Por Nelson Erazo
La ofensiva empresarial que se despliega de tiempo atrás, que tiene como aliado incondicional al gobierno de Moreno, acaba de implementar nuevos mecanismos para explotar y hacer miserable la vida delos trabajadores. Los capitalistas han logrado grandes ganancias en la década del correísmo y hoy pretenden hacerlo en medio de la crisis.
La unidad y la lucha de los trabajadores y los pueblos, de las organizaciones sociales como el FUT, la CONAIE, el Frente Popular, ha impedido que consumen a totalidad su proyecto de capitalismo salvaje. Hoy hacen una nueva arremetido, con perversa rapacidad en medio de la pandemia del coronavirus, de la crisis sanitaria y socio económico que vive el país
Desde inicios del 2019 la ofensiva del Comité Empresarial y del Fondo Monetario Internacional, buscaron imponer la flexibilización laboral que establecía nuevas modalidades de contratación, la eliminación de los recargos en los contratos como el contrato a tiempo parcial, ampliación de los contratos a prueba hasta 3 años, ampliación de la jornada laboral hasta 12 horas diarias, eliminación de los valores en las jornadas de sábado y domingo, ya que estos pasarían hacer parte de la jornada normal, reducción en las indemnizaciones por despido intempestivo, poniendo en riesgo la estabilidad laboral, eliminación de las utilidades y de la jubilación patronal, propuesta que fue acordada casi en su totalidad por el gobierno, los empresarios y organizaciones como la CUT, la CTE en el Consejo Nacional del Trabajo y Salarios.
Estos acuerdos fueron enfrentados con firmeza en las calles por el movimiento obrero, la juventud, los pueblos y nacionalidades indígenas agrupados en el FUT, FP y la CONAIE, dando como resultado la consolidación de la unidad de estos tres importantes actores de la lucha social en el país, quienes han liderado la oposición a esa política convocaron y lideraron el levantamiento indígena y popular, la huelga nacional en octubre del 2019, que impidió el paquetazo económico y las reformas antiobreras.
La tesis empresarial que decía que para enfrentar el desempleo es necesaria una reforma laboral que flexibilice las modalidades de contratación, caen por su propio peso, pues al ser aplicadas demuestran todo lo contrario, pues agrava el problema del desempleo como estamos viendo en estos días ha crecido en miles y miles.
El dia martes 25 de marzo, el Consejo de Cámaras y las Asociaciones de la Producción, en carta pública dirigida al Presidente Lenin Moreno solicitan: el pago de utilidades de manera prorrateada para 12 meses, diferimiento del pago de las obligaciones patronales con la seguridad social por 90 días de los meses de marzo, abril y mayo, y establecer normas para que en el sector privado se posibilite la figura de la licencia sin remuneración, es decir despidos o vacaciones no remuneradas obligatorias, reducción de erogaciones inmediatas es decir disminución de salarios y derechos , nuevas formas de contratación con jornadas laborales “con acuerdos entre las partes”.
Aprovechando la amenaza de la pandemia del corona virus, el gobierno acoge integralmente este pedido y diligentemente lo aprueba el mismo día 28 de marzo. El acuerdo ministerial establece también la libertad de “llegar a acuerdos” para prorratear los salarios, para que las jornadas se alarguen de ser necesario o se pueda prescindir del personal de trabajadores; es decir, se pueda despedir u obligar a salir de vacaciones anticipadas no remuneradas.
En dos días esto la ola de despidos se ha producido empresas floricultoras de Cayambe y Tabacundo, sitios donde los trabajadores han realizado acciones de protesta en afueras de las empresas.; la misma situación se ha presentado en las empresas de línea blanca como Ecasa, donde se ha iniciado los despidos de los trabajadores a quienes se les quiere obligar a cobrar sus indemnizaciones con artefactos (cocinas, refrigeradoras) en vez de dinero en efectivo como señala la ley.
Queda claro otra vez que no es posible un acuerdo entre las partes de manera voluntaria y por el contrario lo que se estamos viendo es la imposición, al violencia y el abuso de los patronos que buscan proteger sus grandes ganancias y privilegios, sin importar la vida de los trabajadores.
Otra vez queda claro la naturaleza rapaz de los dueños del capital.