Por: Víctor Medina Matute
Los grandes saltos que dio la humanidad en las ultimaos tres décadas se debe indudablemente gracias al avance de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información TICs. Todos los campos en los que se desenvuelve la sociedad como la salud, educación, transporte, la comunicación e información como tales, etc, han basado su evolución en el desarrollo de las nuevas herramientas tecnológicas físicas y a la conectividad a través del internet.
Hoy por hoy en pequeñas fracciones de tiempo una parte del planeta puede conocer lo que sucede en el otro lado del mismo, lo que hace no mucho tiempo era inimaginable, se pueden realizar video-conferencias con fines comerciales o familiares en tiempo real. Es decir el uso de las TICs dio paso a la creación de una nueva realidad social denominada la “Sociedad de la Información”, quienes dominan estas tecnologías
Como siempre en el sistema Capitalista, la transición hacia esta nueva sociedad soportada por las TICs trae consigo una serie de beneficios, pero se debe tomar en cuenta que también conlleva un conjunto de debilidades a nivel de personas, instituciones, regiones, etc, que no tienen acceso a ella o no están capacitadas para utilizarla, pero siempre perjudicando a las grandes mayorías pobres del planeta, esto es lo que se denomina tristemente como la Brecha Digital.
Según Van Dijk, “la Brecha Digital en concordancia con varios estudios a nivel mundial es considerada como la desigualdad en el acceso a las tecnologías, mientras que otras investigaciones se extienden más allá de la desigualdad, encasillándola en las habilidades de uso e incluso de cómo se está utilizando las TICs”. Por ello la brecha digital afecta a todas las regiones y las economías del mundo ubicando en alto riesgo el objetivo de una sociedad de la información inclusiva, poniendo a los gobiernos en graves problemas para enfrentar esta disyuntiva, incluso creando nuevas políticas públicas que permitan reducir esta desigualdad en la población mundial.
El Ecuador no podía estar al margen de esta situación por lo que y de acuerdo a información gubernamental se dan a conocer datos totalmente reveladores sobre la realidad de la brecha digital en el país. Se establece que el 50% de la población no tiene acceso al Internet y lo que es peor el 85% del área rural del país no cuenta con este servicio, por lo que el mayor uso del internet se da en los centros urbanos, con el 37,2% exclusivamente en los hogares.
En enero del 2019 en sitio web británico Cable.co difundió un anuncio de un estudio global que compara los precios de 1GB de datos móviles en 230 países, entre ellos por supuesto los de América Latina. En este portal establece que el Ecuador es el segundo país más costoso de Sudamérica con $ 6,93 US para acceder al servicio de internet, sólo superado por Bolivia en donde el costo es de $ 8,51 US. Esta es una de las razones por las que el ministro de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información del Ecuador, Andrés Michelena, establece que la brecha digital es una realidad en el país.
Otros datos interesantes que se establece en este estudio es que los hombres son los que más ocupan la conexión a Internet con un 59,3%, y en cuanto a las poblaciones de acuerdo a su raza dice que los mestizos con un 41% son los que más tiene acceso al internet, seguidos de los blancos con el 38%, afro-ecuatorianos con el 28%, montubios con el 14% y finalmente los indígenas con el 12%.
Menos del 12% de los hogares más pobres tiene acceso al internet, mientras que los hogares con mayores ingresos más del 60% si tiene acceso.
Con este contexto se dio la crisis por la llegada del COVID-19 al Ecuador, y uno de los sectores más afectados, por supuesto, fue la educación en todos sus niveles; de ellos el sector básico y de bachillerato está conformado por estudiantes de las escuelas y colegios del sector público, que pertenecen a los estratos populares más pobres y como lo establece el estudio antes descrito son los que tiene menos posibilidades de acceder a la conectividad al internet. Esta situación no fue considerada por el ministerio del ramo, perjudicando a miles de estudiantes que no tuvieron acceso al conocimiento.