Por Mariano Santos N.
En víspera de su posesión presidencial, Guillermo Lasso ya anunciaba sus malsanas intenciones de subastar todas las actividades hidrocarburíferas que todavía están en manos del Estado, a través de Petroecuador, al capital privado.
Más tarde, ya en el cargo, ofreció duplicar la extracción petrolera hasta el fin de su mandato, pero, tan cambiante como siempre, señalaba después, que la propuesta es a mediano plazo, que tomará de cinco a siete años… El plan original, era llegar a extraer 1 millón de barriles diarios hasta 2025.
Luego, vino otro anuncio, que, hasta el 31 de diciembre del 2021, el país iba a subir un 8% en la extracción petrolera, es decir, llegar a 526.000 barriles diarios, sumando lo de Petroecuador y las compañías.
En enero del 2022, se pudo constatar que no hubo el tal aumento y, más bien la misma se redujo. Más tarde, a través de sus voceros, aseguró que en su primer año de gestión iba a aumentar en 100.000 barriles diarios la producción nacional, aunque luego, dijeron que era una meta hasta finales del presente año.
Entonces, ¿qué ha ocurrido?
Al cabo de 12 meses de gestión, veamos qué ha pasado con esa extracción petrolera, principalmente en lo que concierne a lo estatal, de Petroecuador.
Al analizar la producción-extracción petrolera en este primer año, resulta que tenemos resultados similares a los incumplimientos ya señalados, pues, el 24 de mayo del 2021 la misma estaba en 395.095 BPPD, mientras que, al 24 de mayo del presente año 2022, estuvo en 382.400 BPPD, lo cual quiere decir que la producción-extracción petrolera en Petroecuador, en vez de aumentar como lo repitió una y otra vez Lasso, ha disminuido en 12.695 barriles diarios, al cabo de un año de su gestión.
Sin embargo y, con el propósito de maquillar las cifras, resulta bastante grave que las autoridades energéticas se hayan inventado ahora una «nueva» forma de difundir los datos, una verdadera manipulación mañosa, como veremos a continuación:
Así, en la nueva contabilidad de la producción, se suma ahora la producción de gas; por un lado, se incorpora la extracción de gas del campo Amistad del Golfo de Guayaquil; por otro, el gas que se procesa en la planta de gas de Shushufindi y, lo grave e inaudito, hasta, el gas que ni siquiera se recupera, pues es el que se desperdicia y se quema en los mecheros de los pozos de la Amazonía. Estos 3 rubros del gas equivalen a unos 9.000 barriles de petróleo, que, de forma por demás ficticia «aumenta» en ese monto la extracción petrolera, que llaman ahora los “barriles equivalentes” en gas natural.
Es que lo anterior es un reflejo de las propias autoridades. Hasta hace poco, el ministro de energía era Juan Carlos Bermeo, puesto por un prófugo de la justicia ecuatoriana, William Phillips, condenado a 8 años de prisión en el caso Sobornos. Bermeo era alto ejecutivo en el grupo Azul, cuyo propietario era Phillips, que, aliado a una empresa extranjera, obtuvo suculentos contratos en el gobierno de Rafael Correa, por más de 3.000 millones, en las refinerías de Esmeraldas y en la «invisible» de Manabí.
El actual gerente de Petroecuador, no se queda atrás, Ítalo Cedeño, fue puesto por el banquero, ahora ya no prófugo (pues la corte nacional de justicia lo declaró INOCENTE) Roberto Isaías; era el gerente de una empresa fantasma, llamada Petro Manabí, creada en un paraíso fiscal por los hermanos Isaías. Esta empresa de papel, cometió numerosas irregularidades, transacciones, cesiones y un largo etc. beneficiándose de la extracción petrolera en el campo Palo azul, a fines del siglo anterior y comienzos del actual.
Luego de haber sido declarados inocentes, los Isaías vienen por el vuelto. En una primera demanda reclaman nada menos y nada más que $2.000 millones, por «daños y perjuicios»…En otra, reclaman que se les devuelva los bienes incautados que todavía no han sido vendidos por el Estado. Ahora, ¿será que vienen por alguna otra cosita en Petroecuador?, sobre todo porque tienen un gerente «propio» quien les podrá recomendar la inversión más rentable y, por sobre todas las cosas, con la ley de la reforma tributaria aprobada por el ministerio de la ley, que guarda en reserva el monto y nombre de aquellos que decidan traer sus dineros desde los paraísos fiscales; podrán intervenir en la subasta de los bienes ecuatorianos, a través de testaferros, pero haciéndose pasar como inversión extranjera.
Esto de las cuotas en Petroecuador, al igual que en otras dependencias públicas como hospitales, etc. no es nuevo. La presidenta de la asamblea Guadalupe Llori ha sido denunciada por el asambleísta Bruno Segovia de haber recibido, a más de otras cositas, por parte del Gobierno algunas cuotas en Petroecuador. Pero, resulta que el principal defensor de Guillermo Lasso, en cualquier terreno que sea, Fernando Villavicencio, convertido ahora en fraternal amigo de las privatizaciones, también ha recibido 2 importantes cuotitas en Petro. En una de ellas, el subgerente de comercialización, pupilo de don Villa, será el responsable, nada menos que de la subasta de las 45 gasolineras de Petroecuador, 43 de las cuales están en las fronteras con Colombia y Perú, los 2 restantes en Galápagos, que pasarán a manos privadas. ¿Habrá peaje?…
La casa, ¡está en orden!