Por Guido Proaño A.
En los peores términos aparece Ecuador en los titulares de los periódicos de todo el mundo y se lo debemos al presidente Daniel Noboa. Revisando los pronunciamientos oficiales difundidos por varios países sobre el asalto efectuado por la Policía y el Ejército a la embajada de México, no hay uno solo que lo justifique: todos lo condenan, incluyendo Estados Unidos a pesar de que mira a Noboa como una ficha importante para su política exterior en la región.
Muy poco se puede añadir respecto de la violación de normas del derecho internacional que el caso ha incurrido, por eso intentaremos mirar otras aristas. ¿Cómo analizan estos temas en el círculo de gobierno? ¿Calcularon el remezón internacional que eso produciría y los efectos negativos para el país? La decisión de incursionar violentamente en la embajada de México devela elementos como la concepción que Noboa tiene sobre el manejo del Estado y las prioridades políticas que rondan su cabeza. No se trata de ignorancia de los tratados internacionales, está de por medio la prepotencia.
El manejo de la política estatal, que pone por delante los intereses del grupo gobernante —y de quien o quienes les protegen— ya creó un grave conflicto a propósito de la intención de entregar a Estados Unidos material bélico de fabricación rusa, argumentando que se trataba de chatarra; la respuesta del gobierno de Putin fue inmediata: trabas para las exportaciones de banano y flores. Se dijo que a Noboa no le importaba esas dificultades porque las empresas de su «papito» no venden la fruta a Rusia, pero entre los campesinos de Cotopaxi, productores florícolas que proveen a los grandes exportadores, el temor cundió por el riesgo de perder sus inversiones.
La posibilidad de que, tras la ruptura de relaciones diplomáticas, el gobierno mexicano tome retaliaciones en el comercio internacional genera preocupaciones. Ecuador vende alrededor de 320 productos a México. El año pasado, las exportaciones fueron de USD 202 millones, solo tomando en cuenta las exportaciones no petroleras. De presentarse el caso señalado, se verían afectados miles de trabajadores de sectores industriales y agrícolas. También hay temor por lo que podría ocurrir con los miles de migrantes ecuatorianos que transitan por México; la crisis migratoria obligó a los dos países a mantener conversaciones constantes para encontrar salida a las dificultades, ahora el tema «entra en la congeladora» y los migrantes quedan más desprotegidos que antes. Debe esperarse, además, la respuesta que instancias internacionales tomen frente a lo acontecido.
Hay varios elementos que llevan a pensar que la brutalidad cometida por Noboa la hizo midiendo lo que ocurre en el escenario político actual y teniendo en cuenta la perspectiva electoral del próximo año, sin importarle la posición en la que pone al Ecuador en el escenario internacional.
En la estrategia electoral de Noboa, ganar la consulta convocada para el 21 de abril es fundamental, y ahí empiezan algunos problemas. En los últimos dos meses, los niveles de aceptación a la gestión gubernamental han descendido, sobre todo porque no hay ningún resultado efectivo en la solución de problemas medulares como la falta de empleo y el alto costo de la vida; la elevación del IVA al 15 % provocó una ola alcista en los precios de los productos antes de su aplicación y ahora con la elevación de los precios de la gasolina y el gas de consumo doméstico el resentimiento popular es mayor. El tema «estrella» manejado por el gobierno (el combate a la delincuencia organizada) está mostrando limitaciones, se constata una reactivación de la actividad delincuencial y hace pocas semanas se difundieron datos que daban cuenta del incremento de los casos de extorsión y secuestro en relación a meses anteriores. El aparecimiento de Noboa disfrazado con casco y chaleco antibalas es parte del show mediático construido para crear la imagen de un presidente que combate a la delincuencia, pero aún no ha sido capaz de presentar el Plan Fénix. En realidad, el gobierno no tiene un sólido plan al respecto.
Al parecer, el escenario político se le complicó en los últimos días. Las mediciones de varias encuestadoras no solo hablan de la disminución del respaldo popular al presidente, sino también de un significativo crecimiento del porcentaje de personas que votarían NO en la consulta en el tema de la contratación por horas que, a fin de cuentas, es el que más interesa al gobierno y a los grandes empresarios. Las preguntas relacionadas con la seguridad son hojarasca, pues, como es sabido, su contenido requiere que se le dé forma de ley para que, luego, la Asamblea Nacional las discuta y apruebe o no, es decir, es inoficioso su sometimiento a consulta popular. Son estas preguntas las que Noboa ha tomado como caballo de batalla por el Sí.
Así las cosas, en Carondelet decidieron dar un golpe de efecto: apresar a Jorge Glas y proyectar la imagen de un gobierno dispuesto a todo para combatir la corrupción. ¿El propósito? Recuperar la imagen personal del Presidente de cara a la consulta del próximo 21 de abril y a las elecciones del 2025.
Por supuesto que Jorge Glas debe estar preso por su responsabilidad en varios actos de corrupción, pero esa no era la vía para encarcelarlo. El correísmo está aprovechando este acontecimiento para —local e internacionalmente— ubicarse en la condición de víctima. Con esa carta ha jugado en los últimos años, se presenta como perseguido político cuando, en realidad, debe rendir cuentas por los múltiples actos de corrupción.
¿Le interesa a Noboa tener al correísmo como su principal contradictor? Podría decirse que sí, sabe que en la población hay una marcada resistencia a esa fuerza política, al punto que en los dos últimos procesos electorales presidenciales, Guillermo Lasso y el mismo Daniel Noboa no ganaron con votos mayoritarios de quienes confiaron en ellos, sino de quienes buscaron la forma de cerrar el paso a los candidatos correístas.
Hay que ver —ahora— qué ocurrirá en la Asamblea Nacional, en donde el gobierno completaba una mayoría con socialcristianos y correístas. Estos últimos acaban de pedir la renuncia del Presidente, los días en los que la Revolución Ciudadana votó para favorecer la política antipopular del gobierno, parece, llegaron a su fin. Pero, ¡quién sabe!