Palestina:  La Nakba y 76 años de crímenes del nazisionismo israelí

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Por Pablo Jofré Leal*

Suelo, en este portal, cada 14 de mayo desde que colaboro con HispanTV el no frenar la necesidad del recuerdo. Lo considero mi deber como analista y sobre todo por la necesidad de develar los crímenes que comete el régimen nacionalsionista israelí contra el pueblo palestino. Me obligo día a día que la causa palestina será fuente de inspiración.

Es indudable para el pueblo palestino, que el 14 de mayo representa una fecha trágica, dolorosa pues significó el nacimiento como ente internacional a un sujeto político bajo el marco de la ideología sionista. Una creación artificiosa que bautizaron con el alias de Israel y que hoy se ha constituido, ya sin duda alguna, para los pueblos del mundo como la principal asociación delictiva y criminal del planeta. Una compañía transnacional amparada y protegida tanto por Estados Unidos como sus socios europeos representados fundamentalmente por Francia, Gran Bretaña y Alemania donde los grupos de interés y presión sionistas manejan la política exterior de todos los gobiernos de estas potencias occidentales, no importando la denominación política de sus gobernantes.

El 14 de mayo de 1948 refiere tres hechos relevantes: primero el fin del mandato británico sobre Palestina signado por la decisión de la Sociedad de las Naciones, tras el fin de la Primera Guerra Mundial, que entregó al imperio británico la administración de este territorio. En segundo lugar, la supuesta independencia de los sionistas que declaran el nacimiento del ente al cual bautizaron con el nombre de Israel, que estaba conformado por miles de colonos venido principalmente de Europa. Y, en tercer lugar, para concretar el origen de ese régimen sionista se da comienzo a lo que se conoce como Al Nakba –la catástrofe en árabe–, por lo que significó el ataque militar de las organizaciones terroristas del sionismo para expulsar al menos a 750 mil palestinos de sus tierras ancestrales y dar el punto de partido como hito, de una etapa histórica, donde el crimen, la colonización, ocupación y destrucción, han sido conceptos que se han hecho carne en la vida de millones de palestinos, despojados de sus tierras, sus viviendas, sus bienes para dar paso a aquella plaga de salteadores, definidos por el propio ex primer ministro sionista David Ben Gurion – cuyo verdadero nombre fue David Green de origen polaco –  como una “sociedad de ladrones” que se abalanzaron sobre las riquezas palestinas (1)

En este 14 de mayo del 2024 asistimos, nuevamente, a lo que ha sido una dirección y forma de vida evidente cuando hablamos del nacionalsionismo israelí: la consolidación de la impunidad como conducta, en materia de cumplimiento del derecho internacional. Este 2024 nos encuentra con un mayo sangriento para el pueblo palestino, como todos los días y todos los meses y años desde aquel 14 de mayo del 2024 y que, en este caso desde el 7 de octubre del 2023, tras la operación de la resistencia palestina Tormenta de Al Aqsa, hemos sido testigos de la política de exterminio llevado por criminales militares y colonos extremistas que actúan como paramilitares, ello con el apoyo social que es mayoritariamente favorable al exterminio del pueblo palestino. Los grupos antisionistas dentro de la comunidad israelí son pequeños, invisibilizados y atacados permanentemente por aquellos miembros de esa misma sociedad de colonos que actúa como una plaga embrutecida, ciega de odio y salvajismo. Dotada de impunidad absoluta por el silencio cómplice de aquellos que suelen desgarrar vestiduras cuando se trata de hablar de derechos humanos cuando pero cuando no se trata de sus cervatillos.

La casta sionista israelí es un consorcio delictivo, una comunidad perversa y delirante (2). Efectivamente, y en esto reitero lo sostenido en innumerables oportunidades: a 76 años de Al Nakba. A 58 años de la Guerra de junio de 1967, a 31 años del fraude denominado Acuerdos de Oslo y 18 años del continuo bloqueo criminal contra la Franja de Gaza, Israel demuestra ser una maquinaria criminal. Una sociedad maligna, una sociedad ladrones como la definía su propio ex primer ministro David Ben Gurion. Un régimen depredador, que no dejará de ocupar territorio palestino, a no ser por la fuerza de la razón y la acción de Palestina y su pueblo. Como también el trabajo de aquellos que creemos en la justicia, así si ella se ejerce con todas las formas de lucha contra el terrorismo institucionalizado a partir de la creación de la entidad sionista.

Entender el proceso de exterminio o política de solución final al estilo nazi que lleva a cabo el nacionalsionismo israelí exige dar un breve recorrido por la historia. Esto porque el nazisionismo israelí es un ente que surge de determinaciones arbitrarias y el peso de la conciencia de una comunidad internacional que quiso, mediante la partición de Palestina – Resolución N° 181 de noviembre del año 1947 – ceder aquello que no le pertenecía, y con ello tratar de apaciguar su responsabilidad frente a los crímenes del nacionalsocialismo. Claro está, que ha sido el pueblo palestino el que ha tenido que pagar las consecuencias de una guerra europea y donde Palestina no tuvo arte ni parte. Se creó una presión internacional para usurpar y repartir la tierra ancestral del pueblo palestino, para acoger esa idea peregrina de “un hogar nacional judío”. Imagen nacida, no de aquellos que profesaban la religión judía sino del fundamentalismo cristiano, interesado en sacar a esos “creyentes molestos” de tierras cristianas. Objetivo que encontró en europeos, originalmente multimillonarios, que tomaron esas intenciones y comenzaron a darle cuerpo en virtud de intereses territoriales, económicos y de expansión primero del imperio británico y posteriormente bajo los intereses de Estados Unidos, que surge como superpotencia tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Todo ello permitió la consolidación de un sionismo violento, extremista, delictivo, sanguinario, genocida. Un nacionalsionismo de nuevo cuño, que pasó de ser considerado víctima a convertirse en una sociedad victimaria. A 76 años de Al Nakba ha quedado establecido que Israel no dejará de ocupar los territorios apropiados de la ribera occidental. Seguirá violando todas y cada una de las resoluciones emanadas de organismos tan diversos como las Naciones Unidas, su Consejo de Seguridad, la Asamblea General, la Unesco o cualquiera otra que ha demandado a Israel que cese su policía criminal contra el pueblo palestino. Un Israel enfrascado en su política colonialista, racista y criminal y que nos permite, con justa razón, parafrasear su actuar, definiéndola como un régimen nacionalsionista. Un Israel que, en siete meses de agresión contra Palestina, especialmente contra la Franja de Gaza, ha asesinado a 35 mil palestinos, entre ellos 16 mil niños, cientos de recién nacidos asesinados en sus incubadoras, en las salas de maternidad. Niños bajo los escombros de casas, escuelas y hospitales mientras las hordas nazisionistas se regocijan comiendo hamburguesas, tomando café y bebidas proporcionadas por sus empresas patrocinadoras como una especie de espectáculo macabro, donde los avisos publicitarios se exhiben con la soldadesca.

¿Cómo no definir a la entidad sionista como un régimen terrorista, una imitación siniestra del régimen nazi, si cada una de sus acciones así lo refleja desde que comenzó su proceso de asentamiento en Palestina a fines del siglo XIX y que hoy se expresa en el exterminio de la población de Gaza? Mujeres, hombres y entre ellos 16 mil niños. 10 mii palestinos bajo los escombros. Ciudades destruidas hasta los cimientos, sin agua, ni electricidad, ¿tratados como animales? El 14 de mayo de 1948 fue el disparo de inicio, para un proceso de limpieza étnica que no ha cesado en 76 años y que se intensifica a niveles propios de un régimen devastador, sediento de sangre, ávido de territorios. Una conducta que se expresa en acciones propias de aquella política que conocimos bajo el nazismo: construcción de miles de viviendas en asentamientos tan ilegales como criminales en la Cisjordania ocupada. Muros de segregación, demolición de miles de viviendas palestinas, el bloqueo criminal de la Franja de Gaza y la operación militar de exterminio llevada a cabo contra este enclave.

Foto aérea de la destrucción del barrio Madinat Al Zajra en Gaza. / SAMUEL ARANDA

 Una Al Nakba catalizada por la acción del terrorismo sionista, pletórico de furor homicida, que aplica la política aprendida de las hordas nacionalsocialistas, arrasando casas, cultivos, demoliendo construcciones, quemando y que asesinaron a todo aquel que se cruzara en su camino. Expresión brutal y eficiente de los aprendices de las técnicas del Tercer Reich. El régimen nacionalsionista tiene una sed criminal sin saciar contra un pueblo pacífico, cuyo gran pecado no fue haber impedido con fuerza, desde el inicio, la presencia colonialista de los judíos sionistas europeos llegados en tropel, en hatajos ambiciosos a tierras palestinas desde fines del siglo XIX. Este 14 de mayo nuestro corazón, nuestra mente, nuestras acciones están más que nunca con el pueblo palestino, por el logro de su definitiva autodeterminación y donde el objetivo permita también la eliminación de la faz de la tierra de esta ideología denominada sionismo. Esto, por el bien del conjunto de la humanidad.

Artículo para HispanTV. Publicada, martes, 14 de mayo de 2024

Fuente: HispanTV

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