Por Ileana Almeida
Si se ahonda en el significado del ritual de los Pendoneros, que se celebra cada año en la comunidad de San Rafael, cerca de Otavalo, hay que admitir el tesón con que sus gentes consiguen conservar el significado legendario que tiene, muestra de religiosidad, aspiraciones morales y exigencias colectivas.
Se denomina también con el nombre de “Pendoneros” a un festejo militar que se celebra en la provincia de León, en España. Basándose en el parecido formal, los españoles, por lo visto, bautizaron con ese nombre a la ceremonia indígena. Sin embargo, analizando en profundidad se constata que son dos cosas distintas.
Los Pendoneros de Otavalo, tal como el Coraza, es un ritual anterior a los incas, y se celebra en agosto, mes de la cosecha del maíz. Velado por las imposiciones cristianas, los mitos que le dieron fundamento reviven al analizarlos a la luz de la universalidad del pensamiento mítico.
Se sabe que los símbolos, que son los temas de los mitos, se repiten en las culturas de diferentes pueblos. En la concepción del cosmos, la montaña constituye la imagen del universo; está en su centro, por donde pasa su eje. La prolongación hacia arriba señala la posición de la estrella polar (ipa kuillur), y la prolongación hacia abajo indica la entrada al inframundo.
La imagen de la Montaña del Mundo, por lo general, no está vinculada con una monte real, pero entre los pueblos amerindios, muchos cerros han sido mitologizados.
La pequeña elevación de Cuichiloma, sitial de los Pendoneros, es fruto de una visión mito-poética arcaica relacionada con el astro solar. En la cima, la Iglesia católica construyó la capilla de San Miguel; ahí en épocas prehispánicas seguramente existía un altar donde ardía el fuego.
Así se explica el ascenso de los Pendoneros hasta la cima de la loma, portando banderas rojas que representan teas encendidas. Los portadores de los pendones marchan en zigzag, referencia a la escalera que sube al cielo o, tal vez, a una serpiente de fuego; ambas imágenes vinculan las tres zonas cósmicas: el mundo de los dioses, (el cielo), el de los hombres (la tierra) y el de los malos espíritus (el inframundo).
Al dios Sol también hace referencia la cruz con la que terminan los palos de las astas. En tiempo pasado la cruz era de plata, ahora se la hace de madera; de cualquier modo, no son formas derivadas de la cruz cristiana sino de símbolos difundidos en culturas arcaicas.
En una serie de creencias tradicionales, los practicantes de determinados rituales solares alcanzan un particular estado de ánimo mediante la ingesta de alguna bebida embriagante propia de cada cultura. En el ritual de los Pendoneros, es la chicha, elaborada mediante la fermentación del maíz; se la bebe copiosamente, acompañándola de danzas propiciadoras de la alegría porque en su interior “oculta el fuego”. En suma, se trata de una fiesta sacramental que responde a un pensamiento coherente y profundo.
*Filóloga. Profesora universitaria, investigadora, periodista. Nacida en Ambato, Ecuador. Es autora de varios libros, ensayos y artículos de su especialización. Algunos de sus trabajos han sido publicados en México, Perú, Estonia, España, Alemania.