¿Otro ejército?

Periódico Opción
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Por Mariano Santos N.

Hace pocos días durante una asamblea indígena, en Macas, Jaime Vargas habló a sus bases sobre la necesidad de crear un Ejército: “Vamos a organizar con nuestros excombatientes, con nuestra seguridad comunitaria; tenemos que hacer nuestro propio ejército que defienda al pueblo, nuestra propia seguridad desde nuestras comunidades”.

Esas declaraciones le valieron a Vargas un verdadero linchamiento mediático, bastante agresivo, no sólo en los grandes medios de comunicación, sus periodistas, sino también a través de los voceros del propio gobierno y otros analistas de la derecha y extrema derecha que hablan ya de la probable condena de entre 5 y 7 años de cárcel por subversión.

Entonces, Vargas ya fue condenado, por adelantado, pues dicen que ha incurrido en un gravísimo delito por lo que deberá pagar de entre 5 y 7 años en la cárcel.

Ese linchamiento mediático ha generado a su vez otros comportamientos regionalistas racistas y xenófobos; así entonces encontramos expresiones de Jaime Nebot, del gobierno, de los grandes medios de comunicación y de los llamados especialistas o expertos políticos.

Analicemos las declaraciones de Jaime Vargas desde dos ópticas diferentes.

Una primera tiene que ver con los guardias de seguridad, que es algo muy normal en nuestro país, ya que se considera que en el Ecuador existen más de 1 200 empresas que dan seguridad, negocio en el cual intervienen principalmente policías y militares retirados.

El tema de la ‘Guardia Indígena’ no es nuevo. El pueblo Sarayaku conformó en 2003 la Policía de la Comunidad, conocida como Wio, tras un conflicto con el gobierno. Ese grupo, integrado principalmente por jóvenes, brindó protección a los perseguidos Cléver Jiménez, Carlos Figueroa y, Fernando Villavicencio, luego que un fallo judicial amañado los condenara, en un juicio seguido por Rafael Correa.

¡Los pájaros disparando contra las escopetas! Fue precisamente Correa quien calificó a los Wio como Insurgentes, porque disponían de escopetas que utilizaban para la caza y protección, es decir, armas no precisamente de guerra. Igualmente, vale señalar que Además de los Wio están los Erash, Arutam, Etsa y otras formas organizativas.

Sin embargo, analicemos ahora desde otra perspectiva, desde los “ejércitos paralelos”.

Es bien conocido, desde tiempos inmemoriales, la existencia de ejércitos paralelos que surgían como una reacción frente al poder dominante, frente al explotador. En nuestro propio país, existieron ejércitos regulares e irregulares que combatieron, por ejemplo, la invasión incásica. Durante la colonia hay numerosos ejemplos de verdaderos ejércitos que combatían al colonialismo saqueador y explotador español integrados por los jóvenes de los pueblos originarios. Los Shuar y los Ashua, mal denominados jíbaros, escribieron legendarias acciones de resistencia muy importantes contra la dominación imperial española, tanto en lo que es hoy Ecuador, como en lo que es hoy Perú. Y eran considerados unos verdaderos guerreros durante la época colonial:

¿quién era Rumiñahui?, Un delincuente, según la corona española…

Precisamente, Jaime Vargas es un Indígena Ashuar…

Sin embargo, existen dos momentos históricos en que ejércitos paralelos jugaron un rol muy destacado en nuestra historia patria,  que produjeron cambios significativos en nuestra geopolítica, que bien vale la pena recordar ya que sus enseñanzas son muy aleccionadoras para el presente y futuro.

Un primer ejemplo es el del Ejército de los criollos, indígenas, cholos  y negros que comandaba el Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre y el libertador Simón Bolívar que nos independizó de España, dando origen posteriormente al actual estado del Ecuador. Cuando uno revisa los archivos de Indias, escritos por el sector dominante, colonial, de la época, se puede dar cuenta muy claramente que los integrantes de esos ejércitos revoltosos, así como sus mandos militares eran considerados como delincuentes, bandidos etc., etc., que merecían estar en la cárcel; es decir, eran calificados con los peores epítetos por parte del poder colonial.

A raíz de la gloriosa batalla independentista del 24 de mayo de 1822, los conceptos cambiaron diametralmente y hasta ahora es reconocida en nuestra historia nacional que quienes conformaron esos ejércitos revoltosos, de bandidos, no eran otra cosa que libertarios, fueron héroes, patriotas que lucharon contra los opresores y explotadores de la corona española, contra los que asesinaron  a más del 80% de nuestros pobladores  originarios, contra los que se llevaron todo…: son nuestros referentes más importantes en un cambio trascendental en nuestra historia nacional.

Pero, hay que recordar, sin embargo, otro hecho muy importante en nuestra historia nacional que tuvo su clímax el 5 de junio de 1895, la denominada revolución liberal.

Al igual de lo que ocurrió en la colonia, hasta fines del siglo XIX e incluso hasta los primeros años del siglo XX, Alfaro y otros líderes de las revueltas, de las Montoneras, así como sus integrantes, eran considerados por el poder dominante de la época, al igual que en el período colonial con los independentistas, como bandoleros y delincuentes…

Alfaro, los montoneros y sus gestas liberales son reconocidos hoy en día como aportes valiosísimos al desarrollo de nuestro país: nació el Ecuador contemporáneo, fue el adiós a un pasado de matriz colonial y feudal.; Se estableció la libertad de cultos, lo que a su vez desembocó en la libertad de prensa y opinión( antes controlada por la Iglesia); El nuevo marco jurídico dispuso que el Estado sea el encargado de dirigir y financiar al sistema educativo, bajo principios de universalidad, gratuidad y laicidad; las reformas liberales abrieron la puerta para que la mujer saliera de su ‘celda doméstica’ y se incorporara activamente a la vida del país tanto en lo educativo como en lo laboral.

Quien dirigió precisamente ese gran ejército «subversivo», el ejército liberal, fue el connotado hombre, muy reconocido en el Ecuador, en las fuerzas armadas, a tal punto que el colegio militar donde se forman los oficiales militares, lleva su nombre: Eloy Alfaro, el viejo Luchador, quien  tiene varias frases célebres; aunque hay una que nos debe llamar a la reflexión: «la libertad no se la implora de rodillas, se la consigue en el campo de batalla con el arma al brazo»…

¿qué habrá querido decir?…

Decir que Correa tuvo una incidencia fundamental en las movilizaciones de octubre, es magnificar a la delincuencia y minimizar, por otro lado, el despertar, de la ira e indignación de los pueblos del Ecuador que hizó sentir su voz de protesta, por numerosas razones plenamente justificadas.

Igualmente, decir que Maduro estuvo atrás de las acciones, es tener una visión simplista y miope de lo que ya está ocurriendo en varios países de América: en Chile, Argentina, Paraguay, Brasil, Colombia, Honduras, Guatemala, Panamá, Haití, se dan importantes y gigantescas movilizaciones populares que cuestionan a sus gobernantes, llegando incluso en varios de ellos a pedir su salida, acciones en las cuales la paz no se ha hecho presente. Acaso, ¿son hordas de delincuentes y maleantes las que quieren cambiar las cosas en nuestra América ?; evidentemente, si hay una violencia reaccionaria, una violencia desde el poder, existe también como antítesis, una violencia revolucionaria desde los pueblos…

La gran burguesía nacional y sus sirvientes al gran capital, ¿no se habrán dado cuenta que durante la existencia de los ejércitos «paralelos» de la independencia o la revolución liberal se produjeron cambios drásticos importantes y la violencia estuvo presente no porque los que tenían la razón lo querían sino porque los opresores lo hacían y obligaban a ese estado de violencia?

El Gobierno habría demostrado, según ciertos analistas, en este período aparentemente no solo ingenuidad, sino incompetencia. No, esto no es real, pues lo que sucede es que tenemos un gobierno que está al servicio del gran capital pese a su verborrea, sino, analicemos un pequeño ejemplo: durante la campaña electoral, Moreno repitió varias veces que jamás iba a dar paso a los paquetazos ni a las privatizaciones y que iba a estar al servicio de los pobres… Sus acciones son totalmente opuestas ¡Cuánta hipocresía! 

Sin embargo, gran parte de la violencia es generada desde el propio poder. El ministro de defensa Oswaldo Jarrín, ya les declaró la guerra a los pueblos del Ecuador; ¿así, se explica el bombardeo, la gran cantidad de bombas lacrimógenas echadas en las universidades donde se hospedaban niños, mujeres embarazadas, adultos mayores etc.?

Según este ministro, cinco universidades eran centros de abastecimiento para los manifestantes y los grupos que actuaban vandálicamente durante las protestas y afirmó que en toda la protesta actuaron bandas criminales y grupos violentos…», Declaraciones textuales de Jarrín, es decir, verdaderos maleantes, para Jarrín… lo que obligó a una fuerte réplica de las autoridades de las cinco universidades que respondieron y rechazaron esas maliciosas expresiones.

El propio vicepresidente, Otto Sonnenholzner, aseguró que «…el país tiene nuevos enemigos cuyo objetivo es poner al Estado al servicio claro del crimen organizado, del narcotráfico y de poderosas mafias.  …”

Un editorialista del diario Expreso, cuyo nombre ni siquiera vale la pena mencionar, escribía este 23 de octubre:

«…No importa la etnia, minoría, mayoría, partido o fuerzas insurgentes a los que estos criminales pertenezcan; se deben sancionar los delitos tipificados

en la legislación y reprimir su cometimiento. Caso contrario, la moraleja de esta historia es que las cosas en Ecuador se obtienen por la fuerza y que cuando se las logra, habrá impunidad, implicando que impera la ley de la selva y que el uso de la fuerza por parte de los manifestantes es el camino para imponer sus ideas sobre las de los demás…”.

No se puede sostener ninguna democracia sobre las necesidades insatisfechas de la gente, sobre el hambre y menos en pobreza y desigualdad.

En Ecuador la mayoría vive al día, más de 5 millones de personas están bajo la línea de pobreza. Para ellos la diferencia de 1 centavo en un transporte significa mucho, peor si se habla de 5 o 10. En el campo, donde existe la mayor cantidad de pobres, si sube el combustible, los intermediarios castigan en el precio a los productores, injustamente, porque cobran más por los productos en los mercados. Es fácil tomar decisiones desde el escritorio, ejecutando modelos impuestos desde el extranjero.

Con sus acciones y las de sus subalternos, Moreno más parece sumergirse en una historia de encubrir la desigualdad e injusticia social y ver fantasmas por todo lado al igual que otro expresidente; y, tiene las mismas pesadillas del asaltante refugiado en Bélgica, por eso la razón de su precipitada huida a Guayaquil.   

Actualmente existe en el Ecuador aproximadamente 1,3 millones de jóvenes, de entre 18 y 30 años de edad, que no trabajan, tampoco estudian. Precisamente son jóvenes quienes estuvieron a la cabeza de las grandes movilizaciones en el País. En Chile y los demás países que mencionamos en líneas anteriores existe un fenómeno parecido, millones de jóvenes que no estudian, tampoco trabajan, en donde también se generan estas revueltas y son los protagonistas, están a la vanguardia de esas importantes acciones.

¿Serán parte de otros ejércitos libertarios?

¡Los pueblos despiertan, los pueblos se levantan!

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