Por Jaime Chuchuca Serrano
El gobierno de Noboa ha aplicado medidas políticas que causan recesión y pobreza. La subida del IVA de 12 al 15%, impuestos e intereses, afecta a toda la cadena económica: producción, distribución, intercambio y consumo. Al subir de precio los bienes, disminuye el ingreso familiar y el consumo; esto, a su vez, disminuye la distribución y la producción. Al subirse los impuestos y los intereses, disminuye la capacidad de pago del crédito en los bancos, por tanto, también disminuye la inversión de capital para la producción, construcción y negocios. Esta situación crítica, creada por el gobierno de Noboa, se suma a la desinstitucionalización previa y los rezagos de la crisis pandémica. El decrecimiento económico en todas las esferas, crea mayor desempleo y pobreza.
Esta semana, los ecuatorianos/as hemos sufrido en carne propia la subida de los precios del cilindro de gas en 5 centavos (1,65 USD) y el gas a domicilio (a 3,25 y 3,50 USD). Esto subió el precio de los desayunos, almuerzos y meriendas. El incremento del galón de gasolina en 7 centavos (2,47 USD) y el diésel en 5 centavos (1,80 USD), disparó el precio del transporte y de los productos de consumo diario. Aunque la afectación se preveía en un 3% del gasto mensual familiar, el encadenamiento productivo muestra que afecta entre un 8 y 12%. La situación se complica por el mal estado de las vías, el invierno y los deslaves. En varias provincias, escasea el gas y otros productos. La contracción afectará en la recaudación tributaria y el Estado tendrá menos ingresos. Además, se prevé el incremento del kilovatio hora de la energía eléctrica.
Sumado a lo anterior, el Estado recibirá menos dinero porque se condonaron miles de millones de dólares en deuda a los grandes grupos económicos. El Ministerio de Trabajo se ha propuesto beneficiar a los capitalistas, en desmedro de los trabajadores, a dónde también apunta el restablecimiento de la contratación del trabajo por horas en la Consulta Popular. Las políticas noboístas causan precariedad, pobreza, desempleo, descomposición social, delincuencia, prostitución y vulneración de otros derechos. Estas medidas crean condiciones de hambre y propician mayor migración: trabajo de servidumbre en las potencias para que estas salgan de la recesión. Ante la ola de reclamos y protestas, se tiende una cortina de humo mediática con impasses diplomáticos y nuevas intrigas.