Por Andrés Quishpe
Hablar de los orígenes de la Unión Nacional de Educadores UNE, es remontarse a 1929 fecha en la cual se fundó en Quito la Asociación General de Maestros del Ecuador. Durante el gobierno de Isidro Ayora, y siendo Ministro de Educación el Dr. Manuel María Sánchez, se realizó el Congreso Nacional de Educación Primaria y Normal, al cual concurrieron delegados elegidos en votación directa por el Magisterio primario de cada una de las provincias y por el profesorado de las escuelas normales. En este evento nació el Proyecto de Ley de Educación Primaria y Normal; Bases generales para la organización de la escuela rural ecuatoriana y Plan de Organización.
En el gobierno del General Alberto Enríquez Gallo, ante la exigencia de las nacientes organizaciones de educadores, con fecha 13 de abril de 1938, en homenaje al Día del Maestro, se firmó el Decreto Supremo Nº 75, por el cual dejaba “sin valor alguno los sindicatos de profesores que existen en el país”, establece la sindicalización obligatoria y determina los fines, organización y fondos del Sindicato Nacional de Educadores Ecuatorianos.
Posteriormente, el Sindicato se vinculó con asociaciones obreras, culturales y de acción democrática. Sus delegados concurren al Congreso de Trabajadores del Ecuador y al IV Congreso Americano de Maestros reunido en Santiago de Chile. Luego del triunfo de las fuerzas populares en 1944 que determinó la caída del régimen de Arroyo del Río, se convocó al Congreso Nacional de Unificación del Magisterio. El Congreso sesionó en Quito, en el Salón de la Ciudad y concentro a más de cinco mil educadores. Se obtuvieron resoluciones como: El magisterio frente a las conquistas populares; la reforma técnica de la educación ecuatoriana; ley de escalafón y sueldos del magisterio; el problema indígena y sus conexiones con la educación, etc. Como culminación, el Congreso consiguió que se restituyera la representación funcional del Magisterio. Fueron designados como delegados ilustres maestros, por la costa Eloy Velásquez Cevallos y Emilio Uzcátegui, por la Sierra.
Este fue el caminar del Magisterio ecuatoriano y su proceso de lucha para alcanzar una entidad gremial única destinada a cumplir un rol de primordial importancia para la nación ecuatoriana, leal con los pueblos del Ecuador, con la niñez y la juventud, que luche junto a las organizaciones populares de trabajadores, campesinos, estudiantes, profesionales, intelectuales y padres de familia. En este proceso de enfrentamiento constante a las políticas anti populares de los gobiernos de turno, un 19 de abril de 1950, mediante Acuerdo Ministerial No. 624, el Poder Ejecutivo aprobó el Estatuto de la Unión Nacional de Educadores, UNE, dando vida a esta organización que surgió de las manos e ideas de maestros como: Uzcátegui, Tirso Gómez, Tarquino Hidrobo, entre otros.
El maestro luchando también está educando
El 18 de mayo de 1977 el magisterio ecuatoriano iniciaba un Paro General de actividades exigiendo la expedición de la Ley de Educación y Cultura, el incremento del presupuesto, la nivelación de sueldos de los maestros primarios con el de los secundarios, establecimiento de la 7ª categoría para los Licenciados en Ciencias de la Educación, jubilación de la mujer a los 25 años de servicio sin límite de edad, atención a la educación indígena. Esta Plataforma de lucha fue presentada a la dictadura, que respondió con la represión. Lejos de amedrentarse por las amenazas de cancelación, el no pago por los días del paro, el enjuiciamiento a los dirigentes hecho por el Ministro de Educación Gral. Dobronsky y el miembro de la Junta, el Gral. Durán Arcentales, el Magisterio continuó con la medida de fuerza, mediante movilizaciones, asambleas, debates. Se clausuraron varios locales de la UNE.
La dictadura estableció los decretos 1475 y 1476, mediante los cuales se ilegalizó la UNE y se enjuició a los dirigentes. El día 13 de junio se inició la primera huelga de hambre en la historia de lucha de los maestros ecuatoriano, en todo el país, exigiendo la atención gubernamental. Solamente en Quito participaron 27 maestros y 3 maestras, que fueron duramente reprimidos. La dictadura estableció la terminación del año lectivo en la Sierra y la suspensión de actividades en la Costa, ante lo cual, los maestros convocaron a clases, dando al traste con el boicot gubernamental. Así terminó la que sería la primera huelga de hambre del Magisterio.
Las y los maestros, han demostrado que la paralización de sus actividades no están sujetas a intereses egoístas; sus derechos y alcances democráticos de la educación pública, son fruto de la organización, unidad y movilización, realidad que vale estudiar, cuestionar y, sobre todo, conocer para no seguir reproduciendo los discursos que buscan satanizar el aporte y proceso de lucha de los maestros y su organización la Unión Nacional de Educadores, una de las principales organizaciones atacadas y perseguidas durante el correísmo y que ha salido triunfante de una de las batallas más duras que ha enfrentado en los últimos tiempos.
Los recientes acontecimientos en nuestro país, han permitido conocer que las y los maestros ecuatorianos han expresado capacidad al momento de defender la educación pública e intercultural y también al momento de defender sus derechos, al desarrollar su cátedra. Pero también, en momentos decisivos para el país, han expresado que son capaces de asumir grandes retos. Para no irnos muy lejos, citaré lo suscitado en el año 2006, como parte del homenaje al Día del Maestro ecuatoriano, el entonces Ministro de Educación, Raúl Vallejo, creó el Premio anual “Juan Montalvo”, para el educador, educadora que haya contribuido al desarrollo de la educación nacional, con el propósito de estimular el mejoramiento de la calidad de la formación ecuatoriana en sus diversos niveles y modalidades. Los nominados para alcanzar el Premio Juan Montalvo en el 2006 fueron: Ángel Polibio Chaves Ortiz, postulado por la Confederación de Establecimientos Particulares Laicos, CONFEDEPAL; Pablo Armijos Ordóñez, postulado por la Confederación de Establecimientos Católicos, CONFEDEC y el Programa Minga por la Esperanza, postulado por la Unión Nacional de Educadores, UNE.
El máximo reconocimiento lo obtuvo en ese momento el Programa “Minga por la Esperanza”, programa que consistió en desarrollar toda una campaña de Alfabetización para lograr que alrededor del 10% de ecuatorianos que no sabían leer ni escribir, lo hagan. El programa se aplicó en 112 cantones de las entonces 12 provincias y con mayor índice de analfabetismo, más de 35 mil ecuatorianos aprendieron a leer y escribir bajo el Programa “Minga por la Esperanza. Los maestros alcanzaron un merecido reconocimiento a su labor en favor de la educación se otorgó el Premio Juan Montalvo y $ 5.000 dólares que, por decisión del Comité Ejecutivo Nacional de la UNE, se invirtió en el propio programa.
Unión Nacional de Ecuadores UNE
Estos acontecimientos permiten saludar y resaltar que el sistema educativo ecuatoriano tiene en sus filas a maestros, maestras conscientes que, cuando asumen un compromiso, realizan grandes hazañas. Los ecuatorianos no debemos sentir vergüenza que el maestro ecuatoriano sea rebelde, pues ha demostrado que no acepta las condiciones que le impone el opresor en ejercicio, su rebeldía se expresa también al momento de buscar alternativas frente a los problemas económicos, políticos y sociales del país. En las filas del Magisterio ecuatoriano existen también personas demócratas que escuchan, cumplen con sus responsabilidades, rinde cuentas de las mismas, luchan contra lo viejo y caduco, por el desarrollo de la ciencia y la investigación. Al estar ligados a la profesión más noble y humana, tiende a transformarse a sí mismo, se esfuerzan por ser solidarios, sirven de ejemplo a sus estudiantes, motivan el amor a la patria y defienden la libertad y democracia. Lo que hizo la denominada “Revolución Educativa” de esconder y favorecer a un grupo de acosadores y violadores de niños/ niñas, fue parte del control correísta por buscar sostener un gremio adoctrinado a los intereses de un “mesías” y no de la educación y mucho menos de los pueblos del Ecuador.
En el Correísmo, los maestros, al igual que otros sectores organizados, fueron violentamente perseguidos, según Rosana Palacios, dirigente de la UNE y secretaria del FUT Nacional, señala que durante estos 10 últimos años, más de 150 maestros y maestras fueron perseguidos por pensar diferente, por defender la escuela pública, por desenmascarar a los dirigentes de la Red de Maestros, brazo político de Correa. Xavier Cajilema, Juan Cervantes fueron destituidos de sus labores docentes y encarcelados. Bosco Wisuma, profesor shuar, fue asesinado en las movilizaciones en defensa del agua y la educación intercultural desarrolladas en Macas en octubre de 2009. Todo apuntaba en su momento a sancionar a la cadena de mando que se desplazó a esa ciudad para despejar las carreteras y terminar con la movilización, sin embargo al puro estilo del correísmo esta realidad fue desplazada para imponer la “verdad” oficialista mediante mentiras y persecución.
Las y los maestros unionistas recuperan sus bienes patrimoniales
El pasado martes 30 de abril el Ministerio de Educación, en cumplimiento a lo dispuesto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que recomienda al Ecuador devolver los bienes patrimoniales y económicos de la UNIÓN NACIONAL DE EDUCADORES, a sus legítimos dueños, las y los maestros, se procedió a entregar el informe de la comisión interventora y bienes patrimoniales a la UNE. No es la primera vez que el sindicato de maestros atraviesa por esta realidad como se ha visto líneas arriba, la dictadura en los 70´ también arrebató sus oficinas a los maestros y el correísmo es ahora parte de esta obscura historia.
La UNE recupera su patrimonio – oficinas en las que los maestros se capacitaban y también se organizaban para defender la educación pública y sus derechos. A ellos, a los de varias campañas de alfabetización, movilización, congresos pedagógicos, y también paros en defensa de la educación pública, les han devuelto sus instalaciones que desde el 2016 fueron arrebatados de manera ilegal. El Ministro de Educación y su titular, Milton Luna Tamayo, dan cumplimiento a lo establecido en la normativa de la OIT. Cesando a la ilegal y corrupta comisión liquidadora correísta para devolver las competencias a los maestros unionistas. Esta medida cumple con lo que dispone el Código Civil y otros cuerpos jurídicos. Es una medida que cumple con la Ley, mientras que para otros involucrados en actos de corrupción, violencia y acoso a menores de edad, es un grave dolor de cabeza; es un miedo terrible para prófugos como Correa y sus acólitos.
Las y los maestros y su organización la UNE, han ganado una de las más fuertes y agresivas batallas que han enfrentado y la tienen bien merecido, pues jamás sucumbieron frente a la prepotencia, arrogancia, represión y violencia correísta. Aún falta recuperar otros derechos. Pero no está demás decir que este gremio ha demostrado que las organizaciones no desaparecen por decreto alguno y que solo la organización, unidad y movilización son el lenguaje que entienden los regímenes prepotentes y corruptos.