La “caída” de las bolsas de valores un indicador de la muy mala salud del sistema capitalista-imperialista

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Autor: Juan Carlos Zapata / México
La reciente “caída” de las bolsas de valores -recurrentes en el mundo capitalista-, resume en gran parte la inestabilidad, fragilidad y profunda descomposición política y económica reciente que tiene todo el sistema a nivel global, mostrando la proximidad de una nueva crisis económica o el curso de la misma pero administrada con datos que la ocultan, donde de manera particular en el sistema financiero, existe una brecha  entre  el valor real de las mercancías, y no se corresponden al valor en papeles, acciones y/o bonos, que lo representan, disparándose los segundos hasta el colapso.

Este escenario -acelerado por los grandes especuladores sedientos de ganancias- que presentan las bolsas, es el resultado de un acumulado de las contradicciones que enfrenta el sistema capitalista, especialmente el capital financiero especulativo, que tiene como causa principal la baja en la tasa de ganancia cada vez más pronunciada y acentuada de la producción capitalista en general, que no ha sido resulta y que tiene su origen nuevamente en EE.UU., contrario a lo que se ha venido presentando como una economía que está bien, que ha crecido por encima de los de su bloque imperialista. 

Se ha hablado y escrito de parte de los representantes del capital, de decrecimiento o desaceleración general de la economía mundial, que sigue presente en estos 6 meses del año, y que principalmente las potencias imperialistas padecen y ha provocado que el capital especulativo ya no pueda sostener las ganancias artificiales del capital en su conjunto y tenga como resultado esta caída, que además de la guerra en Ucrania, el genocidio en Palestina y la escalada belicista en Oriente Próximo, no hayan podido superar los graves problemas de estancamiento y caídas o recesiones frecuentes y temporales de la economías, como las que tuvieron Alemania, Reino Unido, Francia, Japón, Italia, España, etc., a las que se le suman otros elementos detonantes -que se usan también para la especulación- como: la elección presidencial, el aumento del desempleo y el sobre endeudamiento, como una “recesión” en EE.UU., además de que 2 billones de dólares fueron sacados de su mercado; la baja del precio del petróleo; la caída de las monedas virtuales; el aumento de la volatilidad de los bonos de deuda estadounidenses; el aumento de la burbuja especulativa de las grandes tecnológicas e inmobiliarias.  

A Japón lo colocaron como epicentro de la caída, supuestamente por las alzas en sus tasas de interés después de que por más de 32 años la mantuviera con tasa de interés casi cero (Japón prestaba “dinero” casi gratis y dejó de hacerlo, del cual los especuladores obtenían grandes ganancias), por lo que al aumentar su tasa de interés, disminuyó las ganancias especulativas, que hizo que los especuladores se cambiaran rápidamente a otros mercados para evitar pérdidas, desestabilizando el sistema financiero global, afectando América Latina, Asia y Europa, donde principalmente Estados Unidos domina. Pero el real epicentro, son los mismos Estados Unidos, donde la guerra en Ucrania, de donde ha salido mal parado; el genocidio en Palestina, donde el ejecutor es el sionismo israelí; y la escalada militar en Oriente Próximo con las provocaciones de los fascistas israelís para estallar una guerra con Irán, son parte de un plan “belicista-financista-especulativo” para ganar con altos costos humanos, del cual EE.UU., busca beneficiarse a costa de sus aliados de la OTAN y de Europa, principal sostenedores de la política criminal imperialista. 

El control financiero y político que todavía ejerce Estados Unidos en el mundo -principalmente vía el dólar- con la caída de las bolsas a nivel mundial, no afectó en gran medida a Rusia, China e Irán (incluyendo a India que no ha roto totalmente con USA) porque éstos han ido desdolarizando sus relaciones económicas con éste y entre ellos y los BRICS, han creado un mercado económico y financiero que compite con el estadounidense, llevándole un poco más de ventaja.

Las bolsas de valores son parte del capital financiero y de la recientemente llamada financiarización, que es un conjunto de subterfugios cada vez más complejos, automatizados y donde ya se emplea la Inteligencia Artificial, que se han pretendido colocar por “encima” de la producción industrial y agrícola, con el propósito de mantener la especulación para incrementar las ganancias y mantener con vida al capitalismo, misma que no les ha funcionado. Estas bolsas también son herramientas políticas principalmente de EE.UU., para: sus pugnas intestinas, para golpear países que se resisten al sometimiento y para resolver las crisis económicas mediante las guerras.

BlackRock, Vanguard, Morgan Stanley, J.P. Morgan, Goldman Sachs y otros poderosos monopolios del capital financiero como Aple, Microsoft, Google, Amazon, Facebook, IBM, etc., (que tienen dominado al capital industrial y comercial mundial), vía la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) o ellos directamente, son los que dominan, controlan e imponen la política financiera y monetarista global y establecen las alzas o las bajas en las bolsas de valores y usan a los bancos centrales de cada país que están a su servicio -que no tienen autonomía, como pregonan los gobiernos- para con las tasas de interés desequilibrar o quebrar los mercados y las economías donde los beneficios sean mayores y no los perjudiquen, pero estos monopolios también tienen sus propias contradicciones.

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos para noviembre de este año, han sido una herramienta de especulación para las bolsas, en las alzas o caídas de los valores; Black Rock y sus aliados con Joe Biden como su candidato impusieron alzas durante el tiempo que este se mantuvo en la contienda y lo colocaban como triunfador; pero una vez fuera, las bolsas cayeron, porque la presencia de Donald Trump marcaba otra tendencia, que no varía en la fondo pero si en la forma, porque tal vez concluiría la guerra en Ucrania y reforzaría el respaldo al sionismo con Netanyahu para continuar el genocidio palestino y beneficiaría al bloque de los monopolios de las tecnologías (Aple, etc.) no así a los fondos de inversión encabezados por Black Rock.

 En parte, por ello la respuesta militar total de Irán contra Israel, no se ha dado porque los iranies han comprendido el plan financierista guerrerista de provocación de Estados Unidos, vía el sionismo israelí, que significaría una guerra regional de extensión mundial con uso de armas atómicas, que tendría altos costos históricos para la humanidad y la naturaleza.

Analistas financieros prevén que después de las elecciones presidenciales en noviembre, de EE.UU., la situación de las bolsas la harán cambiar en beneficio de alguno de los bloques del capital financiero, gane Kamala Harris o Donald Trump. Al mismo tiempo las bolsas anunciarán si los monopolios de la industria militar, principalmente profundizan la guerra y la extienden o la administran por un tiempo más corto.

Ante este escenario la CIPOML ha realizado su regional de América Latina y el Caribe y el SIPRAL, donde concluyeron estar alertas y activos frente a la presencia de una nueva crisis económica mundial, una tercera guerra mundial, el ascenso del fascismo y la organización y lucha de las masas en ascenso para detener la ofensiva imperialista y derrotarla con la construcción del frente antimperialista y antifascista internacional.

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