Por Jaime Chuchuca Serrano
La oposición institucional a Noboa aún es pequeña y desorganizada, mientras que la oposición social empieza a organizarse.
La oposición institucional se puede analizar directamente en la Asamblea Nacional, en donde prima el pacto ADN-Correísmo-PSC, y al cual se ha sumado Construye y algunos otros legisladores, con los que se han aprobado las normas oligárquicas. La negativa a los acuerdos de Noboa es escasa y la oposición asamblearia se diluye. La estrategia de Noboa y la Fiscal (y de EEUU) ha aprovechado la judicialización para minimizar a la oposición, porque las fuerzas políticas de la Asamblea están embarradas en casos de corrupción y mafias. No obstante, Noboa y sus funcionarios también están vinculados, empezando por la vicepresidenta Abad, así que aparecerán otros problemas.
Los procesos contra las mafias narcopolíticas, lejos de privilegiar la transparencia, han sido novelizados en cadenas interminables de chats, rumores, chismes, con impulso de la función judicial, la fiscalía y los medios.
Toda esta humareda, oculta la continuidad del gran saqueo del gobierno. Primero, la “estrategia de seguridad” de Noboa, es en realidad subida de impuestos e intereses; disminución de subsidios y presupuesto para los gobiernos seccionales e instituciones sociales. Segundo, el saqueo de recursos naturales, minerales, petróleo, energía eléctrica, y la actuación mediática por desacreditar a las empresas públicas, para posibilitar el negociado. Tercero, la reforma por el dispendio de los recursos del IESS y la ampliación de las aportaciones de trabajadores y empleados, lo que involucra el crecimiento de los años de explotación laboral. Cuarto, la Consulta y Referéndum que tienen como centro la precarización, por la contratación del trabajo por horas, que crea un tipo de servidumbre mendicante; además del beneficio a las transnacionales por miles de millones de dólares en los arbitrajes internacionales. Y la lista continúa.
La debilidad de la oposición política en la Asamblea, ha socavado también el debate político nacional. El conflicto interno delincuencial ha favorecido a Noboa para el control de la población. Como en años anteriores, las comunidades indígenas y populares, han iniciado un cuestionamiento directo a la oligarquía que controla el gobierno, y que está permitiendo el saqueo. Si la oposición popular no se organiza, corren riesgo los recursos comunes por décadas.