Por: Mateo Rodríguez
Los resultados del plebiscito para aprobar o rechazar el texto de la nueva Constitución en Chile fueron de un 61,9% por el Rechazo y un 38,1% por el Apruebo. No hubo región en ese país en que no se hubiera reproducido este resultado, en todas las comunas, incluso en la Región Metropolitana como Puente Alto y Maipú, que en la segunda vuelta presidencial del año pasado le habían dado una paliza al candidato de la extrema derecha José Antonio Kast, en favor de Boric, este domingo votaron masivamente por el Rechazo.
Queda mucho por analizar, y sería un poco apresurado y tal vez subjetivo, el señalar que exista un desplazamiento de las masas populares a la derecha, lo que sí está claro, es que una parte del electorado rechazó la situación económica y social en que vive y la poca o nula acción del gobierno de Boric para cambiar esa realidad. La derecha se apropió de esas necesidades, ellos hicieron campaña demagógica hablando de “defender” la salud, vivienda y educación. Por su parte el revisionismo y el progresismo incrustado en la Moneda evitaron ese discurso, se enmarañaron en varios temas importantes, pero no fundamentales para la mayoría de chilenos y chilenas, esas dudas de la socialdemocracia llevaron a que la propia propuesta de Constitución no cambie, ni borde, de manera clara y radical, temas fundamentales como las AFPS, el cobre, entre otros. Como lo señalamos en el semanario En Marcha (del 23 al 1 de agosto del 2022) “La incapacidad de Boric para dar una solución popular a la crisis hace que el cuestionamiento a su gestión se traslade como una expresión contra la propuesta.”
Nuevas luchas vendrán, y los pueblos se levantarán por su futuro y dignidad. Este revés electoral es un llamado de atención para los sectores democráticos y de izquierda, echar la culpa a las masas trabajadoras por este resultado es un infantilismo y esconder las verdaderas causas que influyeron en rechazar la nueva Constitución