestina como Estado y sacar a Francia de la OTAN. Occidente y Latinoamérica estarán pendientes de los giros políticos franceses.