Guillermo, como Andrés, no mientas otra vez

Periódico Opción
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Por Mariano Santos N.

Este martes 17 de mayo, Guillermo Lasso se vio envuelto en un nuevo y bochornoso acto público, que muestra una vez más, el por qué no más allá del 20% de la ciudadanía cree en lo que dice.

Mientras Lasso aseguraba el haber vendido uno de los aviones presidenciales, el Legacy Embraer, a las FFAA colombianas, manifestando incluso, “la aeronave será entregada esta misma semana a Bogotá y el dinero, de igual manera, ingresará a las arcas del Estado ecuatoriano esta misma semana”, y hasta aseguraba el destino que iba a dar a esos $8 millones.

El presidente colombiano Iván Duque declaraba exactamente lo contrario y textualmente señalaba: “Soy enfático: no se ha finiquitado ninguna negociación, no se ha pagado y no se va a comprar ningún avión durante mi Gobierno”; más aún, porque está a las puertas de dejar el cargo, pues el próximo domingo 29 de mayo se darán las elecciones presidenciales y en agosto asumirá el nuevo presidente en el vecino País.

En horas de la noche, Lasso, en entrevista con un medio colombiano, visiblemente bajoneado, se vió obligado a reconocer su «metedura de pata».

El problema es que Lasso ha elevado a política de Estado sus incontables mentiras y engaños, que sin rubor alguno las dice a diestra y siniestra.

Durante la campaña, antes de las elecciones del año anterior, aseguraba y requetejuraba que jamás se iba a subir ¡un solo segundo! en alguno de esos 2 aviones presidenciales y que el primer día de su gobierno los pondría en venta… Al cabo de un año, no solo que los utilizó en todos sus 12 viajes al extranjero, sino que en uno de ellos lo hizo para asuntos eminentemente personales, cómo fue aquel que efectuó a EEUU en junio del 2021, para operarse de su columna; es decir, aparte de la mentira, existe un grave problema con su ética.

Hace algunos meses, Lasso aseguraba que la equiparación salarial del magisterio le iba a costar al país un ojo de la cara: $2000 millones anuales. Más tarde «rebajó» la cifra y hablaba de 1400 millones. El 12 de mayo pasado, un vocero del ministerio de economía, en su comparecencia ante la Corte Constitucional, declaró que el costo estaba en los $496 millones, los mismos maestros a los que el año 2021, en plena campaña, decía estar de acuerdo con la equiparación, que ahora la niega a rajatabla.

El año anterior y luego de la primera vuelta, públicamente dijo que estaba de acuerdo con la apertura de las urnas; al día siguiente reculó y dijo exactamente lo contrario. En la campaña igualmente realizó otra promesa: el libre ingreso de los jóvenes a la Universidad; al parecer tiene algún problema de Alzheimer. Ofreció al Ecuador entero no más impuestos y más bien hizo exactamente lo contrario con su famosa ley delincuencial de la reforma tributaria.

Una mentira bien grandota la hizo hace poco, cuando aseguraba que ha creado 350.000 empleos en su primer año, cifra desmentida totalmente por el IESS. Un reporte del Iess en febrero último, destaca que, entre enero del 2021 y enero del 2022, 105.686 nuevos afiliados se sumaron; cierto es que falta el período enero-mayo del presente año, pero en cambio sí está el mismo período del año 2021, cuando Lasso no estaba en el poder.

En octubre anterior, cuando estalló el escándalo mundial de los Pandora Pappers, declaró paladinamente que a fines del 2017 se había desecho de una manera fulminante, de todos sus activos en los paraísos fiscales, pero,  resulta que en julio, agosto y septiembre del 2020, él todavía era el jefe máximo de Banisi Holding y apresuradamente estaba cambiando algunas cositas en sus propiedades para pasarlos a nombre de sus hijos y familia por si las moscas, poder inscribir su candidatura presidencial, cuyo plazo vencía precisamente en septiembre del 2020.

Podríamos continuar y hacer un recuento total de todas las mentiras y engaños, pero por cuestión de espacio, no lo vamos a hacer.

Regresando al tema del avión hay algo que llama la atención pero que a muchos probablemente no nos sorprende y es el hecho de que un avión comprado en $28 millones, disque lo habría vendido en apenas 8 millones; es decir, en menos de la tercera parte (el 28%) de su valor original. Expertos aeronáuticos dicen que esa diferencia de precios es imposible, pues un avión no se deprecia de una forma tan acelerada en tan corto tiempo, como lo quiere hacer creer Lasso.

Esto se parece a lo del banco del Pacífico, que en marzo del 2017 fue valorado en $4 294 millones, pero ahora voceros oficiales dicen que su valor no excedería, en el mejor de los casos, los $800 millones; por eso es que le están haciendo desaparecer sus sucursales y, en contrapartida, por pura coincidencia, el banco de Guayaquil está aumentando sucursales, al igual que sus utilidades (124%).

En su reciente visita a Israel, país que mantiene un gobierno nazi-fascista-sionista, con decenas de sanciones irrogadas por parte de la ONU, por sus generalizadas prácticas genocidas, racistas y de ocupaciones totalmente ilegales de terrenos palestinos, Lasso ofreció el Ecuador entero en venta, CNT, hidroeléctricas, activos petroleros, banco del Pacífico, y un largo etc.   

Como la política neoliberal es hacer todo lo posible para que las empresas públicas funcionen mal o lo peor posible, CNT, que siempre tuvo utilidades, ahora en mayo del presente año ya se reportan pérdidas por $33 millones, según denuncia Adrián Ibarra, exviceministro de Telecomunicaciones; por lo que, en una potencial venta, el precio será muy reducido.

Entonces, Lasso no solo que pretende enajenar los bienes nacionales, sino que apunta a que el precio de los «compradores» sea el más bajo posible.

Vale recordarle al país que, con la ley de la reforma tributaria, aprobada «por el ministerio de la ley», los dineros en los paraísos fiscales son ahora bienvenidos al Ecuador, el monto y los dueños de los mismos se mantendrán en estricta reserva y el Estado tiene terminantemente prohibido seguirle acciones legales de cualquier tipo, penales, etc. a esos «propietarios». Decíamos que esta es una ley delincuencial y, no es para menos, pues narcotraficantes, grandes ladrones, evasores, delincuentes en general son protegidos ahora por esta ley para que LAVEN, perdón, para que inviertan en el País. 

Esta es la salvadora “inversión extranjera” que se apresta a venir al Ecuador para tomarse por asalto, al menor precio posible, los bienes públicos que nos pertenecen a todos los ecuatorianos.

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