Redacción Opción.
Quito.- En la mañana del día 28 de enero, Unidad Popular, encabezado por Geovanni Atarihuana, Nelson Erazo y José Villavicencio y un grupo de militantes se expresaron frente al Palacio de Gobierno exigiendo la destitución de Juan Carlos Zevallos, ministro de Salud. “La inoperancia e ineptitud del ministro Zevallos ha sido puesta en evidencia nuevamente, cuando se conoce que el curso normal de las vacunas ha sido desviado, al ser entregadas a centros privados, rompiendo la propia planificación del Ministerio de Salud Pública…esto es un acto de corrupción, por lo cual exigen su renuncia, señala Atarihuana en un comunicado.
Al siguiente día interpusieron ante la Fiscalía, una denuncia por peculado contra el ministro Zevallos.
Efectivamente, si hay un rasgo común en este gobierno en cuanto al manejo de la pandemia es la corrupción, inoperancia, indolencia y gran cinismo. Empezando porque prefirieron ver morir miles de compatriotas en Guayaquil y en todo el país mientras impávidos pagaron a los tenedores de deuda externa, desmantelando el sistema de salud, despidiendo médicos y personal de salud, no trayendo las pruebas PCR necesarias para el combate a la pandemia.
El manejo económico y sanitario de la pandemia ha sido desastroso para la gran mayoría del pueblo, que sin recursos, sin trabajo, con un gobierno corrupto e indolente, contrario a sus intereses ha tenido que sobrevivir como sea. Lenin Moreno, Richard Martínez, Juan Carlos Zevallos tendrán que responder por esta actitud criminal.
En medio de la crisis humanitaria, no dudaron en hacer negocios sucios aprovechando los estados de excepción para importar con escandalosos sobreprecios las mascarillas, la compra de insumos médicos, incluidas las fundas plásticas usadas para colocar los cadáveres de los fallecidos por la pandemia. El Presidente, lejos de tomar medidas contra los altos funcionarios responsables de actos de corrupción los respaldó públicamente, como sucedió con Paul Granda o María Paula Romo, involucrada en el reparto de hospitales y ahora hace lo mismo con Zevallos
Fue grande la expectativa creada con el anuncio hecho por Zevallos de la llegada de 4 millones de las vacunas, que luego rebajaron a 2 millones, que luego se dijo serían 86 mil y a la final apenas llegaron 8mil. Como establecía los protocolos del mismo Ministerio de Salud, estas vacunas debían servir en primerísimo lugar para los médicos, enfermeras y el personal de salud que están en la primera línea del cuidado de los enfermos. Sin embargo, una parte de las vacunas han sido destinados para un centro gerontológico que depende del Hospital de los Valles, que hospeda a personas de alta capacidad económica -entre ellas a familiares del ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, quien a su vez es parte del mentado hospital. Quien con total cinismo acepto que uso las vacunas para favorecer a familiares.
Si estos desvíos suceden con este pequeño lote de vacunas, no hay confianza de que cuando lleguen los millones de vacunas se pueda manejar con honestidad y sean utilizadas para negocios chuecos que atentarían al derecho a la vida de los pueblos.
Este tipo de anomalías, la falta de trasparencia en el manejo de la información y del manejo de la pandemia significo también que la Defensoría del Pueblo, días atrás demande también ante el presidente Moreno, la destitución del Ministro.
El pueblo rechaza estos actos de corrupción, y tiene la opción de cambiar la historia votando por un nuevo gobierno al servicio del pueblo, llevando a ala Asamblea a gente honesta y firme que fiscalicen y sancionen a los corruptos que tanto daño hacen a la salud y bienestar de los ecuatorianos.