Por Jaime Chuchuca Serrano
La percepción de los niveles de corrupción está articulada a las campañas que realizan los medios de comunicación. Un acto de corrupción sin exposición mediática pasaría desapercibido. El robo de documentos en la sede del Partido Demócrata, Watergate, el espionaje, y el encubrimiento de Nixon, hubiesen sido silenciadas sin la labor de los periodistas. Los debates de las cámaras del legislativo y la presión pública, llevó a la renuncia de Nixon.
Ahora bien, en el caso ecuatoriano presenciamos un entramado de grandes medios de comunicación con los gobiernos. En el gobierno de Lasso, muchos periodistas que denunciaban la corrupción en la época del correísmo, obtuvieron cargos de jerarquía, lo que llevó a acallar sus voces. A pesar de todo el cerco mediático, el caso El Gran Padrino, ventilado por La Posta, propició los debates de la Asamblea, y esto conllevo a un conjunto de acontecimientos sucesivos: la fuga de Hernán Luque Lecaro, la Muerte Cruzada, y el asesinato de Rubén Chérrez, operador de Danilo Carrera, cuñado de Lasso.
Como un ejercicio de ética ciudadana, recordemos algunos casos de corrupción. El Caso Danubio quizá fue el primero en estallar en el gobierno de Lasso, se trataba de la venta de puestos en las Aduanas. Ana Belén Cordero, ex asambleísta, cercana al círculo de las denuncias, fue nombrada esta semana como Secretaria Anticorrupción. Como hermano gemelo, se presentó el proceso de la venta de puestos en el Ministerio de Agricultura. No obstante, los casos de corrupción en Petroecuador (contratación y venta de puestos) dinamitaron el riesgo país llevándolo a más de 1900 puntos en noviembre de 2022, entre otros involucrados, se encuentran Ítalo Cedeño, ex gerente de Petroecuador, y Xavier Vera Grunauer, ex ministro de Energía.
En el caso de corrupción del Ministerio de Energía, además de la venta de puestos, se descubrieron diezmos y varias coimas para concesiones mineras y licencias ambientales. En los Panama Papers, ya aparecía Lasso como poseedor de cuentas en paraísos fiscales, que ha llegado a ser denunciado hasta por senadores estadounidenses; pero a esto se sumó el caso de Diego Ordoñez, ex secretario de Seguridad de Lasso, ex accionista de medios, con una cuenta en Panamá.
La cereza del pastel es el caso de corrupción investigado por el Miami Herald, OCCRP y Plan V, que se publicó en primera página en EEUU, pero en ninguna primera página de la prensa ecuatoriana: la investigación revela un pago de 250 mil dólares de la empresa GRAM de EEUU relacionada con Lasso (representante de la Secretaría de Comunicación), a la empresa Perceptual Advisors, para cuidar internacionalmente el apellido Lasso.
Un medio de comunicación debe criticar democráticamente a todos por igual y salir del lugar defensivo de las pautas.