Mujeres trabajadoras del mundo

Periódico Opción
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¡Unámonos y luchemos contra la violencia, la desigualdad y la explotación capitalista!

La privatización de la salud pública ha generado más muerte y enfermedad para la mayoría de seres humanos dejándolos sin acceso a servicios de salud gratuitos y de calidad, lo cual significa una grave afectación a sus derechos humanos fundamentales, además por la mercantilización del conocimiento científico, miles de millones de personas no pueden acceder a la vacuna, que es la mejor esperanza para superar la pandemia. Esta situación se agrava por la salida de cientos de miles de niños, niñas y jóvenes de las actividades educativas porque no tienen acceso al internet y a los dispositivos necesarios para la educación virtual que se ha generalizado por la pandemia.
Las políticas neoliberales de flexibilización laboral e inseguridad social, como el trabajo a medio tiempo, el empleo temporal, el contrato a plazo fijo, el incremento de la jornada laboral, etc. se han expandido y han causado el desempleo masivo. El callejón sin salida capitalista frente a la pandemia ha producido masas que han perdido su sustento y se encuentran en la extrema pobreza e indigencia.


¡El estado capitalista
es la causa para el incremento
de la esclavitud doméstica!


A medida que las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos se vieron arrastrados a un torbellino de miseria y hambre, nuevamente las mujeres han sido empujadas a condiciones de mayor explotación y violencia. Mientras las organizaciones no gubernamentales internacionales al servicio del capital se contentan con publicar “informes sombra” sobre el aumento de la violencia doméstica, los encierros se llevan a cabo a costa de la vida y la integridad de las mujeres.
Los estados burgueses y sus gobiernos no tomaron medidas efectivas para proteger a las mujeres en ninguna parte del mundo. Además, se cierran los refugios para mujeres, se suprimen las líneas telefónicas públicas de ayuda y se suspenden los procesos judiciales. Las mujeres se han quedado solas y confinadas en hogares que se han convertido en una escena del crimen debido al aumento de la violencia y los femicidios. El hecho de que el aparato estatal al servicio de los capitalistas no pueda controlar la pandemia lo sienten más las mujeres.


Mayor pobreza
y mayor desempleo para las mujeres


Además de dejar a las mujeres desprotegidas ante la violencia, el Estado capitalista también se ha convertido en una herramienta para su empobrecimiento. Todas las clases sociales se han visto afectadas por la pandemia, pero los distintos gobiernos han generado políticas para garantizar los intereses económicos del capitalismo. Los fondos públicos obtenidos de los y las trabajadores se han puesto al servicio de capitalistas cuyas deudas fiscales fueron perdonadas y además son beneficiarios de las medidas y reformas económicas de salvataje capitalista. Por otro lado, después de haber estado encadenadas durante décadas con microcréditos bajo los programas neoliberales de “emprendimiento femenino”, las trabajadoras autónomas y las pequeñas productoras han sido presionadas por las deudas que no pueden pagar y han sido despojadas de sus recursos.
Las mujeres y los niños/as como trabajadores no remunerados de familias rurales pobres, se han visto privados de las oportunidades más básicas para sobrevivir como el acceso a alimentos, agua y vivienda. Decenas de millones de mujeres trabajadoras del sector informal han perdido sus ingresos y la inseguridad las ha condenado al hambre y a más opresión ante la pandemia.
Las mujeres trabajadoras que en gran parte se encuentran en actividades y empleos temporales, trabajos a medio tiempo, como parte de la política neoliberal presentada en forma de “equilibrio trabajo-familia”, se han quedado desempleadas y excluidas de la protección social incluso en los países capitalistas más avanzados.


Aumento de la represión patriarcal
como parte del control capitalista


La pandemia y la crisis económica están siendo utilizadas como una oportunidad por la clase capitalista a nivel mundial. Como los trabajadores han quedado al margen de la inmunidad de rebaño, la pandemia del COVID-19 se ha convertido en una “enfermedad de las clases trabajadoras”.
Se han intensificado los ataques contra las conquistas históricas de la clase trabajadora en su conjunto, como indemnizaciones por despido, pensiones y fondos de desempleo, y también se han afectado los derechos de las mujeres como la licencia por maternidad, especialmente en los países dependientes. El control sobre el proceso laboral se ha vuelto mucho más opresivo y los trabajadores se ven obligados a cumplir los objetivos de producción sin parar. Las trabajadoras mujeres están expuestas a un creciente acoso, hostigamiento y humillación en el lugar de trabajo. En resumen, las mujeres se han visto afectadas por la crisis del capitalismo y por las medidas de contención de la pandemia, no solo como “esclavas domésticas”, sino también como “esclavas asalariadas”. No sólo están “encerradas” en el hogar sino también en el lugar de trabajo, hay ejemplos de trabajadoras mantenidas en la fábrica durante el día y en dormitorios por la noche con casos positivos de contagio del COVID entre ellas. Muchas mujeres fueron forzadas a trabajar en el momento álgido de la pandemia o se sintieron obligadas a ir a su trabajo precario, evitando las pruebas del COVID por temor a tener un resultado positivo y tener que dejar de trabajar y verse privadas de su único ingreso con la ausencia de apoyo del gobierno. El primer año de la pandemia ya ha reservado su lugar en la historia humana como un período en el que se ha desvelado el carácter patriarcal del control obrero capitalista.


El capitalismo monopólico
se respalda en el fascismo


A pesar de todo, las clases trabajadoras de muchos países se unen y luchan contra la destrucción de sus condiciones de vida y trabajo causada por la pandemia y la crisis; por sus derechos y libertades económicas, sociales y democráticas. Las trabajadoras participan activamente en estas luchas.
Con sus esfuerzos encaminados a exigir bienestar y el acceso a los servicios de salud pública, especialmente las trabajadoras de la salud se han destacado en sus luchas, no solo por sus propias demandas, por sus condiciones de vida, sino también por el derecho a los servicios de
salud, resistiéndose a que la salud pública sea sacrificada por acción de la barbarie capitalista. Amplios sectores de mujeres continuaron con sus manifestaciones durante las medidas de la pandemia para hacer retroceder los ataques a sus derechos básicos. En todos los rincones del mundo, a través de grandes o pequeños actos de resistencia, buscaron formas de luchas para unir fuerzas contra estos ataques. Las mujeres de Argentina han ganado su lucha por la legalización del aborto luego de 25 años de lucha que no cedió ni en las condiciones de la pandemia. Las mujeres de la India estuvieron en primera línea durante las huelgas de millones de trabajadores. En Europa, las mujeres se han movilizado en defensa de la Convención de Estambul, que fue atacada por gobiernos reaccionarios respaldados por autoridades religiosas.
Los efectos devastadores de la pandemia y la crisis son aprovechadas por las fuerzas reaccionarias, especialmente las organizaciones fascistas, para cobrar fuerza. En muchos países, las camarillas burguesas monopolistas tratan de absorber el malestar y el descontento de las masas populares explotadas y oprimidas dentro del sistema encaminándolas hacia políticas racistas, chovinistas, misóginas y xenófobas. Además, tienden a empoderar al populismo de derecha que ya estaba en aumento antes del estallido de la pandemia, y utilizan más a las organizaciones ilegales para-estatales.
Un número considerable de mujeres trabajadoras es consciente del peligro de la consolidación del fascismo en muchas partes del mundo, desde Estados Unidos hasta India, desde Brasil hasta Turquía. Tienen la experiencia histórica y contemporánea de que la explotación, las desigualdades, la violencia y las políticas racista-fascistas no pueden ser detenidas por la democracia liberal.


Alcemos nuestra voz contra el imperialismo
y contra todas las fuerzas reaccionarias
que nos oprimen a las mujeres


El 8 de marzo de 2021 marca un punto de inflexión en el que las mujeres trabajadoras deben elevar su lucha a nivel mundial y mejorar su organización por los derechos y libertades económicas, democráticas y políticas en oposición a los efectos devastadores de la pandemia y la crisis, la intensificación de la explotación y las desigualdades, contra el imperialismo, la agresión racista-fascista y todo tipo de fuerzas reaccionarias.
Estos ataques intensificados sólo pueden enfrentarse mediante una lucha conjun y fortalecida de todos los trabajadores, con las mujeres trabajadoras como parte inseparable de ellos.


¡Todas las trabajadoras del mundo, unámonos por nuestros derechos y libertades!
¡Viva la lucha organizada de las trabajadoras!
¡Viva la solidaridad internacional de las mujeres trabajadoras!
¡Viva la Unidad y lucha del Movimiento de Mujeres en el mundo por su liberación y la emancipación de la humanidad!!


Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas – CIPOML
Marzo de 2021

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