“No había nada que decir”  Bertolt Brecht y la radio

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Por Andreas Ströhl

La radio alemana festeja en 2023 su centenario, y cierto invitado no puede estar ausente: Bertolt Brecht. Andreas Ströhl examina qué significado le corresponde a Brecht en la configuración de la radio tal como la conocemos hoy. En su conferencia sobre “la función de la radio”, de 1932, Bertolt Brecht planteó la siguiente demanda: “Arte y radio tienen que ponerse a disposición de fines pedagógicos” [1]. Afirmó que

“la aplicación de los conocimientos teóricos de la dramática moderna, o sea, de la dramática épica, en el campo de la radiodifusión, podría hacer madurar frutos extraordinariamente fecundos […] También sería posible organizar una colaboración directa entre organismos teatrales y radiofónicos“. [2]

La llamada teoría de la radio de Brecht surge de algunos apuntes, artículos y conferencias de entre 1927 y 1932, en los que bosqueja una crítica de la radio de su tiempo, y sus esperanzas y demandas para una radio futura. Así, por primera vez alguien planteaba demandas políticas que se relacionaban menos con los contenidos de los medios que con el circuito de sus canales. 

La radio como intercomunicador

La radio, dice Brecht, estaría en condiciones de ser un intercomunicador. Sin embargo, es una calle de una dirección, que sólo permite una recepción pasiva. Y precisamente eso es lo que hay que cambiar, exige Brecht, para poner la radio al servicio de un desarrollo social racional. Su sugerencia “a los directores artísticos de la radio” es: “En mi opinión, ustedes deberían intentar hacer de la radio una cosa verdaderamente democrática.” [3]

“Hay que transformar la radio, convertirla de aparato de distribución en aparato de comunicación. La radio sería el más fabuloso aparato de comunicación imaginable de la vida pública, un sistema de canalización fantástico, es decir, lo sería si supiera no solamente transmitir, sino también recibir, por tanto, no solamente oír al radioescucha, sino también hacerle hablar, y no aislarlo, sino ponerse en comunicación con él […] La radiodifusión tiene que hacer posible el intercambio.” [4]

Ahora bien, únicamente los sectores de la población excluidos de la vida pública, de las decisiones y de las ganancias económicas podrían tener interés en que la radio ayude a cuestionar el sistema dominante.

“Los resultados de la radio son vergonzosos, sus posibilidades son ‘ilimitadas’ […] Si creyera que la burguesía ha de vivir todavía cien años, estoy convencido de que ella estaría cien años desvariando a propósito de las inmensas posibilidades que encierra, por ejemplo, la radio.“ [5]

De modo provocador Brecht pregunta por qué sus demandas a la radio reciben la burlona calificación de utópicas: “Si consideraran esto utópico, les ruego reflexionen sobre por qué es utópico.” [6]

Radio y música de café

Sin embargo, Brecht no da ninguna clase de indicación de cómo se podría concretar socialmente esa radio mejor, esa radio dialógica. El perro se muerde la cola, pues una mejor radio podría llevar a una sociedad mejor, pero sólo mejores condiciones sociales podrían posibilitar una radio mejorada. 

A diferencia, por ejemplo, de los medios unidireccionales como el periódico, la radio y la televisión convencionales, hay medios dialógicos capaces de ofrecer un canal de retorno, como la carta, el teléfono, el correo electrónico. Los emisores y los receptores intercambian los papeles sin cesar, orientan conjuntamente el curso de la comunicación y comparten la responsabilidad por la relación que han establecido de modo recíproco. Precisamente eso era lo que Brecht reclamaba con su teoría de la radio. 

Pero “como sustituto del teatro, de la ópera, del concierto, de las conferencias, del café concierto, de la prensa local, etc., desde un principio la radiodifusión ha imitado casi todas las instituciones existentes que tienen algo que ver con la difusión de la palabra o del canto” [7], y no ha creado nada propio. 

“Recuerdo cómo oí hablar por primera vez de la radio. Fueron noticias irónicas de periódico sobre un huracán radiofónico en toda regla, cuya misión era arrasar a los Estados Unidos. Pero, como todo, uno tenía la impresión de que se trataba de un asunto no solamente de moda, sino realmente moderno. Esta impresión se esfumó muy pronto, cuando nosotros también tuvimos ocasión de escuchar la radio. […] Era un triunfo colosal de la técnica poder poner por fin al alcance del mundo entero un vals vienés y una receta de cocina.” [8]

¿Quién pidió la radio?

El motivo por el que la radio sólo se aplica como instrumento de distribución y no, según sería deseable, como calle de dos direcciones, como instrumento de comunicación, no es en absoluto de naturaleza técnica. La radio es una invención que “no se ha pedido por encargo”, que primero debió “conquistarse su mercado”. [9] “De repente se tuvo la posibilidad de decirlo todo a todos, pero, bien mirado, no había nada que decir.” [10] Primero se tuvo que crear artificialmente la necesidad de la nueva tecnología; el “desarrollo técnico” empujó delante de sí el desarrollo social. “No era el público quien había esperado la radio, sino la radio que esperaba al público”. [11]

Radio junto al fogón 

Como toda invención tecnológica de medios, la radio surgió como novedad de la tecnología bélica. Fue durante la Primera Guerra Mundial, para coordinar los tanques, aviones y submarinos. Sólo contra la tenaz resistencia del ejército, se liberó en 1923 su uso para los civiles.

En 1929, cuando todavía era gobernador de Nueva York, Franklin D. Roosevelt descubrió la radio como herramienta para persuadir a los ciudadanos hablándoles de modo tan penetrante como íntimo. Entre 1993 y 1944, ya como presidente de los Estados Unidos, sistematizó y perfeccionó ese formato en treinta Fireside Chats (Conversaciones de fogón) que ponían en primer plano su voz simpática pero también ayudaban a ocultar los síntomas de su parálisis infantil. La técnica había anulado la separación entre espacio público y privado.

La radio durante el nacionalsocialismo

En la misma época, los nacionalsocialistas de Alemania tenían otras ideas respecto a la radio, pero esas ideas no fueron menos eficaces. En agosto de 1933, apenas un año después de que Brecht publicara su conferencia sobre la función de la radio, se presentó el modelo “Receptor del Pueblo”, desarrollado por encargo de Joseph Goebbels, entonces Ministro de Ilustración Pública y Propaganda. De ahí en más, lo único que tenía que hacer el pueblo era justamente recibir, ninguna otra cosa. Quien reciba la transmisión de radio –en el mejor de los casos de una única emisora– será más receptivo a las órdenes de arriba: ese era el cálculo de los nacionalsocialistas. “Los nacionalsocialistas […] sabían que la radio le daba forma a su causa, igual que la imprenta a la Reforma.” [12] El número de los aparatos receptores de radio en el “Tercer Reich” creció año a año.

Pero la voz de Bertolt Brecht y la de sus numerosos compañeros de lucha política ya no podían oírse. Brecht no logró imponer sus ideas acerca de un uso participativo de la técnica radial. El mismo año de la introducción del “receptor del pueblo” salvó su pellejo yéndose de Alemania.

Gonna keep my radio on
Till I know just what went wrong
The answer’s out there somewhere on the dial
[13]

Notas al pie

[1] Bertolt Brecht, “Über Verwertungen” (Aplicaciones), en Schriften zur Literatur und Kunst, Suhrkamp, Frankfurt am Main, 1967. [Nota del traductor: la versión castellana de las citas de Brecht se ha extraído, con algunas modificaciones, de Bertolt Brecht, El compromiso social en literatura y arte, ed. Península, Barcelona, 1973, trad. de Joan Fontcuberta. Los números de página remiten a la edición alemana].

[2] Bertolt Brecht, “Der Rundfunk als Kommunikationsapparat“ (La radio como aparato de comunicación), ob. cit., p. 138 y s.

[3] Bertolt Brecht, “Vorschläge für den Intendanten des Rundfunks” (Sugerencias a los directores artísticos de la radio), ob. cit., p. 124.

[4] Bertolt Brecht, “Der Rundfunk als Kommunikationsapparat”, ob. cit., p. 134 y s.

[5] Bertolt Brecht, “Radio – eine vorsintflutliche Erfindung?“ (La radio: ¿un invento antediluviano?), ob. cit., p. 122.

[6] Bertolt Brecht: “Der Rundfunk als Kommunikationsapparat”, ob. cit., p. 135.

[7] Ibíd., 133.

[8] Bertol Brecht, “Radio – eine vorsintflutliche Erfindung?”, p. 121.

[9] Bertolt Brecht, “Der Rundfunk als Kommunikationsapparat”, p. 132.

[10] Ibíd.

[11] Ibíd. 

[12] Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialektik der Aufklärung, Frankfurt am Main, 2008 (primera edición: 1969), p. 168. [Versión castellana: Dialéctica del Iluminismo, Trotta, Madrid, 2018, introducción y traducción de Juan José Sánchez].

[13] “Mantendré la radio encendida / hasta saber qué salió mal. / La respuesta está ahí, en algún lugar del dial”, Ray Davies, Around the Dial, 1981.

Fuente: Instituto Goethe

Foto portada. Retrato de Bertolt Brecht (1898–1956) | © picture alliance / Photo12/Archives Snark | © picture alliance / Photo12/Archives Snark

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