Por Patricio Camacho Z.
Nos encontramos a días de finalizar el año escolar en el régimen Sierra y al parecer el presidente de la República, Daniel Noboa, está ante una inminente “perdida de año”. Ha pasado el momento del “terno nuevo” y empiezan aparecer los problemas.
En materia económica, su entreguismo al FMI nos está llevando a una situación de crisis y desesperación social; en seguridad ciudadana, cambió su discurso de un país seguro, a decir “En Manta no habido asesinatos en los últimos días”; pero todos somos víctimas de robos, asaltos, violaciones, narcotráfico, violencia social.
En salud, es tal la crisis que el anterior ministro “le dejó botado el puesto”, mantiene a proveedores impagos; el IESS con más de USD 4.000 millones, de una gigantesca deuda por salud. En Educación, incumplimiento de la LOEI, establecimientos sin mantenimiento; en el tema de desayuno escolar, su familia está vinculada en negocios con el Estado.
En política nacional, lo último es lo resuelto en la Comisión de Gobiernos Autónomos de la Asamblea Nacional que recomienda el enjuiciamiento de 4 ministros por su participación en el “Caso Olón”, que involucra los negocios de la primera dama y el resto del círculo íntimo del presidente. Su política en ecología es de profundo desprecio a la naturaleza, hasta la fecha no se acata lo resuelto en la Consulta Popular y resuelto por la Corte Constitucional, como es el cierre del proceso extractivista en el Yasuní. Noboa busca ampliar la frontera minera con la firma del proyecto inconstitucional “Cascabel”, en Lita-Imbabura.
En política internacional, a parte de sus continuos viajes internacionales, sin son sin ton, hoy se suma la demostración de “niño rico”, evidenciada en su prepotencia e incapacidad; nos referimos a sus desatinadas declaraciones al The New Yorker, donde, entre otras cosas, comentó sobre los mandatarios de la región e incluso dijo que había un plan para asesinarlo. Un magnicidio es una acusación seria, si hay pruebas y no se las presenta, queda como un niño mentiroso, que vive de trafasías con las cuales quiere victimizarse. Se refirió en términos peyorativos contra presidentes de América Latina, a Gustavo Petro, le calificó de “snob de izquierda”; de arrogante a Bukele, y uso otros calificativos contra Milei y Boric.
La Canciller del Ecuador justificó estas torpezas diciendo que “el objetivo del artículo de New Yorker era causar daño al Gobierno”; y la secretaria de Comunicación de la Presidencia, dijo que “de una conversación coloquial y sacadas de contexto”. Y por su parte el vocero presidencial Esteban Torres, habla de una “confabulación” en la Asamblea Nacional para «declarar la incapacidad mental» del presidente Noboa, y así lograr su destitución del cargo”. Todo esto se da en medio de apagones, alza de los combustibles, acentuamiento de la inseguridad y la pobreza.
Lo que está claro es que la aceptación del Presidente está a la baja, que sus mentiras e inoperancia se siente y que en el país el pueblo, las organizaciones sociales toman las calles para hacer ori su voz y demandar derechos a la salud, la educación, trabajo, comida y seguridad.