Por Francisco Escandón Guevara
El gobierno de Moreno desempolva las viejas fórmulas neoliberales. Al compás de su tibio discurso justifica el intento de paquetazo culpando a Correa, a los bajos precios de cotización del petróleo, al desplome de las bolsas de valores y hasta a la propagación del coronavirus.
Así se niega a admitir que la profundización de la crisis fiscal del Ecuador, su transformación en una crisis económica recesiva, es producto de la irresponsable firma de la Carta de Intención con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pues este organismo crediticio impuso una receta de medidas que impiden al Ecuador adoptar políticas soberanas y alternativas para enfrentar los efectos de la actual depresión del capitalismo mundial.
No sólo se trata de ignorancia, sino al parecer hay intencionalidad de ahondar la crisis, pues es evidente que los recortes presupuestarios a la educación, universidades, seguridad social o producción, que la confiscación abusiva e inconstitucional de salarios a trabajadores (al igual que lo hizo el correísmo), que el despido de servidores públicos, que los nuevos impuestos a los propietarios de vehículos, que el crecimiento de la deuda externa, que la imposición de leyes antiobreras, etc., no son la solución.
Moreno oculta que estas medidas económicas las decidió tiempo atrás y que esperaba el momento oportuno para anunciar la reprogramación de las órdenes dictadas por el FMI, más aún luego del examen trimestral hecho por el Fondo que derivó en la suspensión de la línea de créditos internacionales.
Por ahora el gobierno débil e impopular no insistió en la eliminación de los subsidios a los combustibles, ni en la elevación del IVA o en la privatización de las áreas estratégicas del Estado, aunque no desestima adoptarlas en el futuro inmediato; todo dependerá de la capacidad de reacción del pueblo que tiene en su ADN la victoria del Levantamiento indígena y popular.
El paquetazo no es la salida para un pueblo desempleado, la desinversión social y la precarización del trabajo complicarán más la ya difícil situación. La crisis la deben pagar las élites que siguen enriqueciéndose aceleradamente y sin interrupción con el favor de cada gobierno.
Las páginas siguientes al combativo octubre están próximas a ser escritas.