Por Jaime Chuchuca Serrano
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue constituida después de la Segunda Guerra Mundial en 1949, con sede en Bélgica. Esta fue organizada por las potencias mundiales, a la cabeza EEUU, para operaciones de guerra. La OTAN tiene 30 Estados miembros: de Norteamérica (EEUU y Canadá) y Europa, además de otros 21 Estados que trabajan en proyectos comunes. La OTAN con sus 30 miembros gasta el 52% anual del consumo mundial de armas. Desde 1991 hasta 2022, la OTAN ha sido artífice de las guerras de Yugoslavia (1991-2001), Afganistán (2001-2021), Turquía, Irak, Siria y Ucrania.
Para entender el actual conflicto de Rusia y Ucrania es necesario conocer el genocidio de la OTAN en Yugoslavia.
Después de la disolución de la URSS, la OTAN atacó Yugoslavia en supuesto auxilio de la independencia de Bosnia y Herzegovina. Como este ataque significó el desmembramiento de ex territorios de la URSS, la OTAN no escatimó recursos armamentísticos. Entre 1991 y 2001, se asesinaron 200 mil personas, en su mayoría civiles. Un genocidio total. En 1999, la Corte Internacional de Justicia emitió una resolución consultiva para ratificar la posibilidad de independencia unilateral de Bosnia y Herzegovina, capital Sarajevo, lo que ya es parte del Derecho Internacional.
Aunque en Crimea, Donetsk y Luhansk se realizaron consultas populares en 2014 con el 91 y 95% en favor de la separación de Ucrania, por su parte, EEUU, Europa y la OTAN no reconocieron estas independencias, lo que sí hizo Rusia. Es decir, que primero la OTAN participó en un genocidio para la independencia de Bosnia y Herzegovina, y ahora participa en otro para que los territorios de Ucrania no se independicen. De tal modo, queda claro que los intereses geopolíticos de EEUU y la OTAN, priman sobre el derecho internacional.
Producto del último conflicto, se ha disparado el precio del barril de petróleo que ya supera los 115 usd y sus derivados; de los granos y metales, del transporte público y mercancías. La inflación en Rusia, Europa y EEUU se ha elevado sustancialmente.
En varios convenios por la paz entre 1991 y 1996, la OTAN aseguró a Rusia que no se iba a expandir a más países. Sin embargo, de 1997 a 2022, la OTAN ha incorporado a 14 países más: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Eslovenia, Croacia, Montenegro, Albania, Macedonia del Norte y Bulgaria, la mayoría pertenecientes anteriormente a la URSS. Por si fuera poco, la OTAN trata como aspirantes a Ucrania, Bosnia y Herzegovina, Georgia, Suecia, Finlandia y otros países más. La doctrina de la OTAN manda a que todos los países que pertenezcan a ella deben tener armamento de su producción y deshacerse del anterior. De este modo, el armamento proveniente de la ex URSS ha pasado al mercado informal en Medio Oriente, América Latina, a bandas delincuenciales y narcotraficantes, mientras que los países compran nuevo armamento en su mayoría proveniente de EEUU.
Europa y la nueva barrera armada de la OTAN se han inundado de bases militares estadounidenses. Cuatro de las cinco empresas más grandes del mundo pertenecen a EEUU (Lockheed Martin, Boeing, Raytheon, Northrop Grumman) y solo una a Reino Unido (BAE Systems). En este sentido, los reclamos de Rusia contra la OTAN, EEUU y Europa son completamente justificados. La responsabilidad de Rusia es la de convertir la guerra civil de Ucrania en una guerra internacional. Algunos diputados europeos como Peter Bystron, del congreso alemán, creen que la actual posición de Rusia es culpa de la misma Unión Europea y su excesiva permisividad con la OTAN. El conflicto Rusia-Ucrania podría acabarse con el reconocimiento del derecho internacional a la independencia de Crimea, Donetsk y Luhansk, para evitar otro genocidio como el de Yugoslavia, del cual la OTAN se lavó las manos.